sábado, 20 de febrero de 2021

AJUSTAR LOS TIEMPOS PARA COMPLETAR EL CICLO PREUNIVERSITARIO.

Se quiere culpar a la gente del Siglo XXI de los desmanes de las generaciones que le han precedido. Eso se llama "pagar las deudas que otros han contraído". ¡Que hagan inventario y pidan cuentas por los males heredados y aligeren la carga a las generaciones futuras!

Los avances de las ciencias pedagógicas, los adelantos científicos , junto al desarrollo e incorporación de herramientas tecnológicos impactan positivamente las actividades humanas y la educación no es la excepción. La diversificación de fuentes informativas y espacios de socialización en redes sociales; así como las facilidades de acceso al conocimiento marcan la pauta en los procesos de enseñanza-aprendizaje y la escuela comparte con otros entes la función de enseñar.

Las transformaciones impuestas por la irrupción de nuevas tecnologías en el ámbito educativo evidencian la necesidad de diseñar instrumentos que faciliten la interacción entre los nativos digitales y los docentes. La dinámica docente tiene que orientar sus esfuerzos a gestionar los talentos de los estudiantes que hacen uso intensivo de tecnología y eso les da ventaja con respecto a las generaciones que le precedieron.

Aunque haya quienes miren con nostalgia el camino recorrido y asuman como válido la manida frase de “que todo pasado fue mejor”, lo cierto es que el Siglo XXI impone una ola de transformaciones basadas en las Tecnologías de la Información y la Comunicación. Los cambios iniciados a finales del Siglo XX y potenciados en el presente siglo tienen dimensiones inimaginables y la educación se beneficia de esos cambios.

La Revolución Tecnológica en curso, no solo acerca las cosas y borra los horizontes temporales; sino que reduce los tiempos, simplifica los procedimientos, optimiza los recursos y acelera los procesos. El desarrollo en ingeniería genética, física cuántica, nanotecnología, inteligencia artificial y los adelantos en robótica retan y compiten con la las capacidades humanas. Esas categorías y conceptos están hoy a un clic de quienes quieran acceder a ellas, y el mundo continúa avanzando.

Ante esa realidad se impone buscar formas para ajustar los tiempos establecidos por las leyes y la costumbre para completar el ciclo preuniversitario. Conscientes de los desafíos que enfrenta la escuela y dada las necesidades de juventud es imperativo trabajar una propuesta que haga más atractiva la escuela y la educación formal. Una línea irrenunciable e impostergable es la referente al tiempo que pasan los jóvenes en lo que se conoce como bachillerato.

Los cambios en la educación no han contemplado la reducción de los tiempos para concluir el ciclo del bachillerato que en República Dominicana tiene una duración de 12 años aproximadamente. Así ha sido desde el siglo pasado y los avances tecnológicos y las transformaciones sociales invitan a superar esa modalidad. Es tiempo de reducir eso a 10 años atendiendo a una serie de situaciones que explicamos a continuación.

La edad de ingreso a la escuela ha bajado de 7 a 5 años para el ingreso formal a la Educación Inicial y se ha instituido la Educación Preprimaria a partir de los 3 años. De igual forma se han establecido políticas para la estimulación temprana. Esas ventajas redundan en beneficios para el aprendizaje y debe acortar el ciclo de escolarización formal, por lo que se hace necesario repensar el tiempo de duración del tiempo del bachillerato.

Otro aspecto que favorece la reducción es la incorporación de las tecnologías de la información y la comunicación al proceso de enseñanza-aprendizaje. Los nativos digitales disponen de una serie de herramientas que le ayudan a familiarizarse tempranamente con la tecnología y eso repercute en la calidad de la educación e impacta los tiempos que debe durar cada período.

No se puede gestionar las capacidades y expectativas de la población estudiantil del Siglo XXI con los mismo instrumentos y parámetros que a la del Siglo XX. Son escenario completamente distinto. Los avances tecnológicos han producido cambios trascendentales en la vida de la gente y la educación no es la excepción. 

Ya lo dijo Albert Einstein: "Nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber". La escuela debe asumir una conducta similar, para que el proceso educativo sea sistemático, divertido y productivo. La entrada al mundo del saber, exige motivación, disciplina, trabajo y dedicación. además de espacios donde se puedan ejercitar esos saberes y cultivar conocimientos, optimizando el tiempo y los recursos disponibles.

Las personas que disponen de dispositivos tecnológicos como celulares, Tablet, PC, Laptop; así como plataformas electrónicas que aportan herramientas modernas que facilitan el proceso. Eso, sumado la cantidad de información disponible facilitan el acceso a fuentes diversas que potencian el proceso cognitivo. Los esfuerzos de las familias y el Estado por dotar de herramientas a los estudiantes han creado condiciones para que se repiensen varias cuestiones.

La incorporación temprana al sistema educativo, la formación magisterial y la tanda extendida junto a la incorporación de tecnologías a los procesos de enseñanza ha generado una revolución que debe traducirse en una reducción del tiempo de duración del ciclo educativo preuniversitario. Mantener 12 años que se traducen en 15 o más, es una forma de retrasar el ingreso de los jóvenes a la educación superior.

La deserción escolar, el abandono o posposición de los estudios de cantidades de hombres y mujeres jóvenes se puede mitigar si se reducen los tiempos, se flexibilizan los horarios y se fortalece la educación técnica. La necesidad de producir y la búsqueda de horizontes, junto a la falta de orientación adecuada lleva a muchos jóvenes a tomar la errada decisión de dejar la escuela y eso condiciona su desarrollo intelectual y productivo.

Hay estudios que muestran una tendencia creciente de deserción en todos los grupos etarios, y ésta tiende a acentuarse entre 19 y 24 años. Una investigación publicada en 2016 por Acción Empresarial por la Educación (EDUCA), arrojó que “el 41.6% de los jóvenes entre 19 y 24 años de edad no había completado la secundaria, y el 24% de jóvenes que lograron completar este nivel, no se matricularon en el nivel superior”. Ver reseña en: https://www.educa.org.do/2019/03/21/investigacion-de-educa-arroja-bajos-niveles-educativos-de-jovenes-dominicanos/

Las causas son diversas y predominan la precariedad económica, desintegración familiar, necesidad de trabajar y dificultades de acceso y lógicamente los tiempos que duran cada ciclo. A esas causas se puede agregar la falta de interés que muestran ciertos grupos con la oferta de escuelas y universidades. Hay variaciones entre la gente que vive en zonas rurales o semiurbana; así como entre hembras y varones.

Reducir la cantidad de asignaturas, mejorar la planificación y ajustar los contenidos son paliativos, pero no resuelve la cuestión del tiempo en la escuela. Se requiere una transformación del sistema educativo dominicano, y en él se deben contemplar la reducción hasta el 4to año de media. No es necesario agotar dos o más cursos extras. Con una acción de este tipo se estarían creando condiciones para reducir el gasto en las familias y el Estado; así como a facilitar el ingreso a otros niveles de educación.

Los sistemas educativos tienen que avanzar en la eficiencia del uso del tiempo. En el 4to año de la Educación Secundaria el estudiante está en condiciones de entrar a las universidades. Las deficiencias en los niveles de aprendizaje no obedecen al tiempo en la escuela ni se superan con más tiempo en las aulas, sino con estrategias y políticas que eficienticen el tiempo de docencia e impacten en la calidad de los aprendizajes.

