viernes, 25 de noviembre de 2022

RETOS DE LA GESTIÓN INTEGRAL DE RESIDUOS SÓLIDOS INORGÁNICOS.


Desarrollar e impulsar una cultura de gestión de residuos sólidos que contribuya a la superación de concepciones basada en el “usa y tira “exige orientación, compromisos, recursos, responsabilidad, liderazgo y trabajo.

El abordaje de los temas vinculados a la protección del medio ambiente y los recursos naturales son de vital importancia para República Dominicana y tienen un vasto marco normativo. Sin embargo, el incumplimiento y la falta de seguimiento a la aplicación de éstas, impide el cumplimiento de los objetivos y fines para los que fueron creadas.

A pesar de los grandes retos del país y del alto impacto de la contaminación generada por la creciente cantidad de residuos sólidos que produce la sociedad, las estrategias de gestión son débiles y poco articuladas. Reorientar esos esfuerzos, implica diseñar e implementar acciones que fortalezcan la cultura cívica y refuercen los mecanismos de gestión de residuos sólidos en el país, partiendo de los mandatos normativos y las necesidades de la gente.

Para el caso específico de la gestión de residuos sólidos, la Ley 225-20 establece en su artículo 50 que Las instituciones educativas, a nivel primario y secundario, propiciarán la educación sobre reciclaje, aprovechamiento y valorización de los residuos desde las escuelas, para lo cual realizarán jornadas de acopio y aprovechamiento de cualquiera de los residuos valorizables que en su momento tengan mercado en el país”.

Partiendo de ese mandato y aprovechando los apoyos y coordinaciones que se pueden establecer desde los centros educativos, se procura desarrollar acciones para incorporar a estudiantes, docentes y autoridades en la gestión integral de los residuos sólidos inorgánicos (plástico, goma, madera tela, cartón o vidrio), que se producen en los centros educativos mediante jornadas y actividades cíclicas de sensibilización y motivación sobre el tema.

Conceptualizar es importante cuando de Gestión Integral de Residuos Sólidos Inorgánicos se trata. Eso ayuda a ubicar formas de fundamentar las características de las acciones que implican los procesos de gestión. Así podemos definir la cuestión como el conjunto de estrategias, políticas, acciones y actividades orientadas a facilitar la reducción, reúso y/o reciclaje de envases plásticos, cartón, vidrios, telas, madera o gomas utilizados para transportar o embalar productos de uso cotidiano.

Se define como residuo a todo material sólido, semisólido, líquido, cuyo generador o poseedor debe o requiere deshacerse de él, y que puede o debe ser valorizado y tratado responsablemente o, en su defecto, ser manejado o por sistemas de disposición final autorizados y operados conforme a lo dispuesto en esta ley y los instrumentos jurídicos que de la misma emanen.

Los residuos se convierten en basura cuando éste ha dejado de tener utilidad. Un ejemplo puede ser los envases de agroquímicos y otros productos tóxicos o contaminantes. El destino de estos materiales debe manejarse con criterio técnico y en lugares especiales. Otros materiales que no puede reciclarse deben ir directamente a depósitos y vertederos.

En esta reflexión asumiremos los criterios instituidos en la Ley de 225-20 para clasificar los residuos sólidos que establece dos tipos: Residuos no Valorizables y Residuos Orgánicos, estableciendo características específicas para cada uno. Además, señala otras subclasificaciones, atendiendo a criterios técnicos y al tipo de residuos.

Una buena parte de los residuos no se pueden aprovechar, ya sea porque pueden poner en riesgo la seguridad y la salud de las personas o afectar ecosistemas y no contamos con herramientas para un manejo adecuados de los mismos, o se desconocen las formas de aprovecharlos.

El ser humano produce residuos que requieren un tratamiento especial, como son los desechos hospitalarios e industriales, baterías u otros agentes contaminantes que mal gestionado representan serios peligros para la humanidad. Es necesario crear conciencia entre productores y generadores; así como crear infraestructura que garantice un tratamiento apropiados.

Los residuos que no provienen de la materia orgánica, sino que ha sido fabricada por el hombre reciben el nombre de residuos sólidos inorgánicos. En este grupo se incluyen el vidrio, metales, plásticos, neumáticos. Además, se puede incluir residuos de cosechas, borra de café, entre otros.

Hay residuos sólidos orgánicos que agrupan los biodegradables; tales como cáscaras de frutas o verduras, restos de comida, madera, cascarones de huevo, pan entre otros. El manejo y aprovechamiento para producir abonos adquiere relevancia para reducir el uso de agroquímicos y plaguicidas.

Reducir es minimizar el consumo de residuos conscientes del impacto de la cantidad de residuos que se producen se hace necesario la búsqueda de estrategias de gestión, que permitan una modificación en los hábitos o necesidades de consumo e impacten directamente en una reducción en la producción de residuos.

Reusar es volver a emplear o utilizar un recipiente o producto. En este sentido si un objeto es reutilizable, significa que después de haber sido empleado existe la posibilidad de aprovecharlo nuevamente. Dar nuevos usos y alargar la vida útil de un envase evita que aumente la contaminación. 

Reciclar es el proceso de recolección y transformación de materiales para convertirlos en nuevos productos, y que de otro modo serian desechados como basura. evitando así su incorrecta gestión la cual provoca contaminación por residuos.

Desarrollar una cultura de gestión de residuos es fundamental para contrarrestar la creciente producción de desperdicios en los centros urbanos. Reducir, reusar y reciclar constituyen una trilogía virtuosa que, sumada a otras Rs, sirven de fundamento a políticas que desarrollan entidades responsables de la recolección, reciclaje y disposición final de los residuos sólidos en el país.

Urge diseñar e implementar campañas de orientación sobre el impacto de los residuos sólidos, especialmente en los centros urbanos, industrias, clínicas y hospitales, agricultura e instituciones públicas. Elevar la cultura cívica es fundamental para evitar la contaminación de océanos, ríos, lagunas y cañadas.

Los males generados por la disposición inapropiada de residuos sólidos se agravan cada día por el incremento y proliferación de envases plásticos, desechos informáticos y las chatarras de vehículos. Los ayuntamientos deben trabajar, no solo para recoger los residuos y llevarlos a los denominados vertederos, sino en la orientación de la gente para que aprenda a reciclar y clasificar los desperdicios que produce.

Desarrollar una infraestructura para recolectar, reciclar y clasificar la basura implica cambiar el enfoque que la tradición ha impuesto y el concepto de basura por residuos. Generar recursos desde los residuos puede contribuir a trasformar la vida de mucha gente.

La gestión apropiada y responsable de residuos sólidos no solo genera empleos y disminuye la contaminación ambiental, sino que evita inundaciones por la obstrucción de imbornales y el desborde de cañadas en tiempos de lluvias.

