lunes, 19 de febrero de 2018

NOTAS DE PENSAMIENTO POLÍTICO Y SOCIAL DOMINICANO.

“La Nación dominicana es libre e independiente y no es ni puede ser jamás integrante de ninguna potencia, ni el patrimonio de ninguna Potencia, ni el patrimonio de familia ni persona alguna propia, ni mucho menos extraña.  Juan Pablo Duarte.

El Pensamiento Político y Social Dominicano asume dimensiones que oscilan entre el conservadurismo, el liberalismo y el revolucionario. Cada una de estas dimensiones presenta matices que definen los fundamentos ideológicos de la sociedad dominicana. Para analizar estas particularidades, asumiremos un enfoque crítico reflexivo que permita ubicar sus atributos distintivos.

El abordaje del tema, implica un recorrido histórico que bien pudiera iniciar en las culturas originarias, preferiblemente en la Sociedad Taína, dado que la isla estaba organizada política y administrativamente cuando se produjo la invasión europea en 1492. Las ideas que sirvieron de base a esa organización son tan válidas como las que sustentaron el proyecto expansionista europeo a partir del Siglo XV. 

Así al recorrer las páginas de la historia tras la ubicación de las raíces del sentir dominicano obliga, de algún modo a marcar ese punto de partida, que aunque no existiera el concepto "dominicano" todavía, el perfil cultural del criollo iba tomando forma y conciencia política. Esas formas tendrían para el caso 4 raíces: la aborigen autóctona, la europea invasora, la negra esclava y posteriormente la haitiana.

Partiendo de las ideologías predominantes que marcaron y condicionaron el quehacer político, a partir de 1844, cuando se proclama la Independencia Nacional y pasando por las grandes tendencias ideológicas que influyeron o inspiraron a pensadores e intelectuales quienes plasmaron sus visiones en textos o documentos específicos.

Así, al analizar la proclama de la Independencia Efímera de 1821, guiada por el Dr. José Núñez de Cáceres encontramos elementos que se replican de algún modo y marcan tendencias  en eventos posteriores. Esto permite seguir una línea que permite seguir la ruta del pensamiento político dominicano.

De un lado, vemos a los conservadores anexionistas (pro-españoles, pro-franceses, pro-haitianos, pro-ingleses…), del otro los independentistas que pudieran ser considerados como liberales. Estos últimos, parten del pensamiento independentista de Ciriaco Ramírez y sus compañeros, quien enfrentó a su hermano Juan Sánchez Ramírez, pro-español y arquitecto de la “España Boba”.

Luego de la derrota que infligieron a las fuerzas francesas comandadas por Jean Louis Ferrand en 1808, en la Batalla de Palo Hincado y con el continente americano inmerso en una lucha sin cuartel contra el colonialismo europeo, Juan Sánchez Ramírez decide devolver el gobierno a la Corona Española y asumir la gobernación a nombre de la monarquía española. 

Así, sin saberlo, los líderes de la Guerra de Reconquista (1808-1812) marcaban la tendencia que asumiría el Pensamiento Político y Social Dominicano a lo largo de todo el siglo XIX. Una lucha cruenta entre anexionistas conservadores e independentistas liberales que ha gravitado en la conciencia colectiva y marca la conducta política y social de no poca gente.

Analizar críticamente esas particularidades y colocar la cuestión en perspectiva partiendo de la situación actual es un gran desafío para este esfuerzo. Espero dejar suficientes preguntas para que empecemos a buscar respuestas en los baúles ocultos del Pensamiento Político y Social Dominicano para ubicar los fundamentos del sentir dominicano.

El Pensamiento Político, como concepto, se explica mediante la síntesis o sustrato intelectual producidas por las prácticas políticas y el fundamento ideológico que define el perfil de las relaciones de poder en una sociedad. Los espacios de interacción social, iniciando por la familia, ejercitar las capacidades de razonar de la gente y las transforma en ideas que luego se encadenan para formar el pensamiento.

Referido a lo social el esquema es semejante. Dada la estrecha relación que hay entre ambos concepto y la fina línea que los separa, es preferible hablar de interrelación o complemento en el campo práctico de la convivencia humana. Esto así porque las relaciones sociales están regidas por normas jerarquizadas y socialmente aceptadas que implican relaciones de poder. 

Donde hay relaciones de poder hay acción de política, ya que es en esa dimensión donde coinciden las Sociología y la Ciencia Política. Visto así la acción de pensar política y socialmente están íntimamente relacionada. Esa particularidad viene marcada por los elementos que condicionan la conducta o el comportamiento humano como son la religión, las ideologías liberales, conservadoras, los mitos, las costumbres y la acción política propiamente dicha.

Fue en la isla de Quisqueya donde se creó la primera universidad de América y esa debió ser una ventaja para el cultivo de ideologías y tendencias que sirvan de sustento al pensamiento político, aún en tiempos de la Colonia Española. El retraso explicarse por el trato que dio España a la Colonia Española. Se sabe que el interés de España era saquear y evangelizar, no promover ideas que pudieran poner en riesgo el proyecto expansionista que impulsaban y mucho menos pensamiento crítico. Por eso dieron el control de La Primada de América a clérigos y curas.

