sábado, 20 de febrero de 2021

AJUSTAR LOS TIEMPOS PARA COMPLETAR EL CICLO PREUNIVERSITARIO.

Se quiere culpar a la gente del Siglo XXI de los desmanes de las generaciones que le han precedido. Eso se llama "pagar las deudas que otros han contraído". ¡Que hagan inventario y pidan cuentas por los males heredados y aligeren la carga a las generaciones futuras!

Los avances de las ciencias pedagógicas, los adelantos científicos , junto al desarrollo e incorporación de herramientas tecnológicos impactan positivamente las actividades humanas y la educación no es la excepción. La diversificación de fuentes informativas y espacios de socialización en redes sociales; así como las facilidades de acceso al conocimiento marcan la pauta en los procesos de enseñanza-aprendizaje y la escuela comparte con otros entes la función de enseñar.

Las transformaciones impuestas por la irrupción de nuevas tecnologías en el ámbito educativo evidencian la necesidad de diseñar instrumentos que faciliten la interacción entre los nativos digitales y los docentes. La dinámica docente tiene que orientar sus esfuerzos a gestionar los talentos de los estudiantes que hacen uso intensivo de tecnología y eso les da ventaja con respecto a las generaciones que le precedieron.

Aunque haya quienes miren con nostalgia el camino recorrido y asuman como válido la manida frase de “que todo pasado fue mejor”, lo cierto es que el Siglo XXI impone una ola de transformaciones basadas en las Tecnologías de la Información y la Comunicación. Los cambios iniciados a finales del Siglo XX y potenciados en el presente siglo tienen dimensiones inimaginables y la educación se beneficia de esos cambios.

La Revolución Tecnológica en curso, no solo acerca las cosas y borra los horizontes temporales; sino que reduce los tiempos, simplifica los procedimientos, optimiza los recursos y acelera los procesos. El desarrollo en ingeniería genética, física cuántica, nanotecnología, inteligencia artificial y los adelantos en robótica retan y compiten con la las capacidades humanas. Esas categorías y conceptos están hoy a un clic de quienes quieran acceder a ellas, y el mundo continúa avanzando.

Ante esa realidad se impone buscar formas para ajustar los tiempos establecidos por las leyes y la costumbre para completar el ciclo preuniversitario. Conscientes de los desafíos que enfrenta la escuela y dada las necesidades de juventud es imperativo trabajar una propuesta que haga más atractiva la escuela y la educación formal. Una línea irrenunciable e impostergable es la referente al tiempo que pasan los jóvenes en lo que se conoce como bachillerato.

Los cambios en la educación no han contemplado la reducción de los tiempos para concluir el ciclo del bachillerato que en República Dominicana tiene una duración de 12 años aproximadamente. Así ha sido desde el siglo pasado y los avances tecnológicos y las transformaciones sociales invitan a superar esa modalidad. Es tiempo de reducir eso a 10 años atendiendo a una serie de situaciones que explicamos a continuación.

La edad de ingreso a la escuela ha bajado de 7 a 5 años para el ingreso formal a la Educación Inicial y se ha instituido la Educación Preprimaria a partir de los 3 años. De igual forma se han establecido políticas para la estimulación temprana. Esas ventajas redundan en beneficios para el aprendizaje y debe acortar el ciclo de escolarización formal, por lo que se hace necesario repensar el tiempo de duración del tiempo del bachillerato.

Otro aspecto que favorece la reducción es la incorporación de las tecnologías de la información y la comunicación al proceso de enseñanza-aprendizaje. Los nativos digitales disponen de una serie de herramientas que le ayudan a familiarizarse tempranamente con la tecnología y eso repercute en la calidad de la educación e impacta los tiempos que debe durar cada período.

No se puede gestionar las capacidades y expectativas de la población estudiantil del Siglo XXI con los mismo instrumentos y parámetros que a la del Siglo XX. Son escenario completamente distinto. Los avances tecnológicos han producido cambios trascendentales en la vida de la gente y la educación no es la excepción. 

Ya lo dijo Albert Einstein: "Nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber". La escuela debe asumir una conducta similar, para que el proceso educativo sea sistemático, divertido y productivo. La entrada al mundo del saber, exige motivación, disciplina, trabajo y dedicación. además de espacios donde se puedan ejercitar esos saberes y cultivar conocimientos, optimizando el tiempo y los recursos disponibles.

Las personas que disponen de dispositivos tecnológicos como celulares, Tablet, PC, Laptop; así como plataformas electrónicas que aportan herramientas modernas que facilitan el proceso. Eso, sumado la cantidad de información disponible facilitan el acceso a fuentes diversas que potencian el proceso cognitivo. Los esfuerzos de las familias y el Estado por dotar de herramientas a los estudiantes han creado condiciones para que se repiensen varias cuestiones.