Desde las instancias municipales y el ministerio de medio ambiente se pueden impulsar políticas articuladas y sostenibles de gestión de residuos sólidos y coordinar acciones para contrarrestar la cultura “del usa y tira”. La normativa vigente ofrece mecanismos que facilitan el proceso.

Que cada uno haga su parte: las autoridades orientando y planificando, y la población cumpliendo su deber gestionar apropiadamente los residuos que gestiona. Esa unidad debe complementarse con la reducción del consumo y la búsqueda de alternativas que permitan sustituir los plásticos y otros agentes contaminantes.

Es fundamental desarrollar capacidades entre los estudiantes que les permitan interactuar responsablemente con su entorno, cuidando de no alterar los ecosistemas con residuos sólidos inorgánicos y fortalecer las destrezas y habilidades de los estudiantes para generar una cultura de gestión de residuos sólidos inorgánicos consecuente con el medio ambiente y los recursos naturales.

Involucrar a estudiantes en la organización y desarrollo de actividades que familiaricen con los efectos nocivos de la disposición inapropiada de residuos sólidos que se generan en la escuela y su entorno e incentivar las capacidades creativas del estudiante, haciéndole partícipe de la transformación del entorno donde vive, partiendo de las actividades dirigidas y coordinadas desde la escuela.

En resumen, hay grandes desafíos generar políticas funcionales de gestión de residuos sólidos en el país. Se pueden coordinar e impulsar acciones desde diversos ámbitos, especialmente desde ayuntamientos, juntas de vecinos, medios de comunicación y centros educativos como espacios ideales para promover un cambio significativo en la cultura de gestión de residuos sólidos.

martes, 22 de noviembre de 2022

PROGRESISMO Y SOCIALISMO EN AMERICA LATINA.


“Somos objetivos, pero no imparciales. Consideramos que es una cobardía ser imparcial, porque no se puede ser imparcial entre el bien y el mal, entre lo justo y lo injusto, entre el oprimido y el opresor”. Jorge Ricardo Masetti, periodista revolucionario argentino.

El mapa político de América está repartido entre progresistas, socialistas y derechistas, así se evidencia en los últimos procesos electorales donde la división político-electoral es clara. Los casos de Colombia y Brasil ayudan ilustrar esta tesis. Las derechas han perdido los ejecutivos, pero mantienen congresos, gobernaciones y municipios.

Con medios, poder, recursos, dinero, mañas y pocos escrúpulos, las derechas lucen envalentonadas y están retando a los gobiernos. Mientras progresistas y socialistas intentan gobernar son acosadas y asediados por las derechas, tanto en las calles como en medios de comunicación. Derrotados en las urnas, buscan compensar con protestas en las calles, evidenciando que cuando no ganan, arrebatan.

Aprovechando la polarización política, la resistencia de las élites a los cambios y acompañadas por agresivas campañas de manipulación, las derechas intentan imponer la anarquía en las calles para deslegitimar el accionar de gobiernos progresistas. Responsables del incremento de la pobreza, la desigualdad, la exclusión y la discriminación buscan distraer para evitar que sus gestiones sean escrutadas.

Las fuerzas reaccionarias exigen a los gobiernos progresistas que resuelvan en meses los problemas que ellos generaron por décadas de gobiernos entreguistas, corruptos, represivos y clientelistas. Desde los congresos boicotean las iniciativas impulsadas por gobiernos progresistas. Se dedican a conspirar abierta y públicamente desde sus curules irrespetando la institucionalidad democrática.

Los casos de la República del Perú y la República Plurinacional de Bolivia son referentes de conspiración permanente, donde las derechas, utilizan su poder para descalificar las ejecutorias de los gobiernos. Cuestionan hasta el origen social o étnico de los gobernantes. Los pueblos son testigo de un accionar perverso y antidemocrático, pero aprovechando sus recursos, relaciones en poderes judiciales y legislativo accionan para incoar demandas a funcionarios progresistas, incluidos presidentes electos en procesos claramente democráticos, legítimos y legales.

Si las derechas no aceptan las reglas del juego democrático se abren brechas en los sistemas políticos que pueden empujar a los pueblos a la violencia. Recuérdese de que quienes se oponen a la revolución pacífica, hacen inevitable la revolución violenta. La paz social y la estabilidad política se fundamentan en el compromiso cívico, la participación, el autorreconocimiento, la tolerancia y el respeto mutuo.

 Ante ese escenario, las opciones de las fuerzas progresistas, socialistas y revolucionarias deben dirigirse a crear mecanismos y desarrollar alianzas para transformar el formalismo democrático electoralista a democracia funcional de base popular. Ciudadanizar la política y trabajar para superar el analfabetismo cívico y político que exhiben sectores populares y burgueses. Fortalecer las relaciones con oficiales progresistas y mandos medios de las fuerzas armadas como sostén del orden y la defensa de la soberanía.

Conocer y cuidarse de los sectores que se alían buscando protección ante la inminencia de una derrota electoral, porque "el lobo pierde el pelo, pero nunca las mañas". Reforzar las alianzas estratégicas con los sectores populares y sacar auditorías que evidencien los desmanes cometidos por quienes le precedieron es una cuestión vital para los gobiernos progresistas.

No se puede propiciar el “borrón y cuenta nueva”, aunque cueste y tome tiempo. Hasta ahora, los gobernantes de derecha salen de los gobiernos cuestionados, pero no procesados por la justicia. Es un error que deben superar los gobiernos progresistas. La impunidad no puede servir a desfalcadores, represivos, corruptos y entreguistas como escudo, la ley debe primar por encima de los prejuicios ideológicos.

Recolectar evidencias para procesar y condenar a quienes gestionan el erario al margen de la normativa y pervirtiendo procesos y manipulando procedimientos para robar o malversar recursos públicos es tarea de contralorías y fiscalías. El control legal, político y social debe servir para contrarrestar e impedir el saqueo de dineros y recursos públicos. Ardua e impostergable tarea que debe asumir cualquier gobierno que se autodefina de progresista.

Rendir cuentas de sus actos y ejecutorias. Articular alianzas políticas y sociales productivas, sostenibles y pluralistas son tareas urgentes e imprescindibles. Urge en caminar procesos de reformas de las estructuras institucionales, modernización de las administraciones y funciones públicas para avanzar hacia acciones más profundas orientadas a la transformación de las estructuras de poder y a la creación de mecanismos y procedimientos que faciliten la participación de la gente en los procesos de gestión.

Los gobiernos progresistas, socialistas y revolucionarios están compelidos a dar respuestas a las necesidades más urgentes y generar confianza en las instituciones públicas, pero los altos niveles de endeudamientos, las privatizaciones de empresas y servicios públicos realizadas por sus antecesores impiden avanzar con la celeridad requerida. Realizar diagnósticos, auditorías e investigaciones sobre lo que reciben es cuestión de alta prioridad. Hay que informar a la población para que conozca el accionar de las derechas en el gobierno.