Con esos ingredientes se ha cosido el Pensamiento Político y Social Dominicano a lo largo de la historia. Muchas veces sus rasgos anexionistas aparecen tanto del lado conservador como del lado liberal. Desde tiempos de la colonia española, los condicionamientos psicológicos para dividir a los criollos primeros y luego a los propios dominicanos han asumido diversas formas.

Tempranamente, Andrés López Medrano esbozó principios para la instalación de un sistema político con clara orientación democrática. A éste esfuerzo se unió Ciriaco Ramírez y posteriormente el Dr. José Núñez de Cáceres. Los hechos históricos y el testimonio documental recogen muestras de un patrón característico de la identidad dominicana que marcan la cultura política y condicionas la conciencia política.

En esa línea “Liberal Progresista” se inscribe el pensamiento político que sirvió de guía a la Sociedad Secreta La Trinitaria, plasmado en el Juramento Trinitario. De ahí a las proclamas independentistas y más tarde a las guio la Guerra Restauradora que ayudaron a restaurar la soberanía mancillada por la oprobiosa Anexión a España, perpetrada por Pedro Santana en 1861.

Esas formas van desde el racismo perverso hasta el entreguismo anexionista, pasando por las intenciones integracionistas como el proyecto de la Independencia Efímera que pretendió asociar el Haití Español a la Gran Colombia que lideraba Simón Bolívar (Panamericanismo ). Aunque fallara el intento, la iniciativa marcó una orientación de unidad americana que más tarde fue defendida por general Gregorio Luperón en su autobiografía y el maestro Eugenio María de Hostos en la "La Moral Social", quienes propugnaron por la integración de Las Antillas (Antillanismo )

Tras el triunfo de los "criollos" en la Guerra de Reconquista contra Francia vino el período denominado España Boba;  hasta que el Dr. José Núñez de Cáceres y sus compañeros proclamaron la Independencia Efímera, siguió la Ocupación Haitiana que inició en 1822 y concluyó con la Independencia Nacional de 1844.

La ocupación haitiana, sirvió de contexto al florecimiento de las ideas libertaria, ya que la represión y la forma de gobernar de Jean Pierre Boyer privilegiaba, como es de suponer a las tropas que le acompañaron. Esa situación dio lugar a que un grupo de jóvenes encabezado por Juan Pablo Duarte, se dedicara a pensar en las formas de crear una Estado libre, independiente y soberano. 

Es así como tras un arduo trabajo de coordinación y preparación logran concretar una estrategia que los llevó a la conformación de La Sociedad Secreta Trinitaria en 1838, cuyo cuerpo doctrinario quedó plasmado en el Juramento Trinitario, instrumento que sirvió de guía e inspiración a todo el proyecto independentista. Fue una especie de molde ideológico para las fuerzas de perfil liberal independentista.

Guiados por las ideas de Juan Pablo Duarte y conscientes de la delicada y noble tarea que habían asumido Los Trinitarios, promovieron el ideal libertario y crearon las condiciones para salir de la dictadura de Jean Pierre Boyer. Usaron estrategias de alianzas, tanto con los enemigos de Boyer como con sectores conservadores de claro perfil anexionista como es el caso de Tomás Bobadilla, Buenaventura Báez, Ramón y Pedro Santana, entre otros.

El pulso ideológico entraba en un proceso de definición. De un lado quedaban quienes defendían la independencia pura y simple; del otro quienes habiendo participado en la lucha independentista, no creían en la capacidad del pueblo para sostenerse por sí solo. Estos últimos eran partidarios de un protectorado extranjero, sea español, francés o inglés. Es la fuerza del ideal trinitario duartiano la que posterga la consumación de sus malsanas pretensiones.

Conservadores y liberales, en el sentido y contexto de entonces, entablaron una lucha por el control del poder político, donde los conservadores fueron desplazando a los sectores liberales hasta que lograron la anexión a España en 1861. Ahí empiezan a definirse los colores y bandos que protagonizaron la política dominicana y definieron el perfil ideológico de ese entonces. El bando liberal asumió el color azul para identificarse y los conservadores el color rojo. 

Es la Anexión a España la que agudiza la lucha entre los bandos conservadores y liberales. Los conservadores, estafados por la Corona Española pero conforme con la cristalización de sus ideas entreguistas defienden a capa y espada la presencia española en Santo Domingo. Pedro Santana, artífice de tal ignominia encabezó la carnicería.

Los liberales opuestos a la enajenación de soberanía asumen la lucha armada como salida. José Cabrera y Cayetano Germosén  se levantan, son capturados y fusilado. El prócer Francisco Sánchez del Rosario, junto a un grupo de patriotas, entra por Haití a combatir a las fuerzas invasoras. Es apresado, juzgado y fusilado junto a sus compañeros. Otro Sánchez cae asesinados por órdenes de Santana. Ya en 1845 la heroína María Trinidad Sánchez había sido fusilada por órdenes de ese verdugo.