La incorporación temprana al sistema educativo, la formación magisterial y la tanda extendida junto a la incorporación de tecnologías a los procesos de enseñanza ha generado una revolución que debe traducirse en una reducción del tiempo de duración del ciclo educativo preuniversitario. Mantener 12 años que se traducen en 15 o más, es una forma de retrasar el ingreso de los jóvenes a la educación superior.

La deserción escolar, el abandono o posposición de los estudios de cantidades de hombres y mujeres jóvenes se puede mitigar si se reducen los tiempos, se flexibilizan los horarios y se fortalece la educación técnica. La necesidad de producir y la búsqueda de horizontes, junto a la falta de orientación adecuada lleva a muchos jóvenes a tomar la errada decisión de dejar la escuela y eso condiciona su desarrollo intelectual y productivo.

Hay estudios que muestran una tendencia creciente de deserción en todos los grupos etarios, y ésta tiende a acentuarse entre 19 y 24 años. Una investigación publicada en 2016 por Acción Empresarial por la Educación (EDUCA), arrojó que “el 41.6% de los jóvenes entre 19 y 24 años de edad no había completado la secundaria, y el 24% de jóvenes que lograron completar este nivel, no se matricularon en el nivel superior”. Ver reseña en: https://www.educa.org.do/2019/03/21/investigacion-de-educa-arroja-bajos-niveles-educativos-de-jovenes-dominicanos/

Las causas son diversas y predominan la precariedad económica, desintegración familiar, necesidad de trabajar y dificultades de acceso y lógicamente los tiempos que duran cada ciclo. A esas causas se puede agregar la falta de interés que muestran ciertos grupos con la oferta de escuelas y universidades. Hay variaciones entre la gente que vive en zonas rurales o semiurbana; así como entre hembras y varones.

Reducir la cantidad de asignaturas, mejorar la planificación y ajustar los contenidos son paliativos, pero no resuelve la cuestión del tiempo en la escuela. Se requiere una transformación del sistema educativo dominicano, y en él se deben contemplar la reducción hasta el 4to año de media. No es necesario agotar dos o más cursos extras. Con una acción de este tipo se estarían creando condiciones para reducir el gasto en las familias y el Estado; así como a facilitar el ingreso a otros niveles de educación.

Los sistemas educativos tienen que avanzar en la eficiencia del uso del tiempo. En el 4to año de la Educación Secundaria el estudiante está en condiciones de entrar a las universidades. Las deficiencias en los niveles de aprendizaje no obedecen al tiempo en la escuela ni se superan con más tiempo en las aulas, sino con estrategias y políticas que eficienticen el tiempo de docencia e impacten en la calidad de los aprendizajes.

Tanto a nivel público como en el sector privado los jóvenes alcanzan niveles de aprendizajes suficientes para concluir el bachillerato 2 años antes de lo establecido hasta ahora. ¿Qué no es posible? Claro que sí. El tiempo que pasa entre los 3 y 5 años compensa con creces los dos años que propongo reducir. Lógicamente, hay que legislar y crear condiciones para el rediseño del sistema educativo.

Es urgente adecuar el modelo educativo dominicano a la realidad que vive la juventud. Los jóvenes estudiantes se desmotivan y hasta abandonan la escuela cuando no encuentran sentido al tiempo que pasan en la misma. Reducir los tiempos para concluir el bachillerato se puede traducir en un incentivo para ellos y en un ahorro para las familias.

Hay disparidades en cuanto a las oportunidades, pero se pueden superar con políticas de apoyo y estrategias pedagógicas eficientes. Muchos estudiantes, especialmente, la gente que nació en el presente siglo se desmotiva en el bachillerato y deserta. Acercarlos a la meta del bachillerato puede cambiar sus expectativas. Es tiempo de pensar y cambiar las formas de gerenciar las capacidades de los jóvenes en las escuelas.

La escuela no puede ni debe ser un centro de tortura. Tiene que ser un espacio done la gente se sienta a gusto. Divertirse aprendiendo es una consigna que se impone y si a eso le agregamos la reducción de la cantidad de años para cerrar el ciclo del bachillerato, ganamos en partida doble. No hay que temer ni centrarse en las fallas del sistema educativo ni en las deficiencias con que salen los bachilleres hoy. Son problemas que hay que enfrentar y superar, pero hay que avanzar.