Tanto a nivel público como en el sector privado los jóvenes alcanzan niveles de aprendizajes suficientes para concluir el bachillerato 2 años antes de lo establecido hasta ahora. ¿Qué no es posible? Claro que sí. El tiempo que pasa entre los 3 y 5 años compensa con creces los dos años que propongo reducir. Lógicamente, hay que legislar y crear condiciones para el rediseño del sistema educativo.

Es urgente adecuar el modelo educativo dominicano a la realidad que vive la juventud. Los jóvenes estudiantes se desmotivan y hasta abandonan la escuela cuando no encuentran sentido al tiempo que pasan en la misma. Reducir los tiempos para concluir el bachillerato se puede traducir en un incentivo para ellos y en un ahorro para las familias.

Hay disparidades en cuanto a las oportunidades, pero se pueden superar con políticas de apoyo y estrategias pedagógicas eficientes. Muchos estudiantes, especialmente, la gente que nació en el presente siglo se desmotiva en el bachillerato y deserta. Acercarlos a la meta del bachillerato puede cambiar sus expectativas. Es tiempo de pensar y cambiar las formas de gerenciar las capacidades de los jóvenes en las escuelas.

La escuela no puede ni debe ser un centro de tortura. Tiene que ser un espacio done la gente se sienta a gusto. Divertirse aprendiendo es una consigna que se impone y si a eso le agregamos la reducción de la cantidad de años para cerrar el ciclo del bachillerato, ganamos en partida doble. No hay que temer ni centrarse en las fallas del sistema educativo ni en las deficiencias con que salen los bachilleres hoy. Son problemas que hay que enfrentar y superar, pero hay que avanzar.

Reducir el tiempo de duración del bachillerato es una decisión inteligente y oportuna que tendrá un efecto positivo, transformador. Servirá de incentivo para combatir la creciente deserción que afecta a la educación dominicana, especialmente en los niveles medios. Es tiempo de reflexionar en soluciones integrales a los múltiples problemas que afectan al sistema educativo dominicano.

El Siglo XXI está marcado por la revolución tecnológica que acelera los procesos, facilita el acceso a conocimientos e impacta en todas las actividades humana. De ahí que priorizar el tiempo en la escuela es fundamental. Que sea una propuesta atrevida no significa que es inviable, al contrario, es una forma de invitar a la sociedad dominicana a valorar los beneficios que se podrían derivar de la misma.

Los jóvenes tienen aspiraciones y la escuela debe dotarle de las capacidades que le ayuden a encontrarse con ellas cuanto antes. Las generaciones actuales son el motor de las transformaciones que necesita la sociedad y no se les puede condenar a padecer lo que las nuestras padecieron. La vida acelerada exige cambios de estrategias y ajustes en la gestión del tiempo. Asumamos el reto y echemos a caminar la imaginación.

Optimizar el tiempo es una condición que impone la sociedad de la información y el conocimiento. Aun sabiendo que hay grandes brechas en el acceso a las tecnologías, que la pobreza, la desigualdad, la marginación y la discriminación tronchan los sueño a muchos hombre y mujeres jóvenes, ajustar los tiempos para completar el bachillerato es una medida que ayuda a mitigar el impacto de esos males y pudiera bajar la deserción escolar y aumentar el ingreso a la educación superior.

Lo vivido como estudiante, docente y padre da aval para sustentar, desde mi experiencia la propuesta que dejo en manos de los hacedores de política. La reforma y los pactos educativos no contemplan reducción de tiempo en la escuela y es tiempo colocar la cuestión en el debate. Es una época de cambio y la educación debe ajustarse a los mismos, ajustándose a las exigencias de los nuevos tiempos y aprovechando las herramientas tecnológicas al máximo.

Para concluir contaré parte de mi experiencia como estudiante. Tras 12 años en la escuela y finalizando el bachillerato en San José de Ocoa y la cabeza llena de sueños, decidí ingresar a realizar cursos técnicos en el área de artesanía, mecanografía y primeros auxilios. Iniciaba la última década del siglo pasado y la necesidad de estudios superiores invitaba a la acción. Procedente de zonas rurales, tuve que repetir el 4to de primaria varias veces, porque no podía salir a la ciudad dada la deprimida economía familiar. Ayudaba al maestro dando clases y ahí le agarré el hilo a la docencia.

Las posibilidades eran mínimas y el tiempo en la escuela no me dio herramientas ni para aprender a cambiar una bombilla. Eso sí, con el liderazgo que desarrollé como dirigente comunitario y estudiantil logré romper el cerco e ingresar a la Universidad Autónomo de Santo Domingo, UASD, donde cursé 2 licenciaturas, una maestría y varios diplomados. 

Hoy, tengo funciones docentes en la Casa de Altos Estudios. El largo tiempo en el bachillerato y las dificultades económicas no vencieron mi deseo de superación. Puede ser una historia de éxitos, pero no siempre se tiene un final feliz. Mucha gente queda al margen de los procesos educativos formales o desmayan en el camino.

Se imponte una reflexión profunda sobre la duración del bachillerato en el país. Como aspectos prioritarios se debe, reducir los tiempos, ajustar los programas, adecuar los estilos pedagógico, establecer estrategias claras, incentivar la creatividad del estudiante, despertar la motivación, y saber aprovechar los recursos tecnológico deben complementar el proceso y fortalecer las capacidades del sistema educativo para generar compromisos que contribuyan ha eficientizar la escuela.

viernes, 19 de febrero de 2021

REFLEXIONES SOBRE EDUCACIÓN VIRTUAL EN TIEMPOS DE LA COVID-19.


"La Revolución Tecnológica impone cambios en las formas de pensar, planear y realizar las cosas, la educación virtual es una herramienta que complementa y potencia las capacidades docentes, pero no puede sustituir el aula como espacio de socialización y aprendizaje colectivo".

Introducción.

La Educación Virtual está marcando tendencias en el mundo e imponiendo una dinámica que amenaza o pone en riesgo otras modalidades. Tras la crisis detonada por la pandemia de coronavirus que inició a finales del 2019, autoridades de todo el mundo se han visto precisados a disponer el uso de diversas herramientas y plataformas para desarrollar la docencia. Una entre tantas, son las aulas virtuales.

Hay diversas modalidades y enfoques para abordar este tema, pero sólo nos interesa colocar la cuestión en perspectiva y abrir un espacio para reflexionar sobre la educación como instrumento para la transformación social y como herramienta para pulir los perfiles de la nueva ciudadanía. Es una mirada rápida a los aspectos fundamentales que son o parecen interesantes para una reflexión crítica sobre el potencial o pertinencia de la educación virtual en República Dominicana, especialmente en la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

El Siglo XXI, caracterizado por el afianzamiento de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, desafía los corroídos paradigmas de organización social y empuja a los hacedores de políticas a cambiar continuamente para mejorar lo que hacen. La educación y las escuelas no son ni deben ser excepciones.

La incorporación de las Tecnologías, de la Información y la Comunicación, TICs, al proceso de enseñanza es una apuesta que exige comprensión, compromisos, recursos y herramientas técnicas que faciliten el acceso de estudiantes, docentes y directivos a redes estables de Internet. La Educación Virtual es una opción que impone una lógica distinta a la dinámica del aula física y eso amerita una reflexión profunda sobre las ventajas y desventajas de esa modalidad.

