miércoles, 24 de abril de 2024

LA REVOLUCIÓN DE ABRIL: 59 AÑOS DESPUÉS.

El pueblo que no reconoce el sacrificio de sus héroes y heroínas, que no valora sus aportes ni honra su legado; pasa de ser ingrato a ser traidor.

El 24 de abril de 1965 es una fecha de alto valor histórico en la evolución de la historia política del pueblo dominicano. Ese día inició la lucha por la restauración de la constitucionalidad, mediante la insurrección popular orientada a romper la férrea represión impuesta por los golpistas que derrocaron el gobierno democráticamente electo del Prof. Juan Bosch y el Partido Revolucionario Dominicano, PRD.

En plena “Guerra Fría” y en medio de un convulso panorama internacional, permeado por las tensiones ideológicas entre la Unión de República Soviéticas y los Estados Unidos de Norteamérica, el neotrujillismo se recomponía y la reacción se acentuaba, luego de un golpe artero a la naciente democracia dominicana. Los verdugos, represivos, corruptos y entreguistas del Triunvirato encabezado por Donald Reid Cabral, imponían el terror y la corrupción.

El pueblo dominicano estafado y burlado por los golpistas del 25 de septiembre de 1963 rompió las cadenas y echó a caminar la máquina de la historia. El pueblo valiente no podía aceptar pasivamente el golpe de Estado planeado y ejecutado por la oligarquía, las cúpulas empresariales, económicas, militares, religiosas y los Estados Unidos.

Tras el derrocamiento del primer ensayo democrático y el descabezamiento del tenebroso régimen de Los Trujillo, el país entró en un proceso de democratización que espantó a los sectores reaccionarios. Derrocado y expulsado del país, el profesor Juan Bosch es enviado al exilio y desde allá emprendió una campaña de reclamos diplomáticos, sin lograr los resultados esperados. Sin embargo, en el país, el pueblo se organizaba en diversos espacios para combatir el gobierno golpista.

Las fuerzas reaccionarias, asociadas y asesoradas por los norteamericanos persiguieron tenazmente a los opositores con el objetivo de impedir que las fuerzas democráticas y revolucionarias articularan una respuesta a su perverso accionar.  El pueblo se preparó para enfrentar la embestida golpista y luchar para recuperar el proyecto plasmado en la Constitución de 1963.

En ese contexto, las fuerzas liberales y revolucionarias luchaban contra las políticas entreguistas y perversas del Triunvirato. El Movimiento Revolucionario 14 de junio, encabezado por el Dr. Manuel Aurelio Tabares Justo se levantó en armas, apenas 2 meses después del golpe de Estado. Instalaron varios focos guerrilleros. La guerrilla no tuvo éxito y sus integrantes fueron fusilados en su mayoría, incluido su líder máximo, pero la lucha continuó.

La represión era constante durante el gobierno de El Triunvirato. Es así como militares de orientación democrática y vocación patriótica crearon El Movimiento Enriquillo, liderado por los militares de vocación democráticas, entre los que se destacaban Rafael Tomas Fernández Domínguez, Francisco Alberto Caamaño Deñó, Hernando Ramirez, Manuel Ramón Montes Arache, Lachapelle Díaz y Juan María Lora Fernández. Ellos junto al liderazgo revolucionario y liberal asumieron la vanguardia de la lucha contra el invasor y el lacayaje criollo.

Lo que vino luego fue una epopeya patriótica que removió los cimientos del patriotismo nacional y levantó el velo a traidores y lacayos. Honrosas páginas de glorias se escribieron entre abril y julio de 1965 cuando el pueblo en armas combatió a fuerzas inmensamente superiores. Desde “Las Trincheras del Honor”, el pueblo dominicano encaró con coraje el ultraje imperialista la soberanía nacional.

Los esfuerzos del pueblo por zafarse del terror impuesto por los golpistas y sus socios yanquis continuaron. Organizaciones estudiantiles, sindicales y partidos políticos organizaron grandes protestas exigiendo la vuelta a la constitucionalidad. A partir de entonces, la lucha no se detuvo hasta que el 24 de abril, estalló la insurrección popular que dio inició la guerra de abril que luego se transformó en Guerra Patria tras la intervención de las tropas yanquis el 28 del mismo mes.

Los yanquis, que ya tenían serios problemas en Vietnam, alegaban que no aceptarían otra Cuba en el Caribe” y bajo esa excusa ejecutaron una invasión militar para evitar la derrota de las tropas de San Isidro. Las alarmas se dispararon cuando luego de la derrota infligida por los constitucionalistas a las fuerzas reaccionarias.