Todo por y con el pueblo, sin el pueblo nada. Así funcionan las democracias, aunque sean formales y de baja intensidad. Aprender de los errores y socializar las buenas prácticas ayudan siempre. El Siglo XXI es el siglo de la izquierda progresista, socialista y revolucionaria, pero deben ir creando bases que sustenten su accionar en contextos cambiantes y coyunturas exigentes. Las experiencias y la memoria histórica son fuente de referencias para avanzar y corregir el rumbo.

América Latina está inmersa en una lucha política, ideológica y de clases que desafían las capacidades institucionales heredades del neoliberalismo. Superarlas y “dar el gran salto adelante”, implica fortalecer la institucionalidad política y las organizaciones sociales. Los altos niveles de pobreza y desigualdad perturban la gobernabilidad e imposibilitan la paz y la estabilidad social.

Las instituciones de fe han entrado con fuerza a la política y el progresismo debe reconquistar poder en ese ámbito. El arraigo del cristianismo y la diversificación observada en los últimos tiempos obliga a replantear las estrategias con respecto a esos grupos. Al margen de credos e ideologías, la gente tiene necesidades y urgencias. Corresponde a los liderazgos políticos canalizar demandas, buscar soluciones e impulsar el desarrollo de los territorios.

La gente no come discursos ni quiere propaganda; la gente quiere soluciones. No quiere justificaciones ni distracciones; quiere soluciones y los sistemas políticos deben dar respuestas a las crecientes demandas que reciben. Sabiendo que los recursos son escasos y las demandas son colosales se impone priorizar en políticas inclusivas que contribuyan a superar los rezagos del subdesarrollo.

Hacer frente a colosales catástrofes naturales, calentamiento global, creciente pobreza, el intervencionismo estadounidense y los perturbadores niveles de endeudamiento; así como la dependencia y la brecha tecnológica marcan las agendas del progresismo. A esto se suma los efectos de la guerra híbrida que impulsas sectores cavernarios, desafíos para preservar para los recursos naturales y recuperar la capacidad reguladora de los estados.

Importantizar la nacionalización y gestión apropiada de los recursos naturales para que los beneficios sirvan a los programas y proyectos de desarrollo colectivo es una puerta para entrar a las sendas del desarrollo. Auditar la deuda interna para aclarar cuánto y a quién le deben los Estados es clave. Gobernar y gestionar a ciegas es imposible en tiempos de la sociedad de la información y la comunicación, donde el dato juega un rol preponderante. Hay que generar datos e informaciones relevantes y saber gestionarlos para tomar decisiones bien fundamentadas. El dato es el mensaje.

Priorizar y democratizar la educación para hacer de ella un medio para transformar las sociedades potenciando las capacidades creativas de la gente es tarea indispensable. La educación libera cuando se orienta a privilegiar los valores cívicos y a fortalecer la autoestima de la gente. Motivadas, formadas y educadas las personas se empoderan de los procesos de transformación de las sociedades donde viven.

Como se ve, los gobiernos progresistas tienen grandes desafíos para profundizar la democracia latinoamericana e impregnar el sello de legitimidad que requieren. Potenciar la integración regional y gestar alianzas a nivel local darán ciertas ventajas. Convencer a la gente de que sus derechos se reflejan en los hechos y realizaciones. Transformar y ciudadanizar la política dará legitimidad, fuerzas, sostén y continuidad. ¡Avancemos!

domingo, 20 de noviembre de 2022

PRESUPUESTOS PARTICIPATIVOS MUNICIPALES: ¿TRAMPA O SOLUCIÓN?

Para transparentar e institucionalizar la gestión local, hay que trabajar en la superación del analfabetismo cívico y ciudadanizar la política para empoderar a la gente en regiones, provincias, municipios, distritos municipales, secciones y parajes.

El abordaje de las cuestiones vinculadas desarrollo local tienen gran importancia al momento de planificar el desarrollo. En República Dominicana hay regiones, provincias, municipios, secciones y parajes, pero es al municipio al que más se le exige, dado sus niveles de autonomía.

Tanto la gestión política como burocrática del municipio está a cargo del ayuntamiento. Es una entidad con fuerte referente constitucional y una normativa complementaria, que bien aplicada, haría de estos espacios referentes en materia de eficiencia, eficacia y transparencia. Lógicamente, los gobiernos locales deben integrar a toda la comunidad, utilizando el ayuntamiento como plataforma y garante.

La primera década del presente siglo, encontró al país inmerso en un amplio debate en materia de reforma y modernización del Estado. Los ayuntamientos entraron al escenario con una amplia agenda orientada al fortalecimiento institucional y la función pública municipal. Participación, descentralización, delegación, desconcentración y coordinación fueron términos que coparon la atención de técnicos y consultores.

Las instituciones vinculadas a los procesos de reforma y modernización municipal, como la Liga Municipal Dominicana, el Consejo Nacional de Reforma del Estado y posteriormente la Federación de Municipios tomaron la vanguardia. Se realizaron cientos de conversatorios, debates y seminarios en la búsqueda de soluciones a la problemática municipal. Los mayores encuentros se centraron en el cambio de la normativa y se logró consensuar lo que hoy es la Ley 176-07 y su normativa complementaria.

Los asuntos municipales vinculados a autonomía, descentralización, transparencia y participación municipal ocupó por buen tiempo en quehacer de autoridades y munícipes. Al ritmo de los debates, se sumó un proceso de atomización del territorio y se crearon cientos de nuevas demarcaciones que exigían mayores presupuestos y burocracia especializada.

Una de los resultados de ese proceso fue la inclusión de mecanismos de participación en los gobiernos locales. Así entra el Presupuesto Participativo en República Dominicana, aprovechando los resultados exitosos logrados por el Partido de los Trabajadores en Porto Alegre en Brasil. Se vota la Ley 170-07 y posteriormente se incluyen en la Constitución de la República. Desde entonces se ha ido desarrollando en los municipios, pero alejado de los propósitos y disposiciones normativas.

La dinámica política en municipios condiciona las modalidades de inversión de los Presupuestos Participativos Municipales, PPM. La Normativa es referencia y nada más. Son aspectos que desmotivan la participación de la gente en la gestión municipal y afecta y debilita la institucionalidad municipal.

No se respeta ni se cumplen la Constitución de la República, mucho menos la Ley 176-07 del Distrito Nacional y Los Municipios, la Ley 170-07de Presupuesto Participativo. Como estas leyes hay otras tantas que no se cumplen, incluida la Ley 200-04 de Libre Acceso a la Información y la 496-08 de Planificación e Inversión Pública.

Lo política mal entendida afianza el patrimonialismo, propicio clientelismo y neutraliza el desarrollo. Cambiar ese modelo es un gran desafío. Hasta que la gente no supere el analfabetismo y el fanatismo político, se impondrá el nepotismo y el asistencialismo como norma.