En este breve ensayo, mostramos las cuestiones que pudieran servir de insumos a discusiones posteriores a la pandemia que azota al mundo. De imponerse la modalidad virtual como proponen organismos internacionales, sin tomar en cuenta los riesgos que implica la deshumanización e instrumentalización de la educación, ya que los resultados pueden ahondar la brecha entre la educación como derecho y la educación como privilegio.

El Diplomado de Tutores Virtuales que cursamos y que sirve de contexto al presente ensayo deja ver parte de las dificultades que enfrentan los docentes al momento de interactuar con el “Aula Virtual”, sin importar el enfoque o el estilo pedagógico que asuma. Conductista, constructivistas, cognitivistas o conectivistas deben tener presente que el alumno es el protagonista de la acción educativa.

En estas reflexiones abordamos cuestiones referentes a virtualización de la enseñanza, Reflexiones sobre la Educación Virtual, Teorías Pedagógicas, Enfoques Pedagógicos, Estilos Docentes y Impacto de las Tecnologías en la Educación Superior en el Siglo XXI.

Virtualización de la Enseñanza.

Las Tecnologías de la Información y Comunicación marcan la característica fundamental de la época que estamos viviendo. Afecta y condiciona las actividades humanas y la educación no es la excepción. De ahí que aparezcan como herramientas fundamentales para apuntalar los procesos de enseñanza.

La virtualización de la educación se ha convertido en una opción para transformar las aulas físicas en espacios virtuales donde se puedan desarrollar las actividades educativas. Generar una dinámica que sustituya el aula es imposible, pero complementar la labor pedagógica es una posibilidad alentadora, especialmente en las circunstancias generada por la pandemia de Covid-19.

Las diversas teorías elaboradas por especialistas que vivieron en contextos y épocas anteriores a la revolución tecnológicas son retadas por nuevos enfoques. Uno de esos enfoques es el que ha desarrollado George Siemens, denominado teoría de la conectividad.

Siemens fundamenta su teoría en las nuevas formas de interacción de las generaciones presentes, donde las redes sociales y otros medios electrónicos generan informaciones continuamente que facilita la generación de nuevos conocimientos.

Ese aprendizaje potenciado por conexión e interconexión de sujetos diversos y fuentes distintas democratiza el acceso al conocimiento. El constante intercambio de información es una oportunidad para afinar y pulir las ideas. Las posibilidades de aprender se incrementan con las facilidades de acceso a información relevante.

Es así como se ha ido generando una corriente favorable a la virtualización de la educación. Una de esas modalidades es denominada Entornos Virtuales de Aprendizaje (EVA). Se le atribuyen una serie de ventajas con respecto a otras modalidades, pero eso no quita que tengan riesgos, condicionamientos y limitaciones.

El primer escollo es la brecha digital. Como se sabe que el acceso a la Internet es una condición necesaria para el desarrollo exitoso de los Entornos Virtuales de Aprendizaje. En países como el nuestro eso se combina con las debilidades del suministro eléctrico. En el país hay limitaciones considerables en ambos aspectos y eso puede generar exclusiones.

Mantener una línea fija de Internet tiene un costo elevado y eso excluye a amplios sectores de la población, que, aunque tienen teléfonos móviles, no pueden costear una línea que le permita conectarse por 60 o 90 minutos, o recargar para cubrir ese tiempo. Son limitaciones que ponen en riesgo el derecho a la educación.

Reflexiones sobre la Educación Virtual.

Las tendencias de la educación virtual o semipresencial abren oportunidades y generan esperanzas en sectores de clase media y media alta. La educación es un derecho humano fundamental y es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS4), pero todavía no se alcanza.

Quedan huecos muy hondos en las capas marginadas y empobrecidas de las poblaciones. El reto es hacer realidad las declaraciones de buenas intenciones que son recogido en cada uno de los documentos conclusivo de cada cónclave donde se trata el tema del desarrollo.

La exclusión social y la desigualdad impiden que se cristalicen muchos procesos de cambios, pero hay ejemplos, como el caso de la República Socialista de Cuba, que prueban que lo que ha faltado es voluntad política para superar los rezagos en educación de Latinoamérica y el mundo. Es el país con mejores indicadores en materia educativa, a pesar del bloqueo criminal impuesto por los gobiernos de Estados Unidos.

Sin importarla modalidad, los docentes deben empeñarse en desarrollar capacidades que le ayuden gestionar recursos tecnológicos que dinamicen la docencia y faciliten los aprendizajes. Aprender y enseñar o aprender enseñando son acciones que se combinan, se retroalimentan y se complementan. El maestro que deja de ser estudiante pierde la oportunidad de aprender enseñando.

En el caso específico de República Dominicana, el derecho a la educación está establecido en el artículo 63 de la Constitución Política. El Estado debe garantizar ese derecho financiando la educación pública, incluida la educación superior.

El numeral 11 del citado artículo. establece que “Los centros educativos incorporarán el conocimiento y aplicación de las nuevas tecnologías y de sus innovaciones, según los requisitos que establezca la ley”. Como se ve, hay un mandato constitucional para que la educación se auxilie de la tecnología y los medios de comunicación en su labor de educar y formar a la ciudadanía.

La virtualización se ha impuesto en la actual coyuntura y eso ha animado a sus propulsores a lanzarse con todo en su promoción. Habrá que ver que impacto tendrá en la salud de la población estudiantil y del cuerpo docente. No se conocen estudios al respecto, pero se puede especular que la exposición a las pantallas afecte la vista en ambos grupos.

A las limitaciones y dificultades de acceso para garantizar el derecho a la educación bajo el esquema de “aula virtual”, hay que valorar el impacto a la salud del docente y del propio estudiante. Estar mucho tiempo sentado frente a las pantallas afecta la visión, la circulación; así como producir tensión muscular y aumentar enfermedades asociadas al sedentarismo. ¿Hay algún estudio que explique el impacto que tiene la educación virtual en la salud del docente?

Teorías Pedagógicas.

La búsqueda de formas para explicar las diversas maneras como aprende la gente ha sido un tema recurrente a lo largo de la historia. Diversos científicos e investigadores de la educación han dedicado esfuerzos a esclarecer el asunto. Sus aportes han sido recogidos en un cuerpo teórico denominado teorías pedagógicas.

Los modelo o teorías pedagógicos predominantes son el conductismo, constructivismo, cognitivismo y conectivismo. Desde Sigmund Freud hasta George Siemens pasando por Jean Piaget o Vygotsky, todos han dejado insumos suficientes para abordar y profundizar en el estudio de las formas de aprendizajes y las teorías que lo explican.

Enfoques más recientes como la pedagogía popular propuesta por Paulo Freire, fundamentando sus reflexiones sobre los postulados de Carlos Marx, enfatizan en el método dialógico para generar aprendizajes y auto aprendizajes.

Cada teoría responde a las necesidades y contextos que caracterizaron la vida de sus autores. Teorías surgidas en sociedades occidentales condicionadas por el contexto del Período entre Guerras o en el de la Guerra Fría es lógico que reflejen y enfaticen en los modelos ideológicos predominantes.

En su texto “Carta a Quién Pretenda Enseñar”, Paulo Freire señala que “La ideología dominante no sólo opaca la realidad, sino que también nos vuelve miopes para no ver claramente esa realidad. Su poder es domesticador y nos deja ambiguos e indecisos cuando somos tocados y deformados por él”.

