sábado, 28 de septiembre de 2013

REFLEXIONES SOBRE GOLPE DE ESTADO DE 1963.

“El digno clarín de la redención sonó tras el Golpe de Estado de 1963, retumbó con fuerza en las Escarpadas Montañas de Quisqueya. Su eco fue escuchado por el pueblo en 1965; una vez más dijo presente y echó caminar la máquina de la historia tras el rescate de las banderas progresista”.

El pasado 25 de septiembre se conmemoró tímidamente en el país el 50 aniversario del fatídico golpe de Estado prohijado y ejecutado por la ortodoxia conservada de la sociedad dominicana al gobierno democráticamente electo del profesor Juan Bosch. Esta debió ser una fecha para analizar y reflexionar sobre el impacto que aquel acontecimiento produjo sobre la naciente democracia dominicana.

Esos sectores, enquistados en la cúpula, oligárquica, eclesiástica y militar, asociados a sectores empresariales conservadores, junto a la claque trujillista que buscaba cobijo en cualquier espacio que facilitara la reorganización de sus fuerzas y su reinserción en el nuevo esquema político del país, siempre y cuando, fuera del lado de la ortodoxia conservadora de la sociedad dominicana. Un gobierno honesto y progresista era inconcebible para la rancia oligarquía del país y sus socios imperiales.

Esas fuerzas encontraron un fuerte respaldo en la estrategia de política exterior diseñada por los Estados Unidos para América Latina en el contexto de la Guerra Fría. Consideran a Latinoamérica y el Caribe como su “patio trasero”, lo que explica en parte, su política agresiva e injerencista en la región.

La cadena de bases militares y las ocupaciones directas, Golpes de Estado, espionaje, terrorismo, conspiración abierta y encubierta, el asesinato de líderes progresista testimonian la agresividad del imperio. El Caribe, particularmente, es una “Frontera Imperial” como escribió el profesor Juan Bosch en célebre obra De Cristóbal Colón a Fidel Castro.

El triunfo de la Revolución Cubana y la reciente derrota de la invasión mercenaria en Bahía de Cochinos en 1962 habían exacerbado el ímpetu sanguinario de los Halcones de Washington. La línea de acción era clara;  el imperio se había propuesto evitar el surgimiento de otra Cuba en el Caribe. El ejemplo de Cuba ponía en aprieto a los estrategas militares y a la diplomacia norteamericana.

Primero enviaron a sus chacales vestidos de diplomáticos y lobistas a gestionar espacios de acción en el gobierno que se iniciaba. Al constatar que la actitud del nuevo gobierno era romper con los monopolios que impedían el desarrollo y buscar otros horizontes para establecer alianzas que viabilizaran la ejecución las políticas de desarrollo que se habían comprometidos.

Convencidos de que los cambios no le favorecían, los norteamericanos, encabezados por Lyndon B. Johnson,  pasaron a la conspiración abierta y frontal. Apoyan a los sectores que planearon y ejecutaron el funesto golpe de Estado. Johnson asumió el cargo de Presidente, después del asesinato de John F. Kennedy el 22 de noviembre de 1963.

Consumada la traición y efectuado el derrocamiento del gobierno legal y legítimamente electo del profesor Bosch, instalaron un Triunvirato, bien instruido en las artes de la corrupción, obediente a los mandatos yanquis y altamente dócil a las pretensiones de los sectores golpistas.

La indignación popular y la reacción de los sectores progresistas no se hicieron esperar. En el mes de diciembre de 1963 se subleva el Movimiento Revolucionario 14 de Junio, comandado por su líder, Manuel Aurelio Tabares Justo. Esta agrupación política exigía, con las armas en la mano el retorno de la constitucionalidad. Se establecieron varios frentes guerrilleros.

El movimiento guerrillero fue aplastado por las huestes del gobierno golpista y la mayoría de los integrantes fueron fusilados, incluido su máximo líder, a pesar de haber acordado la rendición y el respeto de la vida de los insurgentes. Esta acción acentuó el rechazo al gobierno de facto del Triunvirato, así como a la represión que éste imponía.

A pesar de la derrota militar, la acción heroica del 14 de Junio incentivó vasto movimiento constitucionalista que incluyó a sectores progresistas de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. El Triunvirato seguía reprimiendo los constantes y diversas acciones de protestas que se desarrollaban en el país. Mientras eso se producía el gobierno corrupto y entreguista junto a y los sectores que lo apoyaban saqueaban al Estado.

Los grupos que exigían el retorno a la Constitución de 1963 operaban secretamente y organizaban la acción. Entre especulaciones y purgas militares se gestó el Movimiento Constitucionalista en seno de las Fuerzas Armadas, creado bajo el liderazgo del coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez e integrado por oficiales progresistas. Esos militares asumieron, con todos los riesgos que implicaba, la defensa de la Constitución y de la Democracia. Descubierta la conspiración en los cuarteles, Fernández Domínguez es enviado a Chile como agregado militar.