Reducir el tiempo de duración del bachillerato es una decisión inteligente y oportuna que tendrá un efecto positivo, transformador. Servirá de incentivo para combatir la creciente deserción que afecta a la educación dominicana, especialmente en los niveles medios. Es tiempo de reflexionar en soluciones integrales a los múltiples problemas que afectan al sistema educativo dominicano.

El Siglo XXI está marcado por la revolución tecnológica que acelera los procesos, facilita el acceso a conocimientos e impacta en todas las actividades humana. De ahí que priorizar el tiempo en la escuela es fundamental. Que sea una propuesta atrevida no significa que es inviable, al contrario, es una forma de invitar a la sociedad dominicana a valorar los beneficios que se podrían derivar de la misma.

Los jóvenes tienen aspiraciones y la escuela debe dotarle de las capacidades que le ayuden a encontrarse con ellas cuanto antes. Las generaciones actuales son el motor de las transformaciones que necesita la sociedad y no se les puede condenar a padecer lo que las nuestras padecieron. La vida acelerada exige cambios de estrategias y ajustes en la gestión del tiempo. Asumamos el reto y echemos a caminar la imaginación.

Optimizar el tiempo es una condición que impone la sociedad de la información y el conocimiento. Aun sabiendo que hay grandes brechas en el acceso a las tecnologías, que la pobreza, la desigualdad, la marginación y la discriminación tronchan los sueño a muchos hombre y mujeres jóvenes, ajustar los tiempos para completar el bachillerato es una medida que ayuda a mitigar el impacto de esos males y pudiera bajar la deserción escolar y aumentar el ingreso a la educación superior.

Lo vivido como estudiante, docente y padre da aval para sustentar, desde mi experiencia la propuesta que dejo en manos de los hacedores de política. La reforma y los pactos educativos no contemplan reducción de tiempo en la escuela y es tiempo colocar la cuestión en el debate. Es una época de cambio y la educación debe ajustarse a los mismos, ajustándose a las exigencias de los nuevos tiempos y aprovechando las herramientas tecnológicas al máximo.

Para concluir contaré parte de mi experiencia como estudiante. Tras 12 años en la escuela y finalizando el bachillerato en San José de Ocoa y la cabeza llena de sueños, decidí ingresar a realizar cursos técnicos en el área de artesanía, mecanografía y primeros auxilios. Iniciaba la última década del siglo pasado y la necesidad de estudios superiores invitaba a la acción. Procedente de zonas rurales, tuve que repetir el 4to de primaria varias veces, porque no podía salir a la ciudad dada la deprimida economía familiar. Ayudaba al maestro dando clases y ahí le agarré el hilo a la docencia.

Las posibilidades eran mínimas y el tiempo en la escuela no me dio herramientas ni para aprender a cambiar una bombilla. Eso sí, con el liderazgo que desarrollé como dirigente comunitario y estudiantil logré romper el cerco e ingresar a la Universidad Autónomo de Santo Domingo, UASD, donde cursé 2 licenciaturas, una maestría y varios diplomados. 

Hoy, tengo funciones docentes en la Casa de Altos Estudios. El largo tiempo en el bachillerato y las dificultades económicas no vencieron mi deseo de superación. Puede ser una historia de éxitos, pero no siempre se tiene un final feliz. Mucha gente queda al margen de los procesos educativos formales o desmayan en el camino.

Se imponte una reflexión profunda sobre la duración del bachillerato en el país. Como aspectos prioritarios se debe, reducir los tiempos, ajustar los programas, adecuar los estilos pedagógico, establecer estrategias claras, incentivar la creatividad del estudiante, despertar la motivación, y saber aprovechar los recursos tecnológico deben complementar el proceso y fortalecer las capacidades del sistema educativo para generar compromisos que contribuyan ha eficientizar la escuela.

viernes, 19 de febrero de 2021

REFLEXIONES SOBRE EDUCACIÓN VIRTUAL EN TIEMPOS DE LA COVID-19.


"La Revolución Tecnológica impone cambios en las formas de pensar, planear y realizar las cosas, la educación virtual es una herramienta que complementa y potencia las capacidades docentes, pero no puede sustituir el aula como espacio de socialización y aprendizaje colectivo".

Introducción.

La Educación Virtual está marcando tendencias en el mundo e imponiendo una dinámica que amenaza o pone en riesgo otras modalidades. Tras la crisis detonada por la pandemia de coronavirus que inició a finales del 2019, autoridades de todo el mundo se han visto precisados a disponer el uso de diversas herramientas y plataformas para desarrollar la docencia. Una entre tantas, son las aulas virtuales.