Esas reflexiones contrarrestan el impacto de las teorías conductistas que veían al maestro como el sujeto responsable de domesticar a sus pupilos, guiándolos como perros amaestrados son los que empiezan a despertar las reflexiones que hacen surgir nuevas teorías, enfoques y modalidades que ponen a la educación en el primer plano del debate ideológico.

Surgen teorías como el pensamiento crítico y las teorías de la complejidad que buscan empalmar con formas de educación más democráticas, donde el sujeto pensante, sea docente o alumno sea el protagonista de su aprendizaje.

Además de los pensadores y teóricos marxistas, entran en entre grupo, el propio Edgar Morin y otros que como él ubican al sujeto pensante en el centro del proceso enseñanza-aprendizaje. Los modelos educativos tienen una fundamentación filosófica que recoge el sentir de la élite, que hace de ella un instrumento de dominación.

Se sabe que la educación es un medio de control y que muchos gobiernos imponen modelos que, en vez de educar y formar, adoctrinan. A esas tendencias instrumentalistas salen al paso los teóricos que revolucionaron la educación y que hoy se ubican en el conectivismo y en las teorías del pensamiento crítico y las teorías de la complejidad.

Siendo la educación un derecho humano fundamental, es responsabilidad del Estado crear las condiciones que sirvan de soporte tanto al desarrollo individual como colectivo de la población dominicana. No hay excusas para que el país presente las precariedades que se observan en el sistema educativo dominicano, salvo la irresponsabilidad y falta de compromiso que ha caracterizado a los actores que intervienen en el proceso.

Estilos Docentes.

Los catálogos de estilo reseñado por especialistas de la educación y las ciencias afines ayudan, pero los seres humanos son únicos y la escuela refleja esa diversidad. Asumir uno que otro estilo, está condicionado por el entorno, los medios disponibles y los recursos pedagógicos a los que se tenga acceso.

Cada docente asumirá el estilo que mejor se ajuste a sus expectativas como como líder del proceso de aprendizaje. Al margen de cualquier valoración epistemológica desarrollará estrategias en base a las necesidades del curso que gestiona.

En una sociedad donde la inteligencia artificial amenaza con imponer la dictadura de las máquinas, dejando de lado a un sin número de profesiones cabe preguntarse ¿Está la pedagogía dentro de esas profesiones que serán sustituidas por algoritmos? A partir de aquí podemos iniciar una reflexión sobre el rol y los estilos que debe cultivar un buen docente.

La interrelación que se da en los entornos de aprendizaje va perfilando el estilo del docente. Saber acoplar con las expectativas de los estudiantes y encontrar formas de comunicación efectiva son claves para generar emociones favorables al aprendizaje.

La posibilidad de hacer empatía es fundamental para generar las sinergias que despierten el potencial creativo de los estudiantes. Entender las necesidades de aprendizaje, los intereses predominantes en su entorno y recoger las expectativas del curso obligan al docente a cambiar constantemente y probar estilos.

Insistir en un estilo cuando este no genera compromiso ni empatía es una torpeza que daña la relación entre el docente y el educando. Los estilos deben ser flexibles para que se adapten a circunstancias diversas y contextos cambiantes.

Bajo cualquier lógica, las habilidades y capacidades del docente se deben combinar con una estrategia organizada de diálogo en el aula que hagan de la clase una especie de juego-ganar.

La clave del docente es encontrar formas de despertar la curiosidad del alumno para canalizar su potencial. Cualquier estilo que contribuya a ese propósito es bienvenido. No olvidemos que los estilos en cualquier área, son como sellos que distinguen a un líder de otro y deben ejercitarse continuamente para probar su eficiencia como cualquier deporte.

Para el estudiante el docente siempre aparecerá como autoritario, aunque sea el más democrático. Tal como se indica en los materiales propuestos, los estilos son fundamentales, pero el éxito depende de las habilidades de liderazgo y las capacidades del docente.

Modalidades como clases magistrales, talleres, diálogos dirigidos o debates libres sirven de marco para entender los estilos pedagógicos que adoptará un docente. Los estilos pedagógicos debieran combinar varias modalidades para ampliar la posibilidad de intercambio con el alumno.

El método socrático privilegiaba la disertación, pero el tiempo ha pasado y las condiciones han cambiado. Hoy se impone la flexibilidad para poder aprovechar los diversos recursos del entorno e incorporarlos al proceso de enseñanza.

Edgar Morin, pone énfasis y da importancia a la complejidad y a la interdisciplinariedad. Esta perspectiva permite abordar la realidad desde distintas dimensiones y eso fortalece la dinámica docente. La interdisciplinaridad incorpora la diversidad de factores que intervienen en la interacción que se da en el aula.

Enfoques Pedagógicos.

Hablar de enfoques pedagógicos es un tema apasionante y muy exigente. Los enfoques que tenemos nos han legado más de 700 millones de iletrados, en pleno siglo XXI. Los esfuerzos intelectuales para dotar a la humanidad de un cuerpo teórico que pueda servir para educar a la diversidad de pueblos que existen no han sido suficientes.

Es tiempo de replantear la cuestión y ahondar los debates respecto a los enfoques y modelos educativos. Las tecnologías de la información empujan hacia mayor autonomía de docentes y alumnos, pero las administraciones no reaccionan a las presiones de cambio, salvo excepciones.

Claro, los esfuerzos por virtualizar la educación ni son nuevos ni han logrado posicionarse. Han ido avanzando, pero predominan las tendencias que prefieren verlo como un complemento de la educación presencial. Aunque los propulsores del modelo de Educación Virtual niegan que se pretenda sustituir la modalidad presencial, hay sospechas de que hay un interés marcado en imponer la virtualización y eso se refuerza con la teoría del conectivismo, propuesta por George Siemens.

Tratando de evitar imponer como docente las torturas que sufrí como estudiante, he optado por asumir una enfoque crítico-reflexivo, combinando elementos del pensamiento crítico y el pensamiento complejo. Es una forma de relacionamiento docente-alumno que privilegia y alienta el debate, haciendo del mismo la herramienta básica para generar conocimientos nuevos partiendo de realidades concretas.

Aunque está próximo al constructivismo, pone énfasis en las teorías de la complejidad para encontrar las diversas formas de abordar la realidad e intentar transformarla. La dinámica que se genera en el aula puede ser implementada en la virtualidad sin mayores problemas. El objetivo es que el estudiante aprenda a pensar críticamente y encuentre formas de aprender a aprender. Es una apuesta ganar-ganar porque mientras el docente guía y orienta el proceso adquiere, nuevos conocimientos, a partir de las reflexiones con los alumnos.

Impacto de las Tecnologías en la Educación Superior en el Siglo XXI.

Recuerdo cuando se discutía en las aulas, el tema del Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación, bajo los postulados del Informe McBride, elaborado en 1980 por Sean McBride bajo el auspicio de la UNESCO. La cuestión de la democratización de la información era una cuestión estratégica para entonces y la internet vino a suplir esa necesidad. Hoy, 40 años después de aquella clarinada, la situación es completamente diferente.

El surgimiento de la Internet y especialmente la creación de la World Wide Web, (www), en 1991 por Tim Berners-Lee abrió las puertas del mundo a la información, democratizando el acceso, eliminando las barreras temporales y reduciendo la distancia a mínimos insospechables.

El desarrollo científico-técnico y surgimiento de las herramientas vinculadas a la Internet han impactado positivamente en la Educación Superior. Tanto en los procesos administrativos como en el ámbito académico, se aprecian avances significativos. En la sociedad de la información y la comunicación, el trabajador del conocimiento dispone de un arsenal digital que le permite desarrollar su trabajo. En el campo académico, esa tendencia ha revolucionado el acceso a las fuentes de información.