Municipios y Ayuntamientos tienen enormes retos. Desde los tiempos de la colonia española hasta hoy, siguen siendo espacios importantes de socialización y debate, pero la corrupción y la falta de transparencia impiden su consolidación institucional. Largos debates y una vasta normativa debieran dar experiencias y garantías para una gestión local eficiente, pero falta mucho trecho por recorrer.

Fortalecer el liderazgo local y politizar la ciudadanía para que se incorpore a las organizaciones comunitarias, secuestradas, manipuladas y corporativizadas es fundamental, si se aspira a impulsar procesos de desarrollo local, tomando como plataforma operativa los consejos de desarrollo. Los diseños están, faltan quien los asuma e impulse las acciones que hagan de los ayuntamientos entes confiables, funcionales y transparentes.

Otro escollo a superar está referido al acentuado analfabetismo cívico que exhibe la gente en los territorios y la falta de visión de quienes hacen de la política su medio de vida. Esto sumado a la falta de orientación y la manipulación que hacen las autoridades para evitar rendir cuentas a la población alejan a la gente.

Orientar, informar, formar y educar a la gente para que ejerza sus derechos y cumpla sus deberes es un imperativo categórico, pero esta perspectiva, es solapada por el clientelismo y el asistencialismo imperante. Aunque parezca utópico, la gestión participativa municipal es un anhelo acariciado por el liderazgo social para fortalecer y transparentar los gobiernos municipales e impulsar el desarrollo local.

Transformar y trasparentar la gestión municipal es imposible si la gente no exige y participa. Los municipios son espacios gestionados por los ayuntamientos, pero éstos tienen la responsabilidad, los mandatos normativos para delegar o coordinar con otras entidades para suplir los servicios y bienes que requiere para desarrollarse equitativa e integralmente.

Para avanzar es necesario exigir el cumplimiento de las normativas vigentes, desarrollar mecanismos alternativos de participación, desarrollar mecanismos funcionales de transparencia y rendición de cuentas, romper el cerco clientelista e impulsar la conformación de los Consejos de Desarrollo Municipal como espacios de articulación intersectorial para el diseño e implantación de los Planes de Desarrollo.

Con la gente todo, sin la gente nada. Así funciona la democracia, pero para avanzar se requiere un liderazgo político y social sano, comprometido, honesto, capacitado y trabajador. Ejercer los mecanismos de participación social en los municipios contribuye a la cohesión territorial y fortalece la gestión local.

Los funcionarios no son dueño de los presupuestos ni las instituciones que gestionan, el dueño es el pueblo, por tanto, cuando una autoridad ejecuta una obra o aplica soluciones no está actuando por él, sino por mandato de la ley que le rige. Pretender confundir a la población tiene elevados costos políticos dado los avances de las tecnologías de la información y la comunicación, especialmente las redes sociales. Distraerse con las redes es un error, ignorarlas es un suicidio.

Las organizaciones sociales y comunitarias; así como los gremios profesionales pueden servir de contrapesos al liderazgo político y ayudar, tanto en el diseño, implantación, evaluación y seguimiento de las obras e iniciativas que ejecuta el ayuntamiento, incluida las aprobada con PPM.

El Presupuesto Participativo Municipal es una potente herramienta para impulsar políticas públicas de desarrollo local que den respuestas a las diversas problemáticas que padecen los municipios dominicanos, pero hay que pasar del dicho al hecho. Mucho se ha escrito y dicho, pero los frutos siguen siendo escasos.

Si fuera la autoridad ejecutiva de un municipio y consultara a la gente sobre obras necesarias en la demarcación y escogieran: galleras, canchas, bancas, pley, iglesias, bibliotecas, funerarias, plazas, luces, vertederos, semáforos, parques, bacheos de calle, aceras y contenes ¿Qué priorizaría? Esos y otros asuntos hacen parte de los asuntos que entran en los PPM.

La normativa manda a las alcaldías municipales y a los concejos de regidores a propiciar espacios y mecanismos para implantar los PPM, pero no se ha avanzado lo suficiente como para descansar. Hay que insistir y trabajar para desarrollar capacidades y mecanismos que ayuden a evaluar y medir el impacto, los avances y desafíos de los presupuestos participativos en el país.

Referendo, plebiscitos e iniciativa normativa municipal, junto al presupuestos participativo municipal alcanzaron rango constitucional a partir de 2010, pero todavía no se ha desarrollado mecanismo y procedimientos para su implementación. Solo el último ha ido avanzando y superando escollo. Esta reflexión se orienta a reivindicar la importancia de este mecanismo para fortalecer la institucionalidad y la gestión local.

Concluyo  invitándole a tomar parte y a participar en las secciones de su ayuntamiento, en a las Asambleas de los Presupuestos Participativos Municipales e incorporándose a los mecanismos de participación. Infórmese, exija y participe. Hágase un munícipe activo, comprometido y productivo.

viernes, 18 de noviembre de 2022

RETOS, DESAFÍOS, OPORTUNIDADES Y PERSPECTIVAS DE LA JUVEVTUD EN EL SIGLO XXI.

“La juventud necesita creerse, a priori, superior. Claro que se equivoca, pero este es precisamente el gran derecho de la juventud”. José Ortega y Gasset.

El Siglo XXI encontró a la juventud dominicana distraída, confundida e incomprendida, pero buscando puntos de apoyo para superar los flagelos que le impiden la autosuperación y la inserción en una sociedad en cambio constante. Con más preguntas que respuestas, entra en la carrera competitiva agarrada de las tecnologías de la información y la comunicación, la juventud trata de superar la confrontación y distracción impuestas por la irrupción de una diversidad de medios que impregnan la dinámica social.

De la generación finisecular heredó, la crisis de modelos ideológicos que le permitieran construir principios para fundamentar su proyecto de vida. Beneficiaria de la revolución tecnológica que implosionó a principios de siglo, la juventud pone proa al futuro. La juventud es una etapa de la vida donde los seres humanos buscan afanosamente las oportunidades que le permitan desarrollar su potencial y realizarse como persona. Lidiar con utopías, rebeldías, irreverencias e indignación, hacen parte de los desafíos de las presentes generaciones.

Definir los fundamentos psicológicos de la personalidad de la juventud implica grandes desafíos, recursos, voluntad, educación, formación y orientación. Son aspectos cuyo abordaje exige adentrarse en las interioridades del ser humano para enmarcar teóricamente el complejo mundo de preocupaciones, aspiraciones y ambiciones. Reflexionar desde la experiencia, ofrece oportunidades de comprender el pasado, entender el presente y proyectar el futuro. Partiendo de esas premisas, se inicia una carrera que lleva a la juventud, que alguna vez fue niñez a entrar al mundo de la adultez.