Más tarde surgirían los verdes, por ahí desfilaron los principales pensadores de la época, quienes pocas veces podían quedar al margen de la ola montonera que protagonizaban ambas fuerzas. Eso condicionaba el comportamiento social y político; así como generaba el combustible para mover la pesada locomotora del sistema político dominicano. Durante todo el Siglo XIX las tensiones y roces entre esas fuerzas atrofiaron el desarrollo político y social dominicano.

Económica, política y culturalmente el país, había llegado tarde al concierto de las naciones. Cuando se da la independencia en 1844 ya el mundo va lejos en materia de cultura política y aquí los perfiles institucionales eran la típica expresión del caudillismo conchoprimezco. Los matices nacieron unos con colas y otros bolos y así, mientras discurría las guerras entre bandos, denominadas montoneras el país se estancaba y con él, el pensamiento crítico intentaba explicar la compleja situación.

Entre esos avatares y con ese cuadro transcurre el Siglo XIX y entramos bajo una lógica semejante al Siglo XX. Cruentas luchas entre los bandos y tendencias por el control político del país. Pobreza, corrupción, falta de instituciones, escaso desarrollo; guerras levantamientos, alzamientos constantes era la características predominante. Abajo el pueblo que paría con dolor la institucionalidad maltrecha que heredamos.

El pensamiento liberal fue el elemento que no solo enfrentó el conservadurismo anexionista sino que marcó la línea para defender la soberanía, el formalismo democrático y la autodeterminación del pueblo dominicano. A pesar del éxito relativo del conservadurismo en términos de control del poder político, las ideas liberales han guiado los sueños de generaciones desde la fundación de La Trinitaria hasta nuestros días.

Más tarde, las ideas socialistas entran al escenario e imponen una lógica discursiva para apuntalar la trasformación de la sociedad dominicana. La lucha de clases, a pesar las críticas de algunos autores, se hizo presente tempranamente en el país y con ellas las aspiraciones de revolucionar el pensamiento político y social. Hacer la revolución era el anhelo de parte importante de la intelectualidad dominicana impactando el pensamiento político.

Cabe recordar grandes oradores como Eugenio Dechamps y el padre Fernando Arturo de Meriño. Afirma el Dr. Roberto Cassá que Dechamps, nacido en Santiago en 1861, se destacó "Gracias a la firmeza de su pluma, al activismo tenaz y a la fuerza de su oratoria, terminó fungiendo como el ídolo de los principales colectivos de jóvenes de Santiago y localidades aledañas. Tenía las condiciones y las motivaciones para desarrollarse como un intelectual, pero desde la juventud definió una vocación por la acción que lo perfiló como paradigma en su época del político, patriota, definido por oposición al político vulgar que únicamente perseguía beneficios personales".

En 1915 invadieron a Haití y un año después a toda la isla. El alegato "pacificar". La resistencia no se hizo esperar ni la represión tampoco. Los gringos mataron, torturaron y vilipendiaron a quienes le opusieron resistencia. Les dieron el mote de "Gavilleros" a los patriotas que valerosamente e inspirados por el ideal trinitario "La República Dominicana será libre e independiente o se hunde la isla".

Los "generales" imponían su ley por encima de las ideas y bañaban en sangre el arruinado país. Eso facilitó las cosas al imperio norteamericanos quienes habían decidido aplicar su doctrina del Destino Manifiesto a toda la isla. La ocupación duró hasta 1924 y dejó como herencia al tirano Rafael Leónidas Trujillo Molina quien se formó a la sombra del gobierno entreguista del general Horacio Vásquez 1924-1929. Ahí empieza otro capítulo de la lucha ideológica y la entrada en escena de las ideas marxista

Un retrato de la época se encuentra los textos de Pedro Francisco Bonó (1828-1906) y posteriormente Federico García Godoy, quien denominó su obra con el ilustrativo nombre de "El Derrumbe", obra concebida durante la Ocupación Militar Norteamericana 1916-1924. Luchas han habido y muchas. Experiencias enriquecedoras. Grandes sacrificios de los hombres y mujeres que abrazan la defensa de la justicia social tanto desde el ámbito político como del religioso. El denominado pesimismo dominicano ha encontrado siempre la contracara optimista de quienes apuestan a vivir en una sociedad donde la justicia social sea regla y no excepción.

Las perspectivas del pensamiento político y social están supeditadas a las capacidades y a las sinergias que produce la dinámica política y social. Siglo XXI es perspectivas y las múltiples opciones de articular líneas de pensamiento que superen el dúo liberalismo-conservadurismo y abran las puertas de nuevas formas de ver e interpretar la realidad.

Debemos ser capaces de generar ideas que nos permitan superar retos tan importante para la humanidad como son el calentamiento global, la pobreza multidimensional, la proliferación de armas de destrucción masiva, la delincuencia, y el crimen organizado. Pensar y repensar en esos retos es un trabajo exigente que requiere la colaboración y la comprensión de los entes que se dedican a pensar.