Peter Drucker (1993) afirmó que “en la sociedad del conocimiento, la escuela se convierte en una institución también de adultos, y especialmente de adultos de un alto nivel de escolaridad. Sobre todo, en la sociedad del conocimiento, la escuela se hace responsable del rendimiento y de los resultados”. Así veía el gurú de la gerencia el mundo en que vivió, cuando escribió su afamado libro la Sociedad Poscapitalista. Hoy la autoeducación es una realidad y la escuela complementa el proceso.

Hoy miles de satélites giran en el espacio haciendo posible que millones de personas estén interconectadas simultáneamente. Esa conexión potencia los procesos de enseñanza y facilita la circulación de la información. Aprovechar esas ventajas para reforzar la enseñanza superior ha ido de menos a más. Tal ha sido el impacto que se ha desarrollado la teoría de la conectividad para enmarcar los enfoques y tendencias impuesto por el desarrollo de las Tecnologías de Información y la Comunicación.

Como bien explica Buzarrais, M. R., Ovide “Fueron necesarios treinta y ocho años para que la radio reuniera cincuenta millones de usuarios. La televisión tardó trece años en conseguir el mismo público. La internet lo logró en tan sólo cuatro años (Annan, 2000) y ha permitido que los conceptos de comunicación e información se desarrollen en niveles que ninguna otra infraestructura tecnológica ha obtenido8”.

Lógicamente, las ventajas de la informatización no vienes solas. Hay una fuerte tensión entre la cantidad de información disponible en las redes y la calidad de la misma. Se ha acuñado el término infoxicación para describir el efecto del cúmulo de información disponible y la incapacidad del ser humano para procesarla. Eso hace, que centros de enseñanza, y especialmente las universidades, se vean compelidas a buscar estrategias para contrarrestar los efectos perversos y aprovechar las ventajas, orientando al estudiantado a buscar lo mejor entre lo bueno.

Desde cualquier perspectiva o enfoque que se aborde el impacto de las tecnologías de la información y la comunicación en la educación superior el balance es favorable. El potencial transformador de las herramientas tecnológicas es la palanca que mueve los procesos de enseñanza-aprendizaje en el siglo XXI.

Las políticas educativas, sus lineamientos y sus ejes tienen que estar enfocados a la calidad y el rendimiento. Los centros de enseñanzas superior no pueden ser una fábrica de títulos deben ser un laboratorio de talento. El sector privado tiene que garantizar calidad, capacidad de mejora continua e innovación permanente.

Conclusiones.

Tal como reseña la película “La Educación Prohibida”, la búsqueda constante de formas de mejorar la educación admite muchas modalidades y estilos pedagógicos. Aquí dejo algunas reflexiones conclusivas como forma de resumir el contenido de este breve ensayo.

El surgimiento de la Internet y especialmente la creación de la World Wide Web, (www), en 1991 por Tim Berners-Lee, abrió las puertas del mundo a la información, democratizando el acceso, eliminando las barreras temporales y reduciendo la distancia a mínimos insospechables.

Por primera vez en la historia de la humanidad se combinan las Ciencias de la Comunicación con las Tecnologías de la Información y la Comunicación para potenciar y favorecer la transformación educación.

El Siglo XXI está marcado por la revolución tecnológica y la educación está obligada a transformarse. Eso no quiere decir que se suplanten prácticas que hacen del aula física un espacio de socialización y producción de conocimiento insustituible.

Con la Educación Virtual se abren oportunidades únicas para repensar paradigmas, métodos, enfoques y estilos que habían sido reproducidos por las Ciencias de la Educación y que hoy, entran en fase de revisión, impulsados por el desarrollo de la Internet, el afianzamiento de las redes sociales como espacio de socialización y la virtualización de la educación.

Sea presencial o virtual, la educación tiene que ser útil. Las políticas educativas, sus lineamientos y sus ejes tienen que estar enfocados a la calidad y el rendimiento. Los centros de enseñanzas superior no pueden ser una fábrica de títulos deben ser un laboratorio de talento. El sector privado tiene que garantizar calidad, capacidad de mejora continua e innovación permanente.

Independientemente del enfoque se asuma el docente o la teoría que adopte para encuadrar su práctica debe privilegiar las estrategias que le ayuden a activar las emociones para generar empatía y con la empatía se produce la conexión.

En los tiempos de la robótica, la nanotecnología, la ingeniería genética y la inteligencia artificial encontrar formas innovadoras para desarrollar las actividades docentes es una tarea urgente. Ojalá la educación virtual sea parte de las soluciones.

El curso que estamos desarrollando tiene el potencial de hacer reflexionar al magisterio universitario y echar a caminar la máquina de la creatividad para hacer de la educación una actividad menos estresante y más productiva.

Bibliografía.

1. Textos Digitales.

a. Solórzano M., Fernando y García M., Andrés. Fundamentos del Aprendizaje en Red Desde el Conectivismo y la Teoría de la Actividad. Revista Cubana de Educación Superior. 2016. Número 3. 98-112.

b. McBride, Sean. Un Solo Mundo y Voces Múltiples: Comunicación e Información en Nuestro Tiempo, UNESCO, 1980.

c. Freire, Paulo. Cartas A Quien Pretende Enseñar. Siglo Veintiuno, Editores S.A. Argentina, 2002.

d. Drucker, Peter. La Sociedad Poscapitalista. Editorial Norma S.A, Bogotá, Colombia, 1994.

e. Constitución Política de República Dominicana, 2015.

2. Páginas Web.

a. Buzarrais, M. R., Ovide, E. (julio-diciembre, 2011). El impacto de las Nuevas Tecnologías en la Educación en Valores del siglo XXI, Sinéctica, 37. Recuperadode http://www.sinectica.iteso.mx/index. php?cur=37&art=37_

b. Buxarrais Estrada, María Rosa y Ovide, Evaristo. El Impacto de las Nuevas Tecnologías en la Educación en Valores del Siglo XXI. Senéctica, Revista Electrónica de la Universidad de Guadalajara. Rescatado de Sinéctica 37 www.sinectica.iteso.mx

c. San Jorge, Instituto. Relación y Estilo Pedagógico. Rescatado de https://insedusanjorge.wordpress.com/gestion-directiva-2/gestion-de-aula-2/relacion-y-estilo-pedagogico/

d. https://uasdvirtual.uasd.edu.do/diplomados/course/view.php?id=17&section=2

3. Vídeos.

a. Doin Germán (Director). La Educación Prohibida. Copyleft 2012. Rescatada de https://www.youtube.com/watch?v=-1Y9OqSJKCc

b. Vídeos Tutoriales.

jueves, 7 de enero de 2021

EL DERECHO A ELEGIR Y SER ELEGIDO EN EL SISTEMAPOLÍTICO DOMINICANO.

Elegir y ser elegido es fundamental para el ejercicio de los derechos políticos en cualquier sistema político. El reclamo por el derecho al voto y el respeto a la voluntad popular ha generado grandes luchas en todo el mundo y República Dominicana no ha sido la excepción.

Colocar el derecho al voto en la agenda pública ha sido una larga lucha que ha llevado siglos. Cada período histórico hizo su aporte al desarrollo del derecho a elegir y ser elegido. Éste ha ido tomando forma en cada reforma constitucional con variaciones tanto de forma como de fondo.