La responsabilidad del movimiento quedó en manos de los coroneles Hernando Ramírez, Francisco Alberto Caamaño Deñó, Juan María Lora Fernández y Ramón Antonio Montes Arache. La decisión de los militares constitucionalistas de defender la institucionalidad democrática y el arrojo demostrado en la Revolución de Abril, los coloca en un sitial especial en la historia del país.

El 24 de Abril se produce un levantamiento popular que rápidamente se transforma en una insurrección armada contra las fuerzas del Triunvirato. Los días siguientes fueron de organización, combate y resistencia. Iniciaron los combates y la toma de zonas estratégicas. El pueblo y los militares constitucionalistas se combinan para dar la batalla a las fuerzas militares que defendían al gobierno de facto. Se entregó armas a la población civil y las acciones militares tomaron rumbo hacia la guerra.

Del 24 al 27 de abril el pueblo en armas, el liderazgo político y militar progresista avanzaban hacia el objetivo. Asustados, acorralados y desesperado tras la arrolladora y sangrienta batalla del Puente Duarte, los golpistas  solicitan la intervención militar de los Estados Unidos, quienes eran parte interesadas en el conflicto. Inmediatamente las tropas gringas desembarcan más de 40 mil soldados. Lo que inició como una insurrección popular se transforma, entonces, en una Guerra Patria por la defensa de la soberanía.

La Fuerzas de Estados Unidos desembarcan y empiezan a operar, violentando la soberanía nacional e imponiendo su estilo: dividieron la capital, estableciendo un cordón que aisló a revolucionarios en la denominada Zona Constitucionalista. Luego tras la presión internacional hacen que su “Ministerio de Colonias” asuma el control de la invasión. Así entra en acción la tristemente célebre Organización de Estados Americanos, OEA. En un intento por legitimar su agresión crean la Fuerza Interamericana de Paz, gestionada, asesorada y vigilada por los norteamericanos.

Para gestionar mejor su estrategia interventora se creó un gobierno paralelo, al servicio y bajo la asesoría de los norteamericanos que se denominó Gobierno de Reconstrucción Nacional y tenía como cabeza a. general Antonio Imbert Barreras. Paradójicamente, quien participó en el ajusticiamiento del tirano Trujillo, acto que le mereció el título de “Héroe Nacional” se prestó conspirar contra el primer gobierno electo tras la sanguinaria dictadura que impuso la familia Trujillo a la República Dominicana de 1930 a 1961.

Las acciones de los Constitucionalistas tomaban forma y luego de un intento fallido por colocar en el poder al licenciado Rafael Molina Ureña, presidente de la Cámara de Diputados, dada la imposibilidad del retorno del presidente Juan Bosch al país. Bosch dispuso, desde el exilio, que el Gobierno Constitucionalista fuera presidido por el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, quien había comandado a las fuerzas que exigían su retorno.

La Fuerzas Constitucionalistas combatieron y resistieron heroicamente, primero entre los bandos nacionales y luego contra el yanqui invasor. Una operación de exterminio fue lanzada contra las fuerzas que combatía fuera de la Zona Constitucionalista en la parte norte de la capital. Esta acción cobarde, denominada por los invasores como Operación Limpieza dejó una considerable de bajas entre muertos y heridos.

Tras arduas y complejas negociaciones se pactó un acuerdo de desocupación que puso fin a la contienda bélica, no así la cacería de los revolucionarios y constitucionalistas. Se pactó entre otras cosas, la desocupación del país, la disolución tanto del Gobierno Constitucionalista, que presidió el coronel Francisco Alberto Caamaño como el de Reconstrucción Nacional encabezado por Imbert Barreras.

El coronel Fernández Domínguez, líder de los militares constitucionalistas, había caído en combate  el 19 de mayo de 1965 en un intento fallido por tomar el Palacio Nacional. Junto a él cayeron varios dirigentes del 14 de Junio, entre los que se destacan Juan Miguel Román y Euclides Morillo, así como Ilio Capocci, quien se desempeñaba como instructor del Cuerpo Elite de la Marina de Guerra, los Hombres Ranas que comandaba Montes Arache. La Guerra también se llevó al coronel Juan Lora Fernández. Este cayó al concluir la misma en un ataque de fuerzas golpistas a los revolucionarios en Hotel Matún de Santiago.

Se acordó la creación de un Gobierno Provisional, que tras barajar varias opciones, fue presidido por el licenciado Héctor García Godoy, un veterano diplomático de la Era de Trujillo. Ese gobierno tenía la responsabilidad de organizar las elecciones. Estas se efectuaron el 1 junio de 1966, tras una accidentada campaña electoral caracterizada por la intolerancia, la violencia y el terror político.