Hay diversas modalidades y enfoques para abordar este tema, pero sólo nos interesa colocar la cuestión en perspectiva y abrir un espacio para reflexionar sobre la educación como instrumento para la transformación social y como herramienta para pulir los perfiles de la nueva ciudadanía. Es una mirada rápida a los aspectos fundamentales que son o parecen interesantes para una reflexión crítica sobre el potencial o pertinencia de la educación virtual en República Dominicana, especialmente en la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

El Siglo XXI, caracterizado por el afianzamiento de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, desafía los corroídos paradigmas de organización social y empuja a los hacedores de políticas a cambiar continuamente para mejorar lo que hacen. La educación y las escuelas no son ni deben ser excepciones.

La incorporación de las Tecnologías, de la Información y la Comunicación, TICs, al proceso de enseñanza es una apuesta que exige comprensión, compromisos, recursos y herramientas técnicas que faciliten el acceso de estudiantes, docentes y directivos a redes estables de Internet. La Educación Virtual es una opción que impone una lógica distinta a la dinámica del aula física y eso amerita una reflexión profunda sobre las ventajas y desventajas de esa modalidad.

En este breve ensayo, mostramos las cuestiones que pudieran servir de insumos a discusiones posteriores a la pandemia que azota al mundo. De imponerse la modalidad virtual como proponen organismos internacionales, sin tomar en cuenta los riesgos que implica la deshumanización e instrumentalización de la educación, ya que los resultados pueden ahondar la brecha entre la educación como derecho y la educación como privilegio.

El Diplomado de Tutores Virtuales que cursamos y que sirve de contexto al presente ensayo deja ver parte de las dificultades que enfrentan los docentes al momento de interactuar con el “Aula Virtual”, sin importar el enfoque o el estilo pedagógico que asuma. Conductista, constructivistas, cognitivistas o conectivistas deben tener presente que el alumno es el protagonista de la acción educativa.

En estas reflexiones abordamos cuestiones referentes a virtualización de la enseñanza, Reflexiones sobre la Educación Virtual, Teorías Pedagógicas, Enfoques Pedagógicos, Estilos Docentes y Impacto de las Tecnologías en la Educación Superior en el Siglo XXI.

Virtualización de la Enseñanza.

Las Tecnologías de la Información y Comunicación marcan la característica fundamental de la época que estamos viviendo. Afecta y condiciona las actividades humanas y la educación no es la excepción. De ahí que aparezcan como herramientas fundamentales para apuntalar los procesos de enseñanza.

La virtualización de la educación se ha convertido en una opción para transformar las aulas físicas en espacios virtuales donde se puedan desarrollar las actividades educativas. Generar una dinámica que sustituya el aula es imposible, pero complementar la labor pedagógica es una posibilidad alentadora, especialmente en las circunstancias generada por la pandemia de Covid-19.

Las diversas teorías elaboradas por especialistas que vivieron en contextos y épocas anteriores a la revolución tecnológicas son retadas por nuevos enfoques. Uno de esos enfoques es el que ha desarrollado George Siemens, denominado teoría de la conectividad.

Siemens fundamenta su teoría en las nuevas formas de interacción de las generaciones presentes, donde las redes sociales y otros medios electrónicos generan informaciones continuamente que facilita la generación de nuevos conocimientos.

Ese aprendizaje potenciado por conexión e interconexión de sujetos diversos y fuentes distintas democratiza el acceso al conocimiento. El constante intercambio de información es una oportunidad para afinar y pulir las ideas. Las posibilidades de aprender se incrementan con las facilidades de acceso a información relevante.

Es así como se ha ido generando una corriente favorable a la virtualización de la educación. Una de esas modalidades es denominada Entornos Virtuales de Aprendizaje (EVA). Se le atribuyen una serie de ventajas con respecto a otras modalidades, pero eso no quita que tengan riesgos, condicionamientos y limitaciones.

El primer escollo es la brecha digital. Como se sabe que el acceso a la Internet es una condición necesaria para el desarrollo exitoso de los Entornos Virtuales de Aprendizaje. En países como el nuestro eso se combina con las debilidades del suministro eléctrico. En el país hay limitaciones considerables en ambos aspectos y eso puede generar exclusiones.

Mantener una línea fija de Internet tiene un costo elevado y eso excluye a amplios sectores de la población, que, aunque tienen teléfonos móviles, no pueden costear una línea que le permita conectarse por 60 o 90 minutos, o recargar para cubrir ese tiempo. Son limitaciones que ponen en riesgo el derecho a la educación.

Reflexiones sobre la Educación Virtual.

Las tendencias de la educación virtual o semipresencial abren oportunidades y generan esperanzas en sectores de clase media y media alta. La educación es un derecho humano fundamental y es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS4), pero todavía no se alcanza.