Tener capacidad y oportunidad de escoger periódicamente a quienes dirigirán los destinos del país es un requisito de las democracias formales electoralistas. Claro, quedan cuestiones por fuera del debate que trataremos de esbozar en esta reflexión.

Las debilidades propias de una democracia en transición como es la dominicana generan tensiones entre gestores y beneficiarios del sistema político. Analizar los fundamentos institucionales y normativos para ubicar las fortalezas o debilidades que afectan el funcionamiento de los componentes del subsistema electoral es fundamental.

El país ha ido avanzando en el marco normativo y en el afianzamiento de la institucionalización de la Junta Central Electoral como ente responsable de gestionar el sistema político.  Tras la constitucionalización de los Partidos Políticos en 2010 se han creado entidades complementarias como el Tribunal Superior Electoral que tienen la responsabilidad de resolver los conflictos que se producen en el sistema político.

A esto se agregan la aprobación de la Ley de Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos y la actualización de la normativa electoral, mediante la Ley 15-19 que establece los fundamentos para gestionar el sistema político-electoral. Esos cambios fundamentales deben impactar la cultura política y garantizar el derecho al voto.

Esta reflexión pretende llamar la atención sobre las perspectivas del subsistema electoral y las necesidades que impiden el desarrollo del sistema político. Analizar esos fundamentos e insistir en la necesidad de que el liderazgo político se comprometa a cumplir y hacer cumplir ese marco normativo es la motivación que inspira este trabajo.

Junta Central Electoral.

Es así como a principios del Siglo XX, específicamente en 1923 se funda lo que hoy se conoce como la Junta Central Electoral. Paradójicamente, la entidad surge durante la Ocupación Militar Norteamericana de 1916. Con la creación del organismo que gestionaría los procesos electorales da inicio a una carrera que aún no concluye.

La Junta Central Electoral no sólo organiza los procesos electorales, sino que tiene a su cargo la gestión del Registro Civil que es la base para la conformación del padrón electoral o listado de concurrentes. Organizar, montar y supervisar las elecciones es trabajo suficiente para entender la importancia de la institución.

Cabe recordar que, sin documentos de identidad, el ejercicio de los derechos civiles y derechos políticos no existe. De ahí la importancia de las funciones. El camino recorrido no ha sido suficiente para colocar al registro civil a la altura de las demandas, pero se ha avanzado.

La Junta Central Electoral como institución ha tendido una historia de transformaciones que requieren una reflexión particular. Aquí solo interesa analizar los fundamentos institucionales del derecho a elegir y ser elegido.

Lucha por el Derecho al Sufragio.

Desde la fundación de la República Dominicana en 1844 hasta nuestros días, los esfuerzos para institucionalizar el derecho al voto han pasado por diversas vicisitudes. Dictaduras que entorpecen, ocupaciones que conculcan derechos políticos y civiles; gobernantes que imponen mecanismos clientelares que reducen el voto a una mera mercancía.

 A pesar de los señalamientos anteriores y del accidentado proceso evolutivo del sistema político dominicano, el derecho al voto se impuesto como norma para renovar el liderazgo político. Grandes sacrificios de quienes han enfrentado las dictaduras para luchar por un sistema electoral moderno, inclusivo, participativo y funcional marcó gran parte del siglo XX.

La historia electoral dominicana recoge acontecimientos donde se comprueba que el derecho al voto se ejerce con regularidad, pero muchas veces, se vulnera y se pervierte. La gente emite el sufragio y tras el escrutinio salen a relucir las debilidades del sistema electoral y la fragilidad los procesos comiciales.

Mención especial merece la lucha de la mujer por alcanzar la igualdad en el ejercicio de los derechos políticos. El movimiento de las sufragistas logró que, en 1942, se incluyera el derecho al voto Reforma Constitucional de ese año. El dictador necesitaba el apoyo de la mujer y aprovechó la coyuntura para hacer creer que cumplía.

Es casi una costumbre que tras la conclusión de un proceso electoral se produzcan reclamos de quienes participan en la contienda, especialmente de quienes no salen favorecidos con el voto popular. Frecuentemente, se observa el liderazgo que acciona al margen de la normativa que rige el sistema.

La cultura política dominicana ha instaurado el derecho al voto como un pilar fundamental de la democracia. Desde la fundación de la República en 1844 hasta nuestros días se aprecia un avance significativo en el ejercicio de los derechos civiles y políticos.

Fundamento Normativo del Derecho al Voto.

Los esfuerzos por garantizar el derecho al sufragio parten del mandato constitucional establecido en el artículo 22, numeral 2 que establece que son derechos y deberes de ciudadanos y ciudadanas el Elegir y ser elegibles para los cargos que establece la presente Constitución. Con ese postulado como telón de fondo, se establecen los principios jurídicos para hacer efectiva la garantía de ese derecho fundamental.

De igual forma en el artículo 216 de la Constitución de la República se establecen las funciones básicas para que los partidos políticos garanticen los derechos de la gente a participar en política. En su numeral 2 se lee: Garantizar la participación de ciudadanos y ciudadanas en los procesos políticos. De ahí parten los fundamentos para la manoseada Ley 33-19 que regula el funcionamiento de las organizaciones políticas en el país.

El marco normativo que rige el derecho al voto en el país tiene una base constitucional que hace línea con el Pacto de San José sobre los Derechos Civiles y Políticos. Además, tanto la Carta de la Organización de Estados Americanos, OEA como la Carta de Naciones Unidas exige a los países miembros el respeto al derecho a elegir y ser elegido.

El Artículo 208 de la Constitución Política de República Dominicana establece que: Es un derecho y un deber de ciudadanas y ciudadanos el ejercicio del sufragio para elegir a las autoridades de gobierno y para participar en referendos. El voto es personal, libre, directo y secreto”.

Esos fundamentos han servido para contextualizar la normativa específica, que hoy sirve de sustento al ejercicio de los derechos políticos. Nos referimos a la Ley 15-19 de Régimen Electoral, la Ley 29-11 que instituye el Tribunal Superior Electoral y la Ley 33-19 de Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos. Hay otras normas complementarias que rigen cuestiones puntuales y específicas en cada uno de los entes que interactúan en el sistema electoral dominicano.

La Ley 15-19 de Régimen Electoral es clara y en su artículo1 establece que: La presente Ley Orgánica de Régimen Electoral regula lo relativo al ejercicio del derecho de ciudadanía de elegir y ser elegibles; el procedimiento y desarrollo del proceso electoral para la conformación del Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y la elección de las autoridades municipales; el funcionamiento y competencias de la Junta Central Electoral como máximo ente responsable de la organización de los comicios.

Con esa normativa debiera ser suficiente para que el derecho al sufragio sea respetado. Sin embargo, las frecuentes violaciones a esas disposiciones obligan a crear mecanismos para sancionar los delitos electorales, incluidos los que lesionan el derecho al voto. De aplicarse la normativa existente con el rigor que amerita, los delitos y faltas de los actores políticos disminuirían, robusteciendo el sistema.

El Tribunal Superior Electoral, TSA, es la entidad responsable de sancionar los delitos electorales y garantizar el derecho al voto. El artículo 15, numeral 2 de la Ley 29-11 señala que a esa institución le corresponde Dictar medidas cautelares para garantizar la protección del derecho al sufragio de uno o más ciudadanos.