El Dr. Joaquín Balaguer Ricardo y el Lic. se impusieron en la contienda electoral dada la falta de garantía para la participación de la oposición encabezada por ex presidente Juan Emilio Bosch y Gaviño. Era de esperarse que las fuerzas conservadoras impidieran el retorno de las fuerzas liberales y progresistas.
Balaguer se juramenta el 1 de julio de 1966 e inicia el tenebroso período conocido como

“Los Doce Años de Balaguer”. El deseo de los norteamericanos se había cumplido. La represión y la cacería de revolucionarios se acentuaron y las cárceles se llenaron de presos políticos. Había iniciado la dictadura ilustrada y la recomposición de las fuerzas conservadoras.

El Golpe de Estado de 1963 provocó una especie de hemorragia en la conciencia nacional que debilitó a las fuerzas progresistas y revolucionarias del país. El breve ensayo democrático y la constitución que nos legó, dejó ver las debilidades de un sistema político, atrasado, conservador y corrompido. Una vez más el conservadurismo y la ortodoxia política mutilan la posibilidad de instaurar un gobierno democrático, honesto y justo.

A 51 años de este acontecimiento se puede afirmar con toda propiedad, que a pesar del alto costo de la acción redentora de abril colocó al país en la línea digna de las naciones que no se doblegan sin combatir. El esfuerzo de los heroicos combatientes de la Guerra de Abril de 1965 también dejó claro la determinación del pueblo dominicano de defender su tierra a cualquier precio contra cualquier imperio.

Queda claro que para avanzar en la construcción  e institucionalización de un modelo de desarrollo que sustente un proceso democrático progresista, que coloque a la gente en el centro de su accionar se requiere mucho más que una buen texto constitucional como el logrado en 1963. Se requiere  que la clase política progresista asuma la vanguardia sin vacilaciones. Que se apegue al proyecto liberador con madurez política, honestidad, decoro, dignidad y coraje, ya que los sectores conservadores y los poderes fácticos no cederán sus privilegios y se opondrán a cualquier acción liberadora.

Muchas preguntas y pocas respuestas tras 50 años de aquel fatídico 25 de septiembre de 1963 ¿Dónde han quedado los postulados de la constitución democrática y progresista votada en 1963? ¿Quiénes empuñarán las banderas libertarias y los fusiles redentores en el Siglo XXI? ¿Cuál es el estado de la democracia dominicana a 50 años del Golpe contra Bosch y la democracia? ¿Cómo y dónde se gestarán las próximas batallas contra la injusticia, entreguismo y el injerencismo imperialista?

¿Qué tanto hemos ganado y cuánto hemos perdido en el camino hacia la cconstrucción de la institucionalidad democrática? ¿Quiénes son los Golpistas del Siglo XXI y cómo actúan? ¿Está a salvo la soberanía nacional? ¿Qué democracia queremos y cuál es el precio que estamos dispuesto a pagar para lograrla? ¿Estamos dispuestos a caminar o aceptamos que nos empujen? ¡Loor a los hombres y mujeres que digna y decorosamente defendieron la democracia truncada en 1963 la soberanía mancillada en 1965! ¡Otro mundo es posible y necesario!

lunes, 23 de septiembre de 2013

AMÉRICA LATINA BUSCA SU CAMINO.

“Y es que los revolucionarios seguimos haciendo la revolución aun después de muertos, cuando ya no tenemos voz para propagar las ideas revolucionarias, cuando ya no tenemos vida para empuñar el fusil, todavía nos quedan los huesos para que sirvan de banderas”. Amín Abel Hasbúm.
 
El 24 de septiembre de 1970 fue asesinado alevosamente el ingeniero Amín Abel Hasbum frente a su esposa embarazada y un hijo de ambos que apenas contaba con 2 años de edad. Amín había sido uno de los hombres claves de la Revolución y la Guerra Patria de Abril de 1965, por tanto estaba en la lista negra de la Agencia Central de Inteligencia y de los organismos represivos del gobierno de Joaquín Balaguer.
 
Abel Hasbúm nació el 12 de octubre de 1942. Hijo de Mahoma Abel y Liliana Hasbum. Sus estudios secundarios los realizó en el Colegio de La Salle, graduándose de Bachiller en Ciencias Físicas y Matemáticas en 1958. Ingresó a la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, que hoy lleva su nombre, donde obtuvo el título de Ingeniero Civil Summa Cun Laude. Esta es la más alta calificación que otorga la UASD a sus egresados.
 
“El Turco” como le apodaban cariñosamente sus amigos y compañeros de lucha, no tenía reparos cuando la causa revolucionaria y la patria misma reclamaban su concurso. Así lo demostró cuando al estallar la Guerra de Abril se incorpora a la lucha desde el mismo instante en que se inician las acciones armadas. Estaba recién casado con Mirna Santos y junto a ella se traslada a la capital desde San Francisco de Macorís para asumir su puesto en la línea de combate.
 