Quedan huecos muy hondos en las capas marginadas y empobrecidas de las poblaciones. El reto es hacer realidad las declaraciones de buenas intenciones que son recogido en cada uno de los documentos conclusivo de cada cónclave donde se trata el tema del desarrollo.

La exclusión social y la desigualdad impiden que se cristalicen muchos procesos de cambios, pero hay ejemplos, como el caso de la República Socialista de Cuba, que prueban que lo que ha faltado es voluntad política para superar los rezagos en educación de Latinoamérica y el mundo. Es el país con mejores indicadores en materia educativa, a pesar del bloqueo criminal impuesto por los gobiernos de Estados Unidos.

Sin importarla modalidad, los docentes deben empeñarse en desarrollar capacidades que le ayuden gestionar recursos tecnológicos que dinamicen la docencia y faciliten los aprendizajes. Aprender y enseñar o aprender enseñando son acciones que se combinan, se retroalimentan y se complementan. El maestro que deja de ser estudiante pierde la oportunidad de aprender enseñando.

En el caso específico de República Dominicana, el derecho a la educación está establecido en el artículo 63 de la Constitución Política. El Estado debe garantizar ese derecho financiando la educación pública, incluida la educación superior.

El numeral 11 del citado artículo. establece que “Los centros educativos incorporarán el conocimiento y aplicación de las nuevas tecnologías y de sus innovaciones, según los requisitos que establezca la ley”. Como se ve, hay un mandato constitucional para que la educación se auxilie de la tecnología y los medios de comunicación en su labor de educar y formar a la ciudadanía.

La virtualización se ha impuesto en la actual coyuntura y eso ha animado a sus propulsores a lanzarse con todo en su promoción. Habrá que ver que impacto tendrá en la salud de la población estudiantil y del cuerpo docente. No se conocen estudios al respecto, pero se puede especular que la exposición a las pantallas afecte la vista en ambos grupos.

A las limitaciones y dificultades de acceso para garantizar el derecho a la educación bajo el esquema de “aula virtual”, hay que valorar el impacto a la salud del docente y del propio estudiante. Estar mucho tiempo sentado frente a las pantallas afecta la visión, la circulación; así como producir tensión muscular y aumentar enfermedades asociadas al sedentarismo. ¿Hay algún estudio que explique el impacto que tiene la educación virtual en la salud del docente?

Teorías Pedagógicas.

La búsqueda de formas para explicar las diversas maneras como aprende la gente ha sido un tema recurrente a lo largo de la historia. Diversos científicos e investigadores de la educación han dedicado esfuerzos a esclarecer el asunto. Sus aportes han sido recogidos en un cuerpo teórico denominado teorías pedagógicas.

Los modelo o teorías pedagógicos predominantes son el conductismo, constructivismo, cognitivismo y conectivismo. Desde Sigmund Freud hasta George Siemens pasando por Jean Piaget o Vygotsky, todos han dejado insumos suficientes para abordar y profundizar en el estudio de las formas de aprendizajes y las teorías que lo explican.

Enfoques más recientes como la pedagogía popular propuesta por Paulo Freire, fundamentando sus reflexiones sobre los postulados de Carlos Marx, enfatizan en el método dialógico para generar aprendizajes y auto aprendizajes.

Cada teoría responde a las necesidades y contextos que caracterizaron la vida de sus autores. Teorías surgidas en sociedades occidentales condicionadas por el contexto del Período entre Guerras o en el de la Guerra Fría es lógico que reflejen y enfaticen en los modelos ideológicos predominantes.

En su texto “Carta a Quién Pretenda Enseñar”, Paulo Freire señala que “La ideología dominante no sólo opaca la realidad, sino que también nos vuelve miopes para no ver claramente esa realidad. Su poder es domesticador y nos deja ambiguos e indecisos cuando somos tocados y deformados por él”.

Esas reflexiones contrarrestan el impacto de las teorías conductistas que veían al maestro como el sujeto responsable de domesticar a sus pupilos, guiándolos como perros amaestrados son los que empiezan a despertar las reflexiones que hacen surgir nuevas teorías, enfoques y modalidades que ponen a la educación en el primer plano del debate ideológico.

Surgen teorías como el pensamiento crítico y las teorías de la complejidad que buscan empalmar con formas de educación más democráticas, donde el sujeto pensante, sea docente o alumno sea el protagonista de su aprendizaje.