La efervescencia juvenil y las energías mal canalizada lleva a la juventud a cometer acciones que muchas veces son catalogadas como errores, pero es en esa dinámica donde se forjan las conductas que regirán los comportamientos societales de la juventud. La lucha por desarrollar una personalidad propia referenciada, adaptando o adoptando los valores tradicionales impuestos desde la educación, la ideología o las religiones, marcan el quehacer de la juventud.   

¿Qué es la juventud? Es como un diamante sin pulir para los que las Ciencias Sociales y de la conducta definen perfiles y caracterizaciones para la juventud, obviando, en algunos casos, que cada ser es como es y no como las ciencias lo definen. Teorizar desde la experiencia es fundamental, dado que contar lo vivido, puede servir para que otros encuentren respuestas a preguntas que no se han hecho.

Impulsada por anhelos de superación personal, intelectual, espiritual y económica; la juventud entra en la exigente competencia por conquistar oportunidades, espacios, recursos, apoyos y afectos. Llegar a la meta cuesta, como dice una canción, pero la esperanza y la fe en el porvenir animan, motivan e impulsan a la juventud.

Buscando referentes en su andar por la vida, chocando con muros sociales, ideológicos, religiosos y culturales e impulsada por la necesidad de hacer la transición hacia la adultez, insiste en aprovechar las oportunidades que le ofrece el convulso entorno social. Entre aciertos y desaciertos sigue el recorrido por la vida venciendo incomprensiones, rompiendo mitos y saltando muros.

Entre la incertidumbre de un futuro promisorio, la carga de un pasado turbulento vive un presente exigente y retador, tratando de escoger lo mejor de cada etapa. Aturdida por el bombardeo informativo constante y acosada por el conservadurismo adultocentrista, navega esperanzada hacia el porvenir.

La juventud del Siglo XXI está inmersa en una batalla sin cuartel contra la resistencia generacional que marcó el siglo pasado. Valores morales, religiosos y ideológicos heredados no son suficientes para enfrentar los grandes retos de las generaciones actuales. Es necesario profundizar en el análisis de los retos que desafían a la juventud.

Crear nuevos referentes para cimentar los principios que le ayuden a conducirse en la sociedad y entender los consensos societales hacen parte de esos retos. Insistir en la búsqueda de referentes, oportunidades, apoyos y afectos ocupan gran parte del tiempo de una generación en perspectiva.  

Superar estigmas sociales, abriéndose paso por las congestionadas avenidas de la vida; así como luchar incesantemente para crear sus propios referentes que marquen la ruta y su accionar. Retar al destino dicen unos, romper paradigmas afirman otros. Sea lo que fuere, la sociedad debe dar a la juventud el derecho a vivir en un mundo justo, solidario y tolerante.

Aprender de tradiciones, mitos y creencias que marcan su acervo cultural y dan forma a su personalidad es clave para superar los males que hoy afectan e impiden el desarrollo integral de la juventud en República Dominicana y el mundo. Males heredados retan las capacidades de la juventud y desafían su resiliencia.

Enfrentar prejuicios y estigmas sociales, discriminación, marginación y desigualdad son temas trascendentales para entender las incertidumbres, las indefiniciones, los miedos y las confusiones de la juventud actual. Es un amplio coctel que obliga a buscar espacios y medios de socialización para propiciar diálogos que contrarresten el analfabetismo emocional, cívico y político impuestos por quienes controlan los hilos del poder.

Generar espacios para esas discusiones es tarea del liderazgo juvenil, especialmente, aquel que tiene el privilegio de asistir a centros educativo, militar en organizaciones políticas, instituciones de fe, clubes culturales o cualquier otro espacio de interacción. Desde ahí se puede hacer mucho para apoyar a la juventud en la elaborar su proyecto de vida.

Canalizar eficientemente las energías de la juventud e incentivar el desarrollo de su potencial creativo constituye un capital intangible de alto valor estratégico para las sociedades actuales. En un mundo en constante cambio e interconectado, hacer sinergia con la gente joven es fundamental, para ir haciendo la transición al relevo generacional.

La juventud dominicana, diversa, soñadora, creativa, marginada, discriminada e incomprendida tiene grandes desafíos, pero ninguno tan perturbador como la falta de empleos, oportunidades y espacios para satisfacer sus necesidades, socializar sus saberes, desarrollar sus capacidades y cultivar su potencial creativo. Facilitar el reencuentro de la juventud con sus expectativas e impulsar políticas desde el Estado es tarea de los gobiernos.

Entender a la juventud exige acompañarle en la búsqueda de soluciones a los grandes males que les aquejan, perturban y desvelan. Corrupción, impunidad, drogadicción, delincuencia, embarazo temprano, crimen organizado, violencia intrafamiliar, discriminación, exclusión, pobreza, desigualdad y criminalidad perturban, preocupan y ocupan a la juventud. 

Recordar a Los Guaraguaos en su canto épico a la juventud, especialmente ese que dice: "Qué pasa en el mundo, en la humanidad. que el joven de ahora no puede vivir en paz...Qué pasa en el mundo, en la humanidad que ser joven señores inspira maldad". https://www.youtube.com/watch?v=A5GE289gz8g   

Es un acto de suprema irresponsabilidad endilgar a la juventud dominicana males creados por las generaciones que le preceden. El mundo acelerado que hoy se vive reclama una colaboración intergeneracional donde se combine la experiencia y las capacidades creativas de la juventud con el objetivo de impulsar el desarrollo integral de la sociedad. Ese diálogo con la juventud se generan los compromisos que potencian las posibilidades del futuro. 

Innovar y crear son lemas de la juventud actual y eso se expresa en todos los espacios de interacción y de la vida de los jóvenes. Habilitar espacios para escuchar las inquietudes de los jóvenes es fundamental e imprescindible. El crecimiento personal, intelectual y económico de la juventud es imprescindible para romper el cerco de la pobreza, la desigualdad y la exclusión.

El Estado le ha fallado a la juventud y es tarea de quienes los dirigen diseñar e implantar las políticas que garanticen el futuro de la sociedad invirtiendo y confiando en la gente joven. ¿Qué futuro tiene un pueblo cuya juventud se bate entre el miedo, la incertidumbre y la corrupción? Elevar la conciencia y el compromiso cívico es fundamental, pero suplir las necesidades de la juventud es imperativo moral.

Las instituciones que trabajan con la juventud en República Dominicana lucen desenfocadas con respecto a las expectativas de la gente joven. Las políticas públicas de juventud no termina de salir de los papeles y marcos normativos. Avanzar en ese campo requiere superar el asistencialismo y generar oportunidades inclusiva para toda la juventud, especialmente entre grupos más rezagados y marginados de un modelo económica excluyente y empobrecedor.

Focalizar acciones de apoyo para las juventudes rurales y semiurbana es una tarea impostergable. Impulsar soluciones in situ exige coordinación, articulación, recursos, trabajo y liderazgo. La planificación participativa y el empoderamiento de los programas, proyectos, planes e iniciativas genera compromisos y potencia las posibilidades de éxito. De no llegar el Estado con sus políticas a las demarcaciones territoriales, la juventud emigra o se pervierte. 