Desde muy joven se incorporó a la lucha contra los remanentes del trujillato, a la defensa de la constitucionalidad tras el Golpe de Estado perpetrado contra el gobierno democrático que encabezó el profesor Juan Bosch, así como a los golpistas del tristemente célebre Triunvirato que los sustituyó. En cada escenario se destacó por su disposición a la acción y el compromiso con los mejores intereses del pueblo dominicano.
 
Se enroló en el Movimiento Revolucionario 14 de Junio que formó y lideró Manuel Aurelio Tabares Justo, hizo gala siempre de su convicción marxista. Fue un fiel exponente del compromiso revolucionario y digno defensor de la autodeterminación de los pueblos. Este accionar lo llevó varias veces a las cárceles cuyos métodos de tortura son bien conocidos.
 
Dirigente estudiantil que prestigia la historia del movimiento estudiantil dominicano de aquella época gloriosa en que la juventud dominicana asumió el compromiso de darle el frente a los remanentes del trujillato, ahora representada por uno de sus discípulos aventajados: el doctor Joaquín Balaguer Ricardo.
 
En 1964 Amín es elegido como Secretario General de la Federación de Estudiantes Dominicanos y desde ese espacio participó activamente en la lucha política del país sin olvidar su responsabilidad académica. Entregado como el que más en la lucha por la Autonomía Universitaria y por el respeto a los derechos del estudiantado. Tanta fue la tenacidad y gallardía con que asumió su responsabilidad fue a la cárcel en varias ocasiones.
 
Amín no fue un combatiente más, si no un estratega político y militar. Junto a otros compañeros y compañeras fundó y dirigió la Academia Militar Constitucionalista cuya misión básica era preparar a los combatientes de la Patria en armas. Su bravura quedó demostrada en cada acción realizada por el comando de San Carlos al que perteneció.
 
Como pensador revolucionario plasmó sus ideas en una obra inconclusa que tituló: “América Latina Busca su Camino”. Partía de la experiencia revolucionaria de americana pero insistía en que el país debía aprender y sacar lecciones de esas luchas pero forjar una estrategia propia, partiendo de las características y particularidades del país.  Afirmaba que Latinoamérica y cada país, en particular tiene que elaborar su propia línea política revolucionaria, aplicando creadoramente a su historia y a su realidad la verdad universal del marxismo-leninismo.
 
Una de las acciones más osadas de Amín Abel y sus compañeros fue el secuestro del agregado militar norteamericano coronel Donald Joseph Crowley en 1970. La idea era canjear al secuestrado por una cantidad considerable de prisioneros políticos. Entre los canjeables se encontraba Maximiliano Gómez, líder del Movimiento Popular Dominicano.
 
El objetivo se logró, los revolucionarios salieron del país y  coronel Crowley fue liberado. Tras el hecho se produjo una verdadera cacería contra quienes participaron el mismo. Tanto los servicios de represivos del país como los norteamericanos hicieron gala de su saña. Amín era sindicado como el cabecilla del grupo y por tanto objetivo militar.
 
Su persecución concluyó en la mañana del 24 de septiembre, cuando se celebra en el país el Día de las Mercedes. Los servicios secretos llegan a la casa de la familia Hasbúm-Santos, acompañado de un fiscal, que resultó ser nada más y nada menos que un hermano del destacado periodista revolucionario Orlando Martínez Howley, asesinado por las mismas fuerzas que mataron Amín esa mañana trágica.
 
Se dice que, el Ayudante del Fiscal del Distrito Nacional, doctor Tucídides Martínez Howley dejó el escenario libre a los esbirros matones para que consumaran su macabra acción homicida. Por la muerte de Amín se condenó a un simple raso pero quienes dieron la orden siguieron operando su máquina sanguinaria. Era la estrategia de descabezar al movimiento revolucionario que había operado desde el ascenso de Balaguer al poder el 1 de julio de 1966.
 
Amín Abel, asesinado a los 28 años de edad, es parte de esa pléyade de revolucionarios y mártires de la lucha del pueblo dominicano y de América por encontrar su camino. Comparte ese mérito con Patria, Minerva, María Teresa y Manolo. También hacen parte de este selecto grupo el Dr. Hipólito Rodríguez, Juan Miguel Román, Homero Hernández, Orlando Mazara, Amaury Germán Aristy y sus compañeros, Manfredo Casado, Orlando Martínez, Otto Morales, Henry Segarra, Maximiliano Gómez, Rafael Tomás Fernández Domínguez,  Francisco Alberto Caamaño y los expedicionarios de Playa Caracoles.
 
