viernes, 15 de enero de 2010

ETICA PERIODISTA Y DIGNIDAD HUMANA.

"Mi libertad se termina donde empieza la de los demás". Jean Paul Sartre

He visto con mucha preocupación como la presentación sensacionalista de imágenes que muestran la gran tragedia haitiana en los medios de comunicación. Considero que debemos pensar en los efectos emocionales que causan estas imágenes en la cantidad de nacionales que tenemos en nuestro territorio.

El Código de Etica del Periodista Dominicano establece en su artículo 11 que el periodista defenderá la dignidad humana, la convivencia social y los valores esenciales de las comunidades. Los medios y los periodistas se deben a la gente. Están sujetas a normativas legales y morales que no deben ser transgredidas bajo ninguna cirncunstancia. La dignidad de la persona humana entra en este grupo.

Sabemos que el trabajo periodístico no siempre respeta la dignidad de las personas pero hay que hacer un esfuerzo. Respetar el dolor de nuestros vecinos es una forma de ayudar. El trabajo de los medios debe orientarse a promover la solidaridad. Reanimar e impulsar esfuerzos para hacer que la población supere paulatinamente el trauma del Terremoto.

Las imágenes que llegan hasta nuestros hogares son deprimentes y no encajan dentro del ejercicio ético de la comunicación. Podemos describir, narrar y televisar pero sin caer en "crónica roja". Hagamos gala de respeto y la solidaridad como siempre, pero paremos esta mala práctica.

El experto en Bioética, Dr. Miguel Suazo refiere que hay que reivindicar la dignidad humana no solo en Haití y no solo en catástrofes sino también cuando vemos por televisión cuando los llevan en un motor, en una camioneta, arrastrados por el asfalto “porque ya no sienten”. Es un tema a incluir en nuestra educación, sobre todo médica, en nuestras escuelas de medicina, hospitales, en la sociedad.

En ese mismo orden el destacado periodista colombiano Javier Darío Restrepo al responder a una pregunta sobre el asunto en su Consultorio Etico reponde que "si es para causar sensación o satisfacer la curiosidad morbosa del público e incrementar circulación o sintonía, es obvio que estamos ante una conducta contraria al deber ser ético". Sólo se deben publicar las imágenes que agregan valor al material informativos, sin ofender a los receptores.

No sólo sufren con este "bombardeo" los familiares, amigos y relacionados sino también la niñez que observa escenas extremadamente fuertes de muerte, dolor y desesperación. Volquemos nuestros esfuerzos al apoyo de la solidaridad sin agravar la dramática situación del pueblo haitiano. Honrar, honra.

Fabián Díaz Casado
15 de enero del 2010.

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