Además de los pensadores y teóricos marxistas, entran en entre grupo, el propio Edgar Morin y otros que como él ubican al sujeto pensante en el centro del proceso enseñanza-aprendizaje. Los modelos educativos tienen una fundamentación filosófica que recoge el sentir de la élite, que hace de ella un instrumento de dominación.

Se sabe que la educación es un medio de control y que muchos gobiernos imponen modelos que, en vez de educar y formar, adoctrinan. A esas tendencias instrumentalistas salen al paso los teóricos que revolucionaron la educación y que hoy se ubican en el conectivismo y en las teorías del pensamiento crítico y las teorías de la complejidad.

Siendo la educación un derecho humano fundamental, es responsabilidad del Estado crear las condiciones que sirvan de soporte tanto al desarrollo individual como colectivo de la población dominicana. No hay excusas para que el país presente las precariedades que se observan en el sistema educativo dominicano, salvo la irresponsabilidad y falta de compromiso que ha caracterizado a los actores que intervienen en el proceso.

Estilos Docentes.

Los catálogos de estilo reseñado por especialistas de la educación y las ciencias afines ayudan, pero los seres humanos son únicos y la escuela refleja esa diversidad. Asumir uno que otro estilo, está condicionado por el entorno, los medios disponibles y los recursos pedagógicos a los que se tenga acceso.

Cada docente asumirá el estilo que mejor se ajuste a sus expectativas como como líder del proceso de aprendizaje. Al margen de cualquier valoración epistemológica desarrollará estrategias en base a las necesidades del curso que gestiona.

En una sociedad donde la inteligencia artificial amenaza con imponer la dictadura de las máquinas, dejando de lado a un sin número de profesiones cabe preguntarse ¿Está la pedagogía dentro de esas profesiones que serán sustituidas por algoritmos? A partir de aquí podemos iniciar una reflexión sobre el rol y los estilos que debe cultivar un buen docente.

La interrelación que se da en los entornos de aprendizaje va perfilando el estilo del docente. Saber acoplar con las expectativas de los estudiantes y encontrar formas de comunicación efectiva son claves para generar emociones favorables al aprendizaje.

La posibilidad de hacer empatía es fundamental para generar las sinergias que despierten el potencial creativo de los estudiantes. Entender las necesidades de aprendizaje, los intereses predominantes en su entorno y recoger las expectativas del curso obligan al docente a cambiar constantemente y probar estilos.

Insistir en un estilo cuando este no genera compromiso ni empatía es una torpeza que daña la relación entre el docente y el educando. Los estilos deben ser flexibles para que se adapten a circunstancias diversas y contextos cambiantes.

Bajo cualquier lógica, las habilidades y capacidades del docente se deben combinar con una estrategia organizada de diálogo en el aula que hagan de la clase una especie de juego-ganar.

La clave del docente es encontrar formas de despertar la curiosidad del alumno para canalizar su potencial. Cualquier estilo que contribuya a ese propósito es bienvenido. No olvidemos que los estilos en cualquier área, son como sellos que distinguen a un líder de otro y deben ejercitarse continuamente para probar su eficiencia como cualquier deporte.

Para el estudiante el docente siempre aparecerá como autoritario, aunque sea el más democrático. Tal como se indica en los materiales propuestos, los estilos son fundamentales, pero el éxito depende de las habilidades de liderazgo y las capacidades del docente.

Modalidades como clases magistrales, talleres, diálogos dirigidos o debates libres sirven de marco para entender los estilos pedagógicos que adoptará un docente. Los estilos pedagógicos debieran combinar varias modalidades para ampliar la posibilidad de intercambio con el alumno.

El método socrático privilegiaba la disertación, pero el tiempo ha pasado y las condiciones han cambiado. Hoy se impone la flexibilidad para poder aprovechar los diversos recursos del entorno e incorporarlos al proceso de enseñanza.

Edgar Morin, pone énfasis y da importancia a la complejidad y a la interdisciplinariedad. Esta perspectiva permite abordar la realidad desde distintas dimensiones y eso fortalece la dinámica docente. La interdisciplinaridad incorpora la diversidad de factores que intervienen en la interacción que se da en el aula.

Enfoques Pedagógicos.

Hablar de enfoques pedagógicos es un tema apasionante y muy exigente. Los enfoques que tenemos nos han legado más de 700 millones de iletrados, en pleno siglo XXI. Los esfuerzos intelectuales para dotar a la humanidad de un cuerpo teórico que pueda servir para educar a la diversidad de pueblos que existen no han sido suficientes.

Es tiempo de replantear la cuestión y ahondar los debates respecto a los enfoques y modelos educativos. Las tecnologías de la información empujan hacia mayor autonomía de docentes y alumnos, pero las administraciones no reaccionan a las presiones de cambio, salvo excepciones.