Ellos y todos aquellos militantes revolucionarios que ofrendaron sus vidas y la tranquilidad de sus familias merecen un sitial en las mentes de los hombres y mujeres que aspiran a vivir en una sociedad donde la justicia social sea la norma y no la excepción ¿Cuál sería el escenario del país si estos hombres y mujeres hubieran logrado sus propósitos? Ellos que tras las huellas de Luperón y por la memoria de los expedicionarios de 1949 y 1959 hicieron el juramento de liberar a la patria de la opresión.
 
Amín Abel Hasbúm tenía razón: América Latina Busca su Camino y en esa búsqueda ha ido dejando toda una historia de heroísmo y sacrificio protagonizada por los mejores intérpretes de la justicia y del deber. Solo 28 años vivió Amín y la intensidad de su fervor revolucionario hacen que parezca una eternidad. Esta fecha no debe quedar como una más, debe servir para levantar el espíritu reflexivo y crítico sobre nuestro rol como ciudadano de esta media isla.
 
Al cumplirse 43 años del asesinato del insigne revolucionario Amín Abel Hasbúm, hay que reverenciar su valentía, arrojo, convicción revolucionaria, coraje, honestidad, entereza y gallardía. La juventud dominicana debe conocer a los hombres y mujeres que con su sacrificio y entrega, muestran las sendas del buen vivir ¡Honrar, honra! ¡Otro mundo es posible y necesario!

jueves, 19 de septiembre de 2013

DIALOGANDO EN FAMILIA.


"Para cosechar buenos frutos hay que plantar, regar, abonar y cultivar. Así la familia tiene que ser cultivada y cuidada como una cosecha potencial para que los retoños crezcan sanos y fuertes".

Las relaciones familiares son un mundo complejo y difícil de gestionar, sobre todo en una sociedad bombardeada por los medios de comunicación masiva que imponen el ritmo de la vida. Un conjunto de factores tendenciales interactúan para dar forma a la personalidad que se cultiva en los hogares del Siglo XXI. Dialogar sobre estos asuntos es fundamental, urgente y oportuno.

La familia es el embrión fundamental de la organización social, y como tal tiene que servir de espacio para el diálogo abierto, sincero y comprometido  donde sus integrantes socialicen y analicen los temas que amenacen la integridad familiar, así como los logros obtenidos por los mismos. Como raíz que alimenta el árbol social esta debe recibir los nutrientes para que el mismo se desarrolle y mejore continuamente.

La cohesión familiar y la unidad son ejes fundamentales de la gestión familiar. Consolidar valores y reforzar los principios de solidaridad, creatividad, honestidad, amor, justicia, tolerancia y respeto implica acciones concretas y articuladas. El el diálogo es fundamental. Habilitar espacios para el análisis de temas específicos o asuntos de interés familiar refuerzas los lazos de unidad, fraternidad y compromiso.

Es, sin ninguna duda, la institución más antigua de la humanidad y una de las que, mayores aportes realiza a la civilización. Ha evolucionado con los cambios al ritmo del desarrollo socioeconómico de los pueblos. Lograr adecuarse al proceso evolutivo societal implica un reto tanto para los padres como para de los demás integrantes de las familias.

El paso de familias extendidas al modelo de familia nuclear estableció unas pautas que hoy choca con los modelos de familias monoparentales. Lo que sirvió como rieles para la conducción de un núcleo familiar compuesto por 5 miembros no tiene por qué ser útil para gestionar a una estructura con 2 o 3 miembros. Lo que si debe ser común a cualquier modelo son los espacios de diálogos y de socialización.

La tendencia a las uniones libres o la decisión de las mujeres de tener sus hijos como madres solteras, sumado a la entrada temprana de la juventud a la vida sexual, constituyen nudos complejos que requieren ingenio y creatividad para soltarlos. Solo se esbozan aquí esos aspectos, por que desarrollarlos implica un abordaje  profundo que rebasa el objetivo de esta reflexión.

Los factores antes mencionados se combinan y conspiran contra la salud y la estabilidad de la familia. Hay factores propios del entorno que influyen negativamente en una familia desinformada y mal orientada. Los bombardeos constantes con mensajes que inducen al consumismo, a la vida fácil, al consumo de drogas, a la violencia y al sexo fácil contrastan con la falta espacios para la diversión, la socialización y el diálogo.

La industria de la publicidad y la propaganda malsana encuentra hoy mayores espacios de difusión en las redes sociales que proporciona el Internet. El acceso temprano de los niños y niñas a estas redes, plantea un gran desafío a las estructuras familiares, no importa el tipo que sea. Se requiere mucha orientación y buena supervisión para evitar que hijas e hijos accedan a contenido nocivo para su desarrollo emocional.

Los medios electrónicos, especialmente la televisión y las redes sociales, así como los vídeos juegos utilizados indiscriminada e irresponsablemente son armas de “desinformación masiva” cuyo control debiera estar en manos de adultos responsables, preferiblemente padres y madres. Su blanco preferido es el cerebro del futuro sujeto, a quien se estimula para que responda a determinados patrones de comportamiento. Ese es un tema fundamental que tiene, y debe ser tratado en las familias para alertar a los pequeños de las amenazas que representan, promoviendo el uso responsable y supervisado de los mismos.