Los ayuntamientos tienen mucho que hacer en ese campo, pero la juventud no cuenta para los ayuntamientos, ya que su accionar se centra en los centros urbanos. Aunque hay un alcalde pedáneo en secciones rurales y un ayudante en los parajes, los planes de los ayuntamientos no llegan allí y el desarrollo pasa a ser autogestionario. Cambiar ese esquema exige un cambio de visión del liderazgo, empoderamiento comunitario y una ruptura con la cultura clientelar.

Las autoridades municipales tienen la responsabilidad de trabajar por todo el municipio que dirigen, pero las debilidades, exclusiones e inobservancia de los planes de comunicación de los ayuntamientos, dejan fuera las demarcaciones rurales. Otra parte toca al gobierno central, que debe ir más allá de los discursos y la propaganda gubernamental. Ir a las comunidades rurales donde se producen lo que comen las ciudades es tarea impostergable.

Establecer incentivos y programas de desarrollo de la juventud rural y semiurbana es de alto valor estratégicos para mantener a los jóvenes en sus territorios y evitar la emigración. Generar oportunidades para la juventud debe ser prioridad del liderazgo político y social. Los escollos que impiden avanzar en ese campo son conocidos, pero las respuestas no llegan y la desesperanza mina la fuerza de voluntad.

La igualdad de derechos y oportunidades debe encontrar un respaldo más allá de las teorías, los diseños de planes, programas, proyectos y discursos políticos. No hay excusa para postergar las respuestas a los problemas que padece la juventud dominicana. La resiliencia es deseable pero la rebeldía es imprescindible para cumplir deberes ejerciendo derechos. Esas expectativas chocan cuando se buscan vías para alcanzar el éxito individual o colectivo. La juventud busca su camino.

Esas fuerzas y energías de la juventud deben ser liberadas y colocadas al servicio del país. La juventud  está en centros educativos, instituciones de fe, organizaciones política y sociales, en los deportes y en actividades productivas diversas. Cuando no hay espacios para desarrollar sus capacidades y ejercitar sus derechos caen en las garras de la delincuencia, empujados por la desesperanza y el espejismo. Crear oportunidades para todos debe pasar de consigna a propuestas.

La juventud dominicana está empeñada en hacer su tarea y transformar los cimientos de la sociedad en que viven. Toca a los hacedores de políticas hacer la suya. Esos que manejan los presupuestos deben cuidar las bases que sustentan y soportan la sociedad. El diseño de los programas, proyectos, planes e iniciativas orientados a la juventud deben contar con una alta participación de ella. Habilitar espacios de participación es tarea de quienes dirigen.

¿Qué necesita la juventud para insertarse e integrarse a la sociedad donde vive? Entre otras cosas, orientación, formación, educación, apoyos, afectos, comprensión y respeto. Escuchar a la juventud es tarea de la familia, centros educativos, instituciones de sociedad civil y partidos políticos. Darle referentes éticos y morales es tarea de quienes le preceden. Respetar sus decisiones y ayudarle en la batalla por la superación es imperativo ético. Ser joven no puede ser un estigma.

Generar espacios para el desarrollo juvenil, en regiones, provincias, municipios, distritos municipales, secciones, parajes y barrios es tarea de quienes interactúan en esas demarcaciones. Esconder la cabeza ante los reclamos de la juventud es perder la oportunidad de canalizar su energía para potenciar el desarrollo del país. Apoyar a la juventud en su contexto es fundamental. La juventud, tanto en campos como en ciudades sueñas y lucha por superar su condición y las de sus progenitores.

Las tecnologías de la información y la comunicación, las redes sociales y las diversas formas de diversión de la juventud encuentran en la juventud su principal consumidor. Las plataformas tecnológicas son espacios para entretener, desarrollar y socializar, pero también para innovar, crear, aprender y enseñar. Es importante que desde esos espacios se promuevan valores cívicos y culturales basados en el compromiso, la tolerancia y el trabajo digno.

La juventud tiene derecho a soñar, haciendo algo mientras sueña, caminar hacia el éxito. Tiene derecho a crear, inventar y a reinventar. Tiene el derecho a equivocarse y el deber de reivindicarse. Tienen a derecho a ser libre como el viento y a luchar por la libertad en que creen. Tienen derecho a extender sus alas en los amplios cielos de la imaginación creativa. Nadie puede ni debe impedir que alce vuelo y alcance las alturas. Que llegue tan lejos como los sueños que le guían.


martes, 15 de noviembre de 2022

REFLEXIONES y LECCIONES DE LA COVID-19.

“La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el brote del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 (COVID-19) como pandemia el 11 de marzo de 2020”. ONU.

Haber padecido y sobrevivido a la pandemia, obliga a reflexionar sobre la fragilidad de la vida y la incapacidad de la humanidad para enfrentarse a pandemias como la que produjo el SARS-Cov-2. Bautizada como COVID-19, la pandemia se extiende impacta la salud y todas las actividades humanas. Los costos colectivos e individuales son insumos claves para reforzar el análisis. El mundo estuvo en vilo hasta que aparecieron las primeras vacunas.

El análisis que aquí dejo pretende recoger la experiencia vivida desde el año 2019 al 2021, cuando la pandemia tuvo sus picos más altos. Lógicamente, abordar una cuestión tan compleja como la pandemia y sus implicaciones, exige mucho más que una reflexión empírica. Contar lo vivido ayudará a no olvidar la perturbadora experiencia.

La primera reacción de la gente fue la incredulidad, tras ella la especulación y la manipulación. El flujo de información, de todos los calibres se transformó en infodemia. Estar bien informado exigió más que nunca una búsqueda exhaustiva y una mente ágil para detectar noticias falsas. La avalancha informativa era perturbadora.

A finales del año 2019, en la ciudad China de Wuhan salen los primeros casos de infecciones por covid-19. Inicia la búsqueda del paciente cero y del vector transmisor de la enfermedad. Especulaciones y acusaciones se hacen cotidianas sobre el posible origen del virus. Murciélagos y el pangolín son señalados como posibles responsables. Virólogos y epidemiólogos se rasgan las vestiduras para explicar el potenciar destructivo de la enfermedad.

“La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el brote del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 (COVID-19) como pandemia el 11 de marzo de 2020. Desde entonces, la pandemia continúa haciendo estragos, y las tasas de morbilidad y mortalidad siguen aumentando en todo el mundo”. ONU.

China es la primera en cerrar ciudades completas con el objetivo de evitar la propagación del virus, pero ya era tarde. Los países imitaron el gigante asiático y también cerraron. La gente se refugió en sus hogares y las ciudades quedaron vacías. Parecían muertas sin ruido, sin gente, sin vida. República Dominicana no fue la excepción. El Distrito Nacional donde resido, parecía una ciudad fantasma.