Claro, los esfuerzos por virtualizar la educación ni son nuevos ni han logrado posicionarse. Han ido avanzando, pero predominan las tendencias que prefieren verlo como un complemento de la educación presencial. Aunque los propulsores del modelo de Educación Virtual niegan que se pretenda sustituir la modalidad presencial, hay sospechas de que hay un interés marcado en imponer la virtualización y eso se refuerza con la teoría del conectivismo, propuesta por George Siemens.

Tratando de evitar imponer como docente las torturas que sufrí como estudiante, he optado por asumir una enfoque crítico-reflexivo, combinando elementos del pensamiento crítico y el pensamiento complejo. Es una forma de relacionamiento docente-alumno que privilegia y alienta el debate, haciendo del mismo la herramienta básica para generar conocimientos nuevos partiendo de realidades concretas.

Aunque está próximo al constructivismo, pone énfasis en las teorías de la complejidad para encontrar las diversas formas de abordar la realidad e intentar transformarla. La dinámica que se genera en el aula puede ser implementada en la virtualidad sin mayores problemas. El objetivo es que el estudiante aprenda a pensar críticamente y encuentre formas de aprender a aprender. Es una apuesta ganar-ganar porque mientras el docente guía y orienta el proceso adquiere, nuevos conocimientos, a partir de las reflexiones con los alumnos.

Impacto de las Tecnologías en la Educación Superior en el Siglo XXI.

Recuerdo cuando se discutía en las aulas, el tema del Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación, bajo los postulados del Informe McBride, elaborado en 1980 por Sean McBride bajo el auspicio de la UNESCO. La cuestión de la democratización de la información era una cuestión estratégica para entonces y la internet vino a suplir esa necesidad. Hoy, 40 años después de aquella clarinada, la situación es completamente diferente.

El surgimiento de la Internet y especialmente la creación de la World Wide Web, (www), en 1991 por Tim Berners-Lee abrió las puertas del mundo a la información, democratizando el acceso, eliminando las barreras temporales y reduciendo la distancia a mínimos insospechables.

El desarrollo científico-técnico y surgimiento de las herramientas vinculadas a la Internet han impactado positivamente en la Educación Superior. Tanto en los procesos administrativos como en el ámbito académico, se aprecian avances significativos. En la sociedad de la información y la comunicación, el trabajador del conocimiento dispone de un arsenal digital que le permite desarrollar su trabajo. En el campo académico, esa tendencia ha revolucionado el acceso a las fuentes de información.

Peter Drucker (1993) afirmó que “en la sociedad del conocimiento, la escuela se convierte en una institución también de adultos, y especialmente de adultos de un alto nivel de escolaridad. Sobre todo, en la sociedad del conocimiento, la escuela se hace responsable del rendimiento y de los resultados”. Así veía el gurú de la gerencia el mundo en que vivió, cuando escribió su afamado libro la Sociedad Poscapitalista. Hoy la autoeducación es una realidad y la escuela complementa el proceso.

Hoy miles de satélites giran en el espacio haciendo posible que millones de personas estén interconectadas simultáneamente. Esa conexión potencia los procesos de enseñanza y facilita la circulación de la información. Aprovechar esas ventajas para reforzar la enseñanza superior ha ido de menos a más. Tal ha sido el impacto que se ha desarrollado la teoría de la conectividad para enmarcar los enfoques y tendencias impuesto por el desarrollo de las Tecnologías de Información y la Comunicación.

Como bien explica Buzarrais, M. R., Ovide “Fueron necesarios treinta y ocho años para que la radio reuniera cincuenta millones de usuarios. La televisión tardó trece años en conseguir el mismo público. La internet lo logró en tan sólo cuatro años (Annan, 2000) y ha permitido que los conceptos de comunicación e información se desarrollen en niveles que ninguna otra infraestructura tecnológica ha obtenido8”.

Lógicamente, las ventajas de la informatización no vienes solas. Hay una fuerte tensión entre la cantidad de información disponible en las redes y la calidad de la misma. Se ha acuñado el término infoxicación para describir el efecto del cúmulo de información disponible y la incapacidad del ser humano para procesarla. Eso hace, que centros de enseñanza, y especialmente las universidades, se vean compelidas a buscar estrategias para contrarrestar los efectos perversos y aprovechar las ventajas, orientando al estudiantado a buscar lo mejor entre lo bueno.

Desde cualquier perspectiva o enfoque que se aborde el impacto de las tecnologías de la información y la comunicación en la educación superior el balance es favorable. El potencial transformador de las herramientas tecnológicas es la palanca que mueve los procesos de enseñanza-aprendizaje en el siglo XXI.