Es penoso, ver como televisoras dominicanas difunden, impunemente, contenidos impublicables como series, películas, telenovelas en horarios en que la familia se encuentra reunida o los niños están solos. La falta de regulación del Estado, asociado a la falta de escrúpulos por parte de los programadores y directores deja desamparado a la familia que decide rechazar los patrones conductuales que se promueven desde allí.

Dialogar en familia se convierte entonces en el mecanismo básico para combatir el efecto perverso de los contenidos lesivos a los valores familiares. Esos espacios de diálogo deben habilitarse constantemente para prevenir acciones que ensombrezcan el ámbito familiar y activarse automáticamente cuando surjan problemas fortuitos y coyunturales. Es responsabilidad de los padres, madres y hermanos mayores estar pendientes de las fechas de encuentro.

Encontrarse para celebrar un acontecimiento exitoso, como un cumpleaños o una graduación son ideales para motivar a los encuentros especiales para tratar temas de familia. Se puede socializar un catálogo de temas para esos encuentros pero éstos deben ser siempre sobre aspectos específicos, necesidades y cuestiones puntuales que comprometan a los miembros en su cumplimiento. La unidad familiar es un instrumento poderoso para sortear escollos de la vida, fomentar la solidaridad y crear redes de apoyo familiar que faciliten al desarrollo integral.

Estos pueden ir desde problemas rutinarios hasta el comportamiento de los miembros en la sociedad, en sus espacios laborales, ámbito de estudio y hasta cuestiones vinculadas al desarrollo cultural, económico; así como el comportamiento conyugal. Claro, respetando los estilos de gestión familiar y las particularidades de los miembros.  Se debe evitar, que las acciones sugeridas en los diálogos lleguen trazar pautas que violenten la intimidad o alteren la libertad de los miembros.

La familia debe ser cuidada y cultivada para que el fruto que se obtenga, que son los hijos e hijas se constituyan en guardianes del buen vivir. Una sociedad que descuida su estructura familiar corre el riesgo de cosechar males que no desea. Igualmente, apegarse a patrones dogmáticos y tradicionalistas que chocan con los valores y principios que cada quien asume como válidos, entra en conflicto con las generaciones que los dan por superados ciertos patrones de comportamiento.

Habilitar espacios de diálogos formales en el ámbito familiar es una estrategia que funciona y debe ser promovida, reforzada e institucionalizada para potenciar su eficiencia. Una familia que dialogue y discuta sus problemas está en mejores condiciones de enfrentar los embates de la sociedad postmoderna. Cualquier espacio puede ser útil para el implementar mesas de diálogo familiar. Cada familia asume el que mejor se ajuste a los propósitos que les convocan.

El desafío mayor es lograr crear una cultura de diálogo productivo, pluralista y democrático en el seno familiar para implantar y reforzar valores y principios que hagan sujetos capaces de ejercer una ciudadanía activa, crítica y tolerantes. Crear redes de solidarias y establecer estrategias de desarrollo de los miembros de la familia,; así como fomentar la armonía y el entendimiento entre los miembros de la misma.

Recordemos que una estructura familiar sana, funcional y comprometida es la base para una sociedad donde la moral social sea norma, no excepción. Cultivar en las familias los liderazgos que irán a los puestos de dirección de la sociedad es fundamental para lograr un mundo justo y solidario. Un mundo donde la justicia social se convine con una cultura cívica que realce las virtudes y rechace los vicios.

El objetivo último de la gestión de relaciones familiares en base al diálogo, es contribuir al desarrollo de mujeres y hombres responsables de su destino y compromisario con el futuro propio y el de su pueblo ¡Aceptemos el reto y demos el paso para crear e institucionalizar una cultura de diálogo, reforzando la unidad y potenciando el poder creativo de la familia!

lunes, 16 de septiembre de 2013

IDEOLOGÍA POLÍTICA CONTEMPORANEA.

"La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar". Eduardo Galeano.

Las teorías y doctrinas políticas se conforman partiendo de las orientaciones ideológicas de los entes políticos y sociales que las generan. Las ideologías son las que dan las caracterizaciones que asumen las instituciones y muy especialmente los gobiernos y los actores políticos que los gestionan.

Cualquier sistema político cuando está en construcción requiere mirar la historia política y su evolución social, si quiere ser exitoso gestionando el poder. El Socialismo del Siglo XXI tiene que tomar por base el desarrollo económico, social, cultural y político para colocarlo en la mesa del imaginario colectivo.

Ese sistema político tiene que superar las modalidades de socialismo que hemos conocido y heredado, sin desconocer ni menospreciar las experiencias y sus enseñanzas. La historia es una biblioteca donde se deben consultar los acontecimientos y hechos que marcan, caracterizan y definen la organización y la estructura política de una sociedad.