Declaratoria de Estado de Emergencia por varios meses. Toques de queda continuados y represión para imponer la cuarentena. Calles desiertas, todo cerrado, menos los dispensarios y consultorios médicos, laboratorios e instituciones de protección social.

Solo circulaba el personal de emergencia, periodistas, personal vinculado a la salud, la seguridad, suplidores de alimentos y combustible; así como mensajeros de farmacia y deliverys. Las familias tomaron medidas e impusieron sus propias normas para entrar a la casa. En la puerta quedaban los calzados, y el uso intensivo de alcohol quemaba la piel de las manos. Las mascarillas dejaban huellas claramente visibles.

En las entradas de edificios e instituciones se leían letreros donde se advertía que no se aceptaban personas sin mascarillas. Las instituciones de servicios impusieron políticas restrictivas para el acceso a servicios como bancos, telefónicas, super mercados, transporte público, centros comerciales y mercados. Con todo cerrado, incluido los parques y otros espacios de esparcimiento, el encierro se acentuaba.

En la casa, el encierro sirvió para acercar a las familias, pero acentuó el uso de equipos electrónicos y muchos dicen que la violencia intrafamiliar creció. El estrés que provocan largos periodos de encierro tensa las relaciones y genera conflictos. Otros aprovecharon para leer, escribir y reflexionar sobre asuntos diversos.

Mientras todo eso sucede, la enfermedad se expande, los contagios aumentan y las muertes se incrementan. El personal médico desarrolla una guerra sin cuartel contra la enfermedad. La gente se enferma y muere, dejando luto, dolor, tensión. estrés y preocupación en las familias. La gente empieza a exigir libertad y empieza a romper la cuarentena. Las autoridades intentan mantenerla por la fuerza. La cuerda se tensa y los gobiernos comienzan a flexibilizar.

La parálisis de las actividades productivas, especialmente en los centros urbanos, corroen las bases de la maltrecha economía familiar. El panorama se complica, con la especulación y agiotismo. Los gobiernos crean programas para socorrer a los grupos vulnerables, pero el impacto de la parálisis económica es demoledor.

La pandemia llega en un contexto económico internacional caracterizado por altos niveles de pobreza y desigualdad. El modelo capitalista, marcado por el consumismo y la obsolescencia programada, dejan fuera a grandes conglomerados. La crisis del capitalismo estaba en su punto crítico y la pandemia le sirvió de excusa, pero también de catapulta.

El capitalismo depredador ha encontrado en la Covid-19 una excusa para escudar sus fallas. La creciente pobreza y la desigualdad imperante son productos de las políticas neoliberales y de la avaricia de las élites que colocan las cosas por encima de la gente.

Lo cierto es que el capitalismo estaba en crisis cuando llegó la pandemia, siguió en crisis y estará en crisis cuando decreten superada a la enfermedad. El quiebre ha obligado a subir tasas de interés, reducir políticas sociales, aumentar impuestos y utilizar la guerra económica como instrumento de control.

El declive del poder del dólar se hace evidente, mientras otras monedas entran a los mercados de divisa. Economías emergentes como China, India, Rusia, Irán, entre otras, buscan formas para salir de las garras del dólar estadounidense, mientras el Fondo Monetario Internacional y otras entidades recetan modelos para mantener viva la esencia del llamado Consenso de Washington.

Estados Unidos como centro del capitalismo mundial viene arrastrando crisis cíclicas desde principios de siglo y no se ve salida a las mismas. El neoliberalismo instalado en tiempos de Ronald Reagan y el expansionismo estadounidense han provocado un incremento sostenido de la pobreza y la desigualdad. La onda expansiva de esa crisis impacta a sus socios en Latinoamérica y el mundo.

Expoliados por la pandemia de covid-19, millones de seres humanos cayeron en pobreza y otros tantos ahondaron esa condición. La desigualdad se acentuó durante la pandemia. La pandemia desnudó al modelo neoliberal y dejó ver las miserias que produce, pero también mostró que la llamada estabilidad macroeconómica, la economía del derrame y el crecimiento no son suficiente para superar la pobreza y reducir la desigualdad.

Tal es la crisis del capitalismo depredador, que los propios defensores de los capitalistas expresan sus dudas sobre supuestos básicos que sustentan el modelo. Tal es el caso de Joseph Stiglitz, quien sacó una obra donde propone “salvar el capitalismo del capitalismo mismo”. En su libro titulado “Capitalismo Progresista”, analiza los factores que han provocado el declive de los Estados Unidos y plantea estrategias para detener el colapso.

Al llegar la pandemia, Estados Unidos estaba en serios aprietos políticos, económicos e institucionales, donde republicanos y demócratas se tiraban cajas y cajones. La llegada de la covid-19 agudiza las contradicciones y deja ver los huecos del sistema de salud y la incapacidad para hacer frente a la crisis.

Mientras la pandemia de Covid-19 hacía estragos en la salud física y mental de la humanidad, el capitalismo se recapitalizaba, aprovechando las medidas que tomaron los diversos gobiernos para contrarrestar la enfermedad causada por el Sar-Cov-2.

Los negocios con el Estado sirvieron a los mercaderes para aumentar precios y crear demanda para productos que hacían parte de los catálogos recomendados por la Organización Mundial de la Salud, OMS como alcohol, mascarillas, jabones y material gastable de diversa índole. Esto sumado a una batería de medicamentos, que dieron a las farmacéuticas grandes ganancias.

El rol del Estado surge como el garante de servicios públicos y financiador de diversos proyectos de investigación. Todo el aparato estatal se activa para enfrentar la contingencia. El sector privado saca sus garras e incentiva la especulación y la desinformación para incrementar sus ganancias con la venta de todo tipo de productos.

Bancos, casas remesadoras, empresas tecnológicas, farmacéuticas, procesadoras de alimentos, industria de insumos médicos, laboratorios clínicos, consultorios y centros privados de salud, entre otras, sacan enormes ganancias. El capitalismo, en su dinámica mueve sus resortes e impone las reglas del mercado a cualquier producto.

En República Dominicana, la cuarentena afectó actividades estratégicas para la economía como el turismo y los negocios vinculados a éste. El impacto se mitiga con el ingreso al país de remesas y la asistencia social provenientes de instituciones estatales. Aun así, los efectos marcaron las políticas sociales y obligaron a reorientar la inversión pública.

El miedo al contagio se combinó con el encierro colectivo impuesto por gobiernos en todo el mundo y los prologados períodos de cuarentena impactaron en la psiquis colectiva y generando desesperación en amplios sectores de la población. Los emporios mediáticos y las élites empresariales accionaron juntas para magnificar el impacto de la pandemia. La infodemia se impuso como tendencia y la difusión de noticias falsas se hizo pandémica.