Además de las entidades que mencionadas anteriormente se complementan con la Ley 33-18 de Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos que centra su accionar el compromiso de las organizaciones políticas con la preservación y garantía de los derechos políticos.

El Sistema de Cuotas.

El principio de igualdad ante la Ley debe primar en cualquier actividad humana y en política no puede ser la excepción. Establecer cuotas de participación para los cargos electivos es una cuestión que contraviene el espíritu de ese postulado. Todos los sectores tienen posibilidad de conquistar las curules que se proponga y no puede establecerse cuota. Ahí se limita el derecho a ser elegido.

Los derechos no admiten condicionamientos y menos que se impongan cuotas para sectores específicos. La Constitución de la República en su artículo 39 prohíbe cualquier forma de discriminación, y tanto la cuota femenina como la de juventud limita el libre ejercicio del derecho al voto, por tanto, esos postulados normativos son inconstitucionales.

Las postulaciones a cargos electivos tienen que ser llenadas en igualdad de condiciones, por tanto, la Ley 33-18 y la Ley 15-19 deben ser modificadas para ampliar las posibilidades de que mujeres y jóvenes accionen en política con igualdad plena de derechos. El sistema de cuotas colige con el derecho fundamental de elegir y ser elegido y las organizaciones políticas deben accionar para eliminar esa condicionantes.

Tanto las mujeres como la juventud han asumido un protagonismo que merece ser valorado y limitar su participación a cuotas es una aberración y una violación al artículo 39 de a la Constitución. Imponer cuotas en las postulaciones es aberrante e inconstitucional. Si el país tiene problemas con la abstención y la democracia se deslegitima, establecer cuotas a determinados sectores aumenta el desencanto y abre paso al aventurerismo.

Según el artículo 23-2 Son derechos de los partidos, agrupaciones y movimientos políticos presentar candidatos y candidatas a los diferentes cargos públicos de elección popular. Ese enunciado es claro y no discrimina. Al margen de cualquier disposición normativa que le sea contraria debe primar el derecho en igualdad de condiciones para todos los ciudadanos.

Abstencionismo Ascendente.

El aumento sostenido de la abstención electoral es un indicador de que las expectativas del electorado no están siendo satisfecha por el sistema político. Cada proceso electoral tiene sus propias lógicas, pero la tendencia creciente debe mover a una reflexión profunda, tanto de las autoridades electorales como del liderazgo político dominicana. Tasas superiores al 40% dejan mal parado al subsistema de partidos y alerta sobre la falta de confianza de la ciudadanía con la Política.

Se sabe que la democracia ha entrado en crisis, no solo en República Dominicana, sino en toda América Latina. Estudios realizados por entidades de rango internacional como el Programa de las Naciones Unidas Para el Desarrollo, PNUD, llamó la atención sobre el desencanto con la democracia e incentivar las corrientes abstencionistas.

En su informe del 2019, el PNUD, señala las debilidades de la democracia dominicana en general. Las organizaciones políticas salen mal paradas. Menos de un 30% de la población confía en esas instituciones. Otro dato importante es que la gente prefiere un gobierno de fuerza. ¿Se puede votar por un sistema en el que no se confía?

El abstencionismo puede ser un acto deliberado de un sector político que rechaza las elecciones y no ve razones para participar. Gran parte de la izquierda revolucionaria se inscribe en esa corriente. Es una decisión que concita poco interés en la población dominicana.

Otra corriente del abstencionismo es aquella asociada a sectores que no muestran interés en la participación política o que rechazan ciertas prácticas y conductas del liderazgo político. Aquí cabrían categorías como el analfabetismo político y el analfabetismo cívico.

Una tercera tendencia se puede vincular a cuestiones religiosas, aunque en el país las instituciones de fe son tan activas como las propias organizaciones políticas. Eso se evidencia en las Cartas Pastorales de la Iglesia Católica y los frecuentes llamados de otras instituciones, tanto en redes sociales como en medios de comunicación tradicionales.

El cuarto grupo simplemente no se interesa o vive al margen de la actividad política. Este grupo puede estar en cualquiera de las capas de la sociedad. Unas veces la falta de información sobre las ofertas electorales, otras por la falta de confianza en el liderazgo político. Sean cuales fueran las razones, se deja de ejercer el derecho al voto y se pierde la oportunidad de participar en los procesos comiciales.

Superar el Analfabetismo Cívico y el Analfabetismo Político.

Cuando hablamos de analfabetismo cívico nos referimos a la condición que exhiben mucha de las personas que se dedican a la actividad política sin observar el más mínimo respeto por los deberes ciudadanos. Ese desconocimiento puede ser real o simulado y no tiene que ver con grados de escolaridad. El civismo es la base para que una sociedad sea políticamente responsable.

El analfabetismo político se puede definir como un divorcio entre los principios que rigen la Política y las conductas de quienes niegan su valor e importancia. Hay quienes asumen que es una actividad degradante que solo puede ser ejercida por personas que buscan servirse del erario, no servir a la sociedad.

Hay que aclarar que, como cualquier otro tipo de analfabetismo, hay uno funcional que es propio de quienes realmente desconocen los fundamentos de la Política y otro simulado que es cuando una persona decide obviar los principios que rigen la Política para acomodarla a sus intereses. Este último caso, es semejante a lo que Karl Marx llamaba falsa conciencia y otros ignorancia inducida.

El analfabetismo político es tan nocivo como el analfabetismo cívico. Ambas categorías debilitan el compromiso de la ciudadanía con el quehacer político y generan tensiones al momento de decidir si votar o no votar. Una cosa es desconocer la importancia del ejercicio de los derechos civiles y políticos; otra no ejercerlos conscientemente. En el último caso, se presume que es un acto razonado y ponderado.

En la cultura política dominicana se ha hecho tradición asumir la Política como un carnaval sin poner reparos en la importancia de esa actividad y las campañas electorales como una especie de zafra. Esa tendencia es incentivada por un liderazgo que tiende a privilegiar cuestiones clientelares por encima del enfoque de derechos, ignorando las leyes y las normas estatutarias que rigen las organizaciones.

Pareciera que la Política no requiere ni exige conocimientos, pero nada más lejos de la realidad. Conocer los fundamentos y principios de la Política marca la diferencia entre los analfabetos políticos y quienes no lo son. Avanzar para que la actividad política se adecente y entre a su propia legalidad genera compromisos que motivan a la gente a participar en política, a ya sea como candidato, activista, militante o elector.

El voto como instrumento de poder en manos del ciudadano debe encontrar respaldo en las instituciones para la democracia se legitime y represente las aspiraciones de la gente. La participación política y social requieren niveles de compromisos con la transformación de la sociedad.

Se aspira que el derecho al voto sea ejercido de forma razonada y consciente para romper el círculo vicioso del clientelismo. Quien compra o vende el voto sabe que está cometiendo un delito electoral y debe responder por las consecuencias de sus actos. El derecho a elegir y ser elegido no es mercancía ni puede ser objeto de trueque. Quien impide o entorpece el ejercicio de los derechos políticos atenta contra la institucionalidad democrática.

Sobre la Normativa de Actos del Estado Civil.

Los avances en la normativa que fundamenta el ejercicio de los derechos políticos son inversamente proporcionales a las debilidades del subsistema electoral. Los acontecimientos acaecidos a finales de 2019 con los procesos de Elecciones Primarias Simultáneas; así como las fallidas elecciones del 16 febrero de 2020 son muestras de fallas que ponen en riesgo el ejercicio del sufragio.