Ideológicamente, hay que dejar claramente que a diferencia de las tesis que plantean del fin de la historia y de las ideologías, éstas tienen y tendrán vigencia porque el mundo es y será idea. Son esas ideas las que guían a los hombres y mujeres en el curso de sus vidas. Cuando se organizan en sistemas y son compartidas por grupos e individuos se convierten en lo que se conoce como ideología.

La ideología no es más que el conjunto organizado de argumentos que sustentan y fundamentan las doctrinas y teorías que explican los fenómenos sociales. Son valores, principios y reflexiones enmarcados en una línea de pensamiento asociada a los sentimientos y emociones del ser humano.

Así las ideas políticas sirven de sustento a las ideologías y los sistemas y organizaciones políticas, sociales religiosas, culturales, económica o cualquier otro aspecto organizativo de las relaciones sociales. Reflexionar y analizar el poder de las ideas y de su expresión ideológica es fundamental para comprender los sistemas de relaciones de la sociedad del Siglo XXI en su dimensión política.

Las ideas políticas organizadas conforman las ideologías que dan forma y sustancia a las doctrinas y teorías políticas. De ahí que la importancia de reflexionar sobre estas cuestiones y avanzar hacia la definición un sistema político que privilegie a la gente y su desarrollo integral.

Si las ideas que sustentan un sistema ideológico no son claras y comprensibles para el colectivo es difícil lograr armar y concretar los consensos y pactos sobre los que se levanta y sostiene el edificio de la democracia funcional. La democracia como aspiración, entendida como un proceso que se afianza en el imaginario colectivo debe traspasar las fronteras del formalismo y superar la inequidad y la exclusión social. Ese es el desafío de los pensadores políticos del principio de siglo.

Avanzar en ese proceso de construcción democrática transformadora pasa por mirar formas creativas de integración social para contrapesar el sistema político que se defina. Es aquí donde entran las cuestiones vinculadas a los niveles de desarrollo de un sistema político.

Si no se logra que la modernización y la institucionalización política evolucione, el sistema se estanca, se obstruye. Hay que adaptarlo para que asimile el contenido programático del nuevo sistema político.

Un desafío importante es lograr que el sistema ideológico, político y las doctrinas evolucionen al ritmo de las exigencias de la sociedad de la información y el conocimiento. No se puede entender la democracia hoy como la entendían los griegos, ni siquiera como se entendía, en los tiempos de la Revolución Francesa o norteamericana. Mucho menos como en los tiempos de la Guerra Fría, ya que son contextos diferentes. Es cierto que la línea de base se encuentra referenciada en esos acontecimientos, pero no son los únicos.

La democracia en el mundo multipolar que se avecina tendrá que ser una democracia de la gente, con la gente y para la gente. Es la democracia de la sociedad de la información y el conocimiento. No puede ni debe ser un modelo estático o pasivo, sino dinámico y activo. Por eso es importante dejar establecida las bases ideológicas que regirán el nuevo sistema.

Llegado a este punto, donde el sistema político asume los postulados y doctrinas de la ideología es posible, entonces, iniciar el proceso de transformación revolucionaria de la democracia. Es en esta fase donde se pasa del formalismo democrático, electoralista y manipulado al nivel funcional, donde la gente y sus necesidades marquen las prioridades que asuman el Estado y el gobierno que lo gestione.

Los Estados que han logrado avanzar en el rescate de la esperanza asumen modalidades de democracia abierta, pluralista, participativa y realista. Han implantados modalidades democráticas montadas en un formalismo normativa que permite y facilita la operatividad del sistema en sus dinámica evolutiva. Tal es el caso de Ecuador, Bolivia, Brasil y Venezuela.

Estamos en cambio de época y para accionar en él necesitamos cambiar paradigmas, así como la forma de ver y analizar los fenómenos y  acontecimientos políticos que nos afecta. Es ahí donde el poder de las ideas y la ideología como expresión tangible de éstas entran y operan. Es tiempo de razonar y trabajar en las definiciones que permitan estructural el sistema ideológico que amueblará el edificio que alojará a la democracia funcional que dará forma al Socialismo del Siglo XXI.

RAZONANDO EN POLÍTICA.

"Hay un único lugar donde ayer y hoy se encuentran y se reconocen y se abrazan. Ese lugar es mañana". Eduardo Galeano.
La República Dominicana ha recibido el Siglo XXI sin un modelo societal sostenible y viable. No se perciben indicios de que los cambios que afectan al mundo remuevan los cimientos del conservadurismo que se ha incrustado en los tuétanos de la sociedad dominicana.

Pareciera que aquí si se ha llegado al fin de la historia preconizado por Mr. Fukuyama. Buscar los orígenes de esta situación pasa por mirar críticamente la historia reciente. Hachos y acontecimientos finiseculares condicionan la evolución política de la sociedad dominicana.