El protagonismo de los ministerios de salud, se hizo costumbre, leyendo datos del seguimiento a la pandemia que alimentaban la ansiedad y perturbaban la tranquilidad de la gente en su encierro físico y emocional. Pese a las advertencias de especialistas en conducta y comportamientos humanos, el bombardeo informativo se imponía.

Se recuerda que la Organización Mundial de la Salud, OMS, declaró la pandemia de covid-19 en y desde entonces, los gobiernos se dedicaron a diseñar e implantar políticas de prevención y contingencia, que incluyeron cierre de ciudades, imposición de uso obligatorio de mascarillas, distanciamiento físico, y posteriormente vacunación obligatoria, a partir de los 18 años. El cuadro que pintaba la OMS y ciertos medios era aterrador.

La OMS puso en marcha el Proyecto de I+D, una estrategia mundial y un plan de preparación para emprender rápidamente las actividades de investigación y desarrollo durante las epidemias. Su objetivo es agilizar los diagnósticos, las vacunas y los tratamientos contra la COVID-19 mejorando la coordinación entre los científicos y los profesionales de la salud a nivel mundial, acelerando el proceso de investigación y desarrollo de vacunas y estableciendo nuevas normas y estándares de los que aprender para mejorar la respuesta”.

Las campañas de la OMS y el programa COVAC, implementado generó más expectativas que las soluciones que aporto. El propósito de garantizar mayor equidad en la distribución de las vacunas no se completó como fue diseñado. La voracidad del mercado impuso lógica y la especulación emergió con fuerza de huracán.

Acaparamiento, corrupción y falta de transparencia crearon distorsiones e impidieron el acceso a países y regiones empobrecidas. El incremento en la demanda de vacunas, medicamentos, pruebas de laboratorios e insumos dispararon los precios y la especulación puso su parte. Enfermar de covid-19, implicó grandes gastos para las familias.

Durante el 2020, grandes farmacéuticas e institutos de investigación, con apoyo y financiamiento público, entran en una alocada carrera para conseguir vacunas que ayuden a prevenir la catástrofe. Se logran avances significativos en tiempo récord y empiezan a realizarse experimentos en varios países.

La desesperada búsqueda de vacunas y antídotos se acelera y China, donde surge la enfermedad, crea la vacuna Sinovac. La Federación Rusa crea Spunik V y Estados Unidos desarrolla Moderna, Pfizer, Bion-Tech, Jonson and Jonson, entre otras. Irán crea la suya y Cuba crea varias. Inicia así la “Diplomacia de las Vacunas”.

La gente empieza a superar la manipulación de quienes detractan las vacunas, presionada por los gobiernos y las entidades mundiales que orientan en tiempos de pandemia. Las cifras de muertos e infectados se incrementan, y con ellas la paranoia colectiva. Saludar, abrasarse o estar cerca se convierten en delito. Las relaciones humanas se ejercían vía redes sociales en videoconferencias familiares o videollamadas.

Se dispuso distanciamiento social, cuando debió ser distanciamiento físico. Las perturbaciones en las relaciones interpersonales y la falta de afectos agravan la condición de la gente. Muchos enfermos mueren solos en las famosas Unidades de Cuidados Intensivos, UCI. La intubación se hizo regla y miles de personas fallecieron en ese procedimiento. Los rígidos protocolos instituidos impedían que pacientes tenían interactuaran con sus familias.

Desarrollar, vender y comprar vacunas se convirtieron en prioridad para los gobiernos del mundo, pero no todos tenían las mismas oportunidades de acceso ni los recursos para adquirirlas. Surgen problemas de logística para la distribución, falta de transparencia, retrasos en la entrega y las acciones de grupos antivacunas desafían las estrategias implementadas por los gobiernos. Las vacunas que debían ser un bien público, se convierten en un gran negocio y recurso geoestratégico. 

Vacunación masiva fue la consigna. El negocio pasa a mayores con la compra de vacuna por los gobiernos. Los costos de los medicamentos, especialmente aquellos que tenían potencial para enfrentar la enfermedad. Los laboratorios clínicos se activan y los costos de estudios, pruebas y análisis se convierten en práctica cotidiana. Se imponen las pruebas como requisitos para acceder a lugares y a ciertos servicios.  

La especulación y la escasez inducida crearon pánico y la gente se volcó a comprar cosas que, en teoría, ayudarían a mitigar el impacto de la perturbadora enfermedad. Tras el avance de la pandemia, mediante sofisticados mecanismos de manipulación y un torrente de mensajes en redes sociales, la histeria se hizo colectiva.

Las tecnologías de la información y la comunicación juegan un rol protagónico para ayudar a mitigar el impacto del encierro y garantizar la continuidad de las actividades cotidianas. Muchos servicios se virtualizan. La educación a distancia encuentra un fuerte apoyo. Las plataformas tecnológicas se imponen como espacios de socialización.

La docencia virtualizada, logra grandes avances en desmedro de la calidad del proceso de aprendizaje. Salen a relucir la magnitud de la brecha digital y la gente aprende a impartir y recibir docencia al calor del debate sobre la eficiencia de los Espacios Virtuales de Aprendizajes y la seguridad de las plataformas. Google Meet, Microsoft Teams y Zoom sirvieron para crear “aulas virtuales”.

Las redes sociales también aportan. Se destacan Telegram, WhatsApp, Twitter, Instagram, entre otras. A través de ellas, no solo se socializa, sino que se organizan charlas, conferencias, cursos y otras actividades de socialización. Se sabe que la interacción social es fundamental en las relaciones de poder exigen afectos y proximidad.

La revolución tecnológica creció y mostró su potencial. Lógicamente, mucha gente queda fuera del alcance de estas facilidades y la intimidad queda mermada, dado vulnerabilidad en la gestión de información y la falta de normativa que regule el uso que pueden hacer las empresas tecnológica de los datos de los usuarios.

Cerca de ocho mil millones de personas se encierran, en lo que algunos han llamado un “experimento social”, marcará para siempre a las generaciones que padecieron y sobrevivieron a la pandemia de covid-19. Familiares, amigos y allegados no podrán leer esta reflexión porque se adelantaron en el viaje hacia la muerte al no resistir el impacto del virus.

Manipulación y desinformación se combinaron alimentar la infodemia, inducir miedo y minar la confianza de la gente en la capacidad de los gobiernos para dar respuestas oportunas a la demanda de servicios públicos. Desconfiar en la efectividad de las vacunas se hizo norma, ya que mucha gente vacunada enfermó, algunos varias veces. Eso acentuaba la desconfianza. La llamada inmunización de rebaño tampoco se produjo como había predicho especialistas y autoridades.

Describir lo vivido es una oportunidad para recrear momentos relevantes de la pandemia puso en jaque a la humanidad. Desde República Dominicana, la situación pandémica se vivió intensamente e impregnó un sello distintivo al período comprendido entre 2019 y 2021.