Cientos de miles, tal vez, millones de dominicanos y dominicanas carecen de documento de identidad y eso impide el disfrute pleno de los derechos civiles y políticos. La Junta Central Electoral, a través de la Dirección de Registro Civil debe activar un plan para facilitar la superación de ese flagelo. Se han realizado esfuerzos, pero no son suficientes. Hay familias que tienen 4 y 5 generaciones sin documentos.

Hay logros significativos en cuanto a la declaración temprana y se han instalado oficinas en centros de salud para facilitar la declaración de recién nacidos. Mantener y ampliar esa iniciativa pondría fin a la fábrica de indocumentados. Flexibilizar para que uno de los padres pueda efectuar la declaración en el mismo centro de salud evita el subregistro y disminuye los registros tardíos.

Urge una modificación a la Ley 659-44 que rige los Actos del Estado Civil que data de la Era de Trujillo. Es una normativa arcaica y rígida que debe ser actualizada a la luz del nuevo marco constitucional que rige en el país. Es insólito que, en una materia tan delicada, no se hayan priorizado, a pesar de que existe un Anteproyecto de Ley trabajado por el desaparecido Consejo Nacional de Reforma del Estado, CONARE. La Junta Central Electoral, como ente rector debe remitir al Congreso Nacional una propuesta que sirva de base a una nueva Ley.

Otro escollo que superar, es el de las odiosas cuotas que han sido establecidas para la mujer y la juventud. Establecer cuotas en una sociedad organizada en un Estado Social y Democrático de Derecho regenteado por un gobierno democrático, republicano, representativo y electo por voto popular es una contradicción. Es una cuestión que habrá que superar, privilegiando el derecho a la igualdad. Como está actualmente es discriminatorio y viola el artículo 39 de la Constitución de la República.

Desafíos del Sistema Político para Consolidar el Derecho al Voto.

Los desafíos para reivindicar el valor del voto popular son diversos. Que el derecho a elegir y ser elegido tenga un referente constitucional y marco normativo específico no quiere decir que su eficacia sea automática. No basta votar por autoridades que asumen el poder delegado como un cheque en blanco, hay que instituir el poder revocatorio dando poder al elector para destituir o ratificar las funciones del elegido.

En las llamadas democracias en transición la cuestión de votar o no votar es una disyuntiva que enfrentan quienes apuestas a vivir en una sociedad donde la justicia social sea norma, no excepción. Tampoco hay que creer que las elecciones, bajo la modalidad que se conoce, son la panacea. Hay quienes están contra ellas dado el negocio en que han devenido.

Se asume que la democracia liberal no ha resuelto los problemas básicos de los pueblos y que, por el contrario, ha ensanchado la exclusión. La clase media intelectualizada ha sufrido como ninguna otra los embates del modelo. A ella le ha tocado sostener con los impuestos que paga, las políticas sociales y las exenciones de los privilegiados. Es lógico que, ante ese cuadro, el voto sea algo que no genera esperanzas en ese importante sector.

Dijo Abraham Lincoln que la democracia es el gobierno del pueblo y para el pueblo. Hoy hay que agregar que se debe hacer con el pueblo y por el pueblo.  De su lado, Winston Churchill afirmó que la democracia era un sistema imperfecto, pero que hasta el momento no se habían inventado nada mejor. Visto así el asunto, pensar en la legitimación de la democracia utilizando el voto popular como instrumento exige la reinvención del sistema electoral dominicano, dotándolo de capacidades que sancionen el transfuguismo y superen el clientelismo.

Según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, Los sistemas electorales y de partidos políticos son ingredientes fundamentales de la democracia, no solo porque definen características importantes del régimen democrático, sino también porque contribuyen de manera decisiva a sostener la democracia, a hacerla más o menos participativa y representativa. En términos ideales, se desea una correspondencia entre participación, representación y gobernabilidad.

Este enunciado es una alusión al ideal que debieran asumir las organizaciones políticas en base a los estipulado en el artículo 216 de la Constitución. Esa aspiración se enmarca dentro la importancia de esas entidades para el desarrollo político y la institucionalización de la democracia dominicana. Para alcanzar el nivel anhelado hay que superar una serie de desafíos entre los que se destacan:

Ciudadanizar la política para instituir mecanismos de participación que revaloricen el voto como es la activación del referéndum y los plebiscitos.

Instituir el plebiscito y el referendo para reforzar los fundamentos del derecho a elegir y ser elegido para que sirva de referente y motivación a los nuevos electores.  

Establecer estrategias de divulgación de la normativa político electoral para ir superando el analfabetismo político, cívico y judicial y elevar la cultura política del pueblo dominicano.

Ampliar las opciones de elección para dar valor al voto en blanco como forma de crear las condiciones para que voten quienes no se identifican con ninguna de las propuestas presentada en los comicios.

Activar mecanismos de promoción del voto razonado como forma dar contenido a la política través de la promoción de los derechos y deberes cívicos de la ciudadanía.

Promover la participación activa de la ciudadanía en la actividad política para transformar el formalismo político electoral en una democracia funcional.

Instituir perfiles mínimos para el acceso a cargos públicos basado en la solvencia moral probada, el conocimiento de las funciones del cargo, los fundamentos de la democracia, vocación de servicio y compromiso social.

Implementar mecanismos funcionales que sancionen drásticamente la compra y venta de votos para eliminar las prácticas perversas del clientelismo, el soborno y otras prácticas que corrompen los procesos comiciales y lesionan el ejercicio de elegir líbreme y secretamente.

Exigir a los partidos políticos mayor responsabilidad en la calidad de la inversión de los recursos destinados a la capacitación política y a la promoción de los valores cívicos.

WEBGRAFÍA.

1.    Constitución Política de República Dominicana, 2015. Tomada de https://poderjudicial.gob.do/documentos/PDF/constitucion/Constitucion.pdf


2.    Ley 29-11 que instituye el Tribunal Superior Electoral. Tomado de http://tse.gob.do/Docs/Normativas/Ley291OrganicadelTribunalSuperiorElectoralTSE.pdf

 

3. Ley 15-19 de Régimen Electoral. Tomado de https://www.poderjudicial.gob.do/documentos/PDF/leyes/LEY_ley_no._15_19.pdf

 

4.    Ley núm. 33-18, de Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos. https://www.poderjudicial.gob.do/documentos/PDF/leyes/LEY_ley_num._33_18_1_7.pdf

5.    La Ley No.157-13, del 11 de septiembre de 2013, que instituye el voto preferencial en República Dominicana. Tomado de https://www.opd.org.do/images/marco_legal_PDF/Ley-No.157-13-que-establece-el-voto-preferencial-para-la-eleccion-de-diputados-y-diputadas-al-Congreso-Nacional.pdf

6.    Ley 659-44 sobre Actos del Estado Civil. Tomada de https://www.oas.org/dil/esp/Ley%20No.%20659,%20del%2017%20de%20julio%20de%201944,%20sobre%20Actos%20del%20Estado%20Civil%20Republica%20Dominicana.pdf

7.    PNUD. Informe Sobre en la República Dominicana 2019: Universalizando derechos para la ciudadanía formal y sustantiva del siglo XXI en América Latina y el Caribe (Versión Digital). https://www.do.undp.org/content/dominican_republic/es/home/presscenter/articles/2019/pnud-presenta-balance-de-la-calidad-democratica-en-republica-dom.html