Ajusticiado Trujillo en 1961 y roto los diques que contenían el torrente ideológico  que emergió luego como un torbellino que inundó todos los rincones del país. Luego vinieron los Consejos de Estado y la inestabilidad política hasta que se instaló en el poder el profesor Juan Bosch en 1963.

Los grupos organizados, los partidos y organizaciones de izquierda, sindicatos y especialmente los grupos juveniles y dentro de éstos, el estudiantado tanto universitario como del nivel medio. Entre esos grupos se destacan los estudiantes. Fueron ellos quienes con mayor coraje y gallardía defendieron la naciente democracia dominicana. Los jóvenes dominicanos sufrieron sacrificio de todo tipo, persecución, represión, vejámenes, asesinato, prisión y tortura.

Bosch y su gabinete empezaron un proceso ambicioso de transformaciones políticas, sociales, económicas y culturales jamás vistas en la historia republicana. Bosch y el PRD que lo postuló aspiraban a instalar una revolución democrática que sacara al país del atraso y el oscurantismo al que lo había sometido la familia Trujillo desde 1930.

El modelo se concretó y tomó forma con la promulgación de la Constitución de 1963, de corte liberal progresista que recogía los postulados del Plan Mínimo del Movimiento de Liberación Dominicana que comandó Enrique Jiménez Moya en 1959. Bosch aspiraba a desarrollar un gobierno como los que en América Latina encabezaron José -Pepe- Figueres en Costa Rica y Rómulo Betancourt en Venezuela.

Este ensayo duró solo 7 meses, un golpe de Estado apagó la llama progresista y dio paso a la inestabilidad política y social. Los sectores conservadores, la iglesia católica, los jerarcas militares, los tutumpotes y el imperialismo yanqui  temerosos de perder sus privilegios se aventuraron al derrocamiento del gobierno constitucional. Con sus acciones estos grupos escriben su peor página en la historia patria.

Una Junta Cívico Militar se conforma para dirigir el gobierno de facto hasta constituirse en el Triunvirato que gobernó hasta el 24 de Abril de 1965 cuando el levantamiento popular de esa fecha lo echó del poder. La acción bélica que siguió al levantamiento popular se transformó en una guerra patria a partir del 28 de abril de 1965 cuando tropas de los Estados Unidos desembarcaron para tratar de imponer un gobierno títere.

La Guerra se extendió hasta julio cuando se firma el acuerdo que puso fin al conflicto. El patriotismo y el coraje de nuestro pueblo se puso de manifiesto una vez más, cuando enfrentó y resistió  el poderío militar del imperialismo yanqui. Cientos de muertos y heridos y una sociedad dividida políticamente. En los acuerdos se estableció un gobierno provisional que encabezó el Lic. Héctor García Godoy, veterano diplomático del trujillato. Tenía por encomienda organizar “elecciones”.

La treta electoral se celebró el 1 de junio del 1966 bajo el tutelaje yanqui y con pocas garantías para que la oposición desarrollara su campaña. Era entendible, dado que el principal contendor de la propuesta yanqui que encabezaba el Dr. Joaquín Balaguer era el derrocado presidente Juan Bosch. No lo iban a dejar llegar al poder y utilizarían todos los recursos que le sirvieran para impedir su participación en la contienda.

Se da el proceso y Balaguer es impuesto y se juramenta el 1 de julio de 1966. Ahí se inicia el tenebroso periodo conocido en la historia como “Los Doce Años de Balaguer”, ya que se extendió hasta 1978. Son tiempos de represión, desaparición, exilio, tortura y muerte. La encomienda yanqui de descabezar el movimiento revolucionario que había resistido a sus fuerzas y defendido la soberanía nacional fue cumplida con creces por “Don Elito” y sus pupilos.

Al mirar hoy, esos acontecimientos y reflexionar sobre ellos podemos encontrar las causas del escaso desarrollo político e institucional que se observa en el país, así como explicaciones al comportamiento conservador y conformista de amplias capas de la sociedad dominicana.

El Siglo XXI es una oportunidad para avanzar hacia la concreción de los sueños de los hombres y mujeres que ofrendaron sus vidas tras la búsqueda y construcción de sociedad más justa, solidaria y progresista. Ciertos visos de avances se observan, pero queda un largo trecho por recorrer para alcanzar un estadio acorde con las aspiraciones de la sociedad de la información y el conocimiento.

Los actores deben provechar esa oportunidad, para esto se requerirá de una organización debidamente articulada, compromiso social, definición ideológica diferenciadora, estrategia de alianzas, una propuesta programática concreta y táctica de lucha definida.  Esos aspectos sumados a la construcción de un liderazgo colectivo que defienda los principios éticos que deben regir el accionar político en el siglo que transcurre.