Las políticas educativas, sus lineamientos y sus ejes tienen que estar enfocados a la calidad y el rendimiento. Los centros de enseñanzas superior no pueden ser una fábrica de títulos deben ser un laboratorio de talento. El sector privado tiene que garantizar calidad, capacidad de mejora continua e innovación permanente.

Conclusiones.

Tal como reseña la película “La Educación Prohibida”, la búsqueda constante de formas de mejorar la educación admite muchas modalidades y estilos pedagógicos. Aquí dejo algunas reflexiones conclusivas como forma de resumir el contenido de este breve ensayo.

El surgimiento de la Internet y especialmente la creación de la World Wide Web, (www), en 1991 por Tim Berners-Lee, abrió las puertas del mundo a la información, democratizando el acceso, eliminando las barreras temporales y reduciendo la distancia a mínimos insospechables.

Por primera vez en la historia de la humanidad se combinan las Ciencias de la Comunicación con las Tecnologías de la Información y la Comunicación para potenciar y favorecer la transformación educación.

El Siglo XXI está marcado por la revolución tecnológica y la educación está obligada a transformarse. Eso no quiere decir que se suplanten prácticas que hacen del aula física un espacio de socialización y producción de conocimiento insustituible.

Con la Educación Virtual se abren oportunidades únicas para repensar paradigmas, métodos, enfoques y estilos que habían sido reproducidos por las Ciencias de la Educación y que hoy, entran en fase de revisión, impulsados por el desarrollo de la Internet, el afianzamiento de las redes sociales como espacio de socialización y la virtualización de la educación.

Sea presencial o virtual, la educación tiene que ser útil. Las políticas educativas, sus lineamientos y sus ejes tienen que estar enfocados a la calidad y el rendimiento. Los centros de enseñanzas superior no pueden ser una fábrica de títulos deben ser un laboratorio de talento. El sector privado tiene que garantizar calidad, capacidad de mejora continua e innovación permanente.

Independientemente del enfoque se asuma el docente o la teoría que adopte para encuadrar su práctica debe privilegiar las estrategias que le ayuden a activar las emociones para generar empatía y con la empatía se produce la conexión.

En los tiempos de la robótica, la nanotecnología, la ingeniería genética y la inteligencia artificial encontrar formas innovadoras para desarrollar las actividades docentes es una tarea urgente. Ojalá la educación virtual sea parte de las soluciones.

El curso que estamos desarrollando tiene el potencial de hacer reflexionar al magisterio universitario y echar a caminar la máquina de la creatividad para hacer de la educación una actividad menos estresante y más productiva.

Bibliografía.

1. Textos Digitales.

a. Solórzano M., Fernando y García M., Andrés. Fundamentos del Aprendizaje en Red Desde el Conectivismo y la Teoría de la Actividad. Revista Cubana de Educación Superior. 2016. Número 3. 98-112.

b. McBride, Sean. Un Solo Mundo y Voces Múltiples: Comunicación e Información en Nuestro Tiempo, UNESCO, 1980.

c. Freire, Paulo. Cartas A Quien Pretende Enseñar. Siglo Veintiuno, Editores S.A. Argentina, 2002.

d. Drucker, Peter. La Sociedad Poscapitalista. Editorial Norma S.A, Bogotá, Colombia, 1994.

e. Constitución Política de República Dominicana, 2015.

2. Páginas Web.

a. Buzarrais, M. R., Ovide, E. (julio-diciembre, 2011). El impacto de las Nuevas Tecnologías en la Educación en Valores del siglo XXI, Sinéctica, 37. Recuperadode http://www.sinectica.iteso.mx/index. php?cur=37&art=37_

b. Buxarrais Estrada, María Rosa y Ovide, Evaristo. El Impacto de las Nuevas Tecnologías en la Educación en Valores del Siglo XXI. Senéctica, Revista Electrónica de la Universidad de Guadalajara. Rescatado de Sinéctica 37 www.sinectica.iteso.mx

c. San Jorge, Instituto. Relación y Estilo Pedagógico. Rescatado de https://insedusanjorge.wordpress.com/gestion-directiva-2/gestion-de-aula-2/relacion-y-estilo-pedagogico/

d. https://uasdvirtual.uasd.edu.do/diplomados/course/view.php?id=17&section=2

3. Vídeos.

a. Doin Germán (Director). La Educación Prohibida. Copyleft 2012. Rescatada de https://www.youtube.com/watch?v=-1Y9OqSJKCc

b. Vídeos Tutoriales.