En las calles de Santo Domingo, especialmente en barrios de la zona norte y Ciudad Nueva se libraron combates dignos de un pueblo valiente y decidido a defender su soberanía y la dignidad. Los traidores, anclados en San Isidro y otros recintos militares bombardearon puntos estratégicos matando a inocentes civiles. El pueblo exige armas a los comandantes constitucionalistas, se organiza la lucha armada y se crea la Academia Militar Constitucionalista para entrenar a los combatientes; así como para afinar las tácticas y las estrategias que le permitieran enfrentar y resistir la embestida golpista.  

Primero contra los golpistas, lacayos y traidores; luego contra los imperialistas yanquis y sus socios. El pueblo no escatimó esfuerzos ni midió sacrificios. Enfrentó con decisión y valentía a las tropas golpistas. Memorable fueron las batallas del Puente Duarte y la del Hotel Matún; así como la heroica resistencia de los constitucionalistas en la zona norte y en Ciudad Nueva.

Las fuerzas constitucionalistas se organizaron en unidades denominadas "Comandos", integradas y dirigidas por combatientes, civiles y militares constitucionalistas. Tenían funciones tácticas y estratégicas; así como de orden público en su área de influencia. Eran autogestionarias y ejecutaban las acciones bélicas planificadas y ordenadas por el alto mando constitucionalista. Desarrollaron un papel preponderante en cada uno de los sectores en los que se dividió la zona de combate.

Tras la instalación del gobierno constitucionalista encabezado por el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, quien dirigió al pueblo en su lucha por la vuelta a la constitucionalidad sin elecciones, los norteamericanos intervinieron directamente con más de 40 mil tropas para apoyar a los golpistas. De su lado, los golpistas crearon el “gobierno de reconstrucción nacional”, encabezado por el general Antonio Imbert Barreras y apoyado por los interventores, la Organización de Estados Americanos, OEA y sus socios.

Durante los combates, las bajas fueron altas, pero el pueblo no cejó ni desmayó en su lucha por reconquistar el poder ganado en las elecciones de diciembre de 1962. Aunque las acciones se concentraron en Santo Domingo, los esfuerzos por extender la revolución a otros pueblos tenían gran apoyo. Heroica fue la resistencia de los valientes que se enfrentaron a las tropas del Centro de Enseñanzas de las Fuerzas Armadas y los estadounidenses en la zona norte, dirigidas por el general golpista Elías Wessin y Wessin.

La Guerra de Abril de 1965 ratificó la vocación libertaria y la voluntad inquebrantable de ser libres, independientes y soberanos como establecieron los fundadores de la República en el Juramento Trinitario de 1938 y el Manifiesto del 16 de enero de 1844. Los constitucionalistas interpretaron fielmente el pensamiento de quienes lucharon contra la anexión a España. Los militares constitucionalistas, junto al liderazgo popular, revolucionario y liberal enfrentaron con gallardía a la alevosa invasión yanqui.

Luego de meses de guerra, resistencia y represión, la necesidad de detener las acciones bélicas y poner fin a la ocupación, la diplomacia logró abrir una ventana para la firma de los acuerdos de paz. La Fuerza Interamericana de Paz, el brazo legitimador de la ocupación yanqui y el Gobierno de Reconstrucción Nacional y el Gobierno Constitucionalista firman el Acta Institucional donde se pautaron los acuerdos para la instalación del gobierno provisional que preparara elecciones.

Se acordó la salida del país de gran parte del liderazgo constitucionalista con funciones diplomáticas y el gobierno encabezado por Héctor García Godoy, con el país invadido por los yanquis y bajo el asedio de constantes huelgas, organizó unas elecciones amañadas que llevó al Dr. Joaquín Balaguer al poder el 1 de julio de 1966. El Partido Revolucionario Dominicano, cometió el error de postular al derrocado presidente Juan Bosch y a Don Antonio Guzmán para competir en los comicios.

A 59 años del inicio de la guerra de abril, la República Dominicana continúa buscando su camino como escribió el bravo combatiente constitucionalista y connotado líder estudiantil Amin Abel Hasbún en su obra inconclusa "América Latina Busca su Camino". La resistencia popular armada ante la embestida reaccionaria y la entrega de los militares constitucionalista puso en jaque a las fuerzas reaccionarias encabezadas por Imbert Barreras, Elías Wessin y Wessin y sus secuaces.

Honor a la memoria de quienes protagonizaron las acciones bélicas iniciadas en abril de 1965. Mención especial para las mujeres, los jóvenes revolucionarios y los militares constitucionalistas.

Que la historia juzgue a quienes traicionaron a su pueblo. Aquellos que cercenando las alas de la naciente democracia se colocaron del lado equivocado de la historia.

¡Honrar, honra!