lunes, 16 de septiembre de 2013

RAZONANDO EN POLÍTICA.

"Hay un único lugar donde ayer y hoy se encuentran y se reconocen y se abrazan. Ese lugar es mañana". Eduardo Galeano.
La República Dominicana ha recibido el Siglo XXI sin un modelo societal sostenible y viable. No se perciben indicios de que los cambios que afectan al mundo remuevan los cimientos del conservadurismo que se ha incrustado en los tuétanos de la sociedad dominicana.

Pareciera que aquí si se ha llegado al fin de la historia preconizado por Mr. Fukuyama. Buscar los orígenes de esta situación pasa por mirar críticamente la historia reciente. Hachos y acontecimientos finiseculares condicionan la evolución política de la sociedad dominicana.

Ajusticiado Trujillo en 1961 y roto los diques que contenían el torrente ideológico  que emergió luego como un torbellino que inundó todos los rincones del país. Luego vinieron los Consejos de Estado y la inestabilidad política hasta que se instaló en el poder el profesor Juan Bosch en 1963.

Los grupos organizados, los partidos y organizaciones de izquierda, sindicatos y especialmente los grupos juveniles y dentro de éstos, el estudiantado tanto universitario como del nivel medio. Entre esos grupos se destacan los estudiantes. Fueron ellos quienes con mayor coraje y gallardía defendieron la naciente democracia dominicana. Los jóvenes dominicanos sufrieron sacrificio de todo tipo, persecución, represión, vejámenes, asesinato, prisión y tortura.

Bosch y su gabinete empezaron un proceso ambicioso de transformaciones políticas, sociales, económicas y culturales jamás vistas en la historia republicana. Bosch y el PRD que lo postuló aspiraban a instalar una revolución democrática que sacara al país del atraso y el oscurantismo al que lo había sometido la familia Trujillo desde 1930.

El modelo se concretó y tomó forma con la promulgación de la Constitución de 1963, de corte liberal progresista que recogía los postulados del Plan Mínimo del Movimiento de Liberación Dominicana que comandó Enrique Jiménez Moya en 1959. Bosch aspiraba a desarrollar un gobierno como los que en América Latina encabezaron José -Pepe- Figueres en Costa Rica y Rómulo Betancourt en Venezuela.

Este ensayo duró solo 7 meses, un golpe de Estado apagó la llama progresista y dio paso a la inestabilidad política y social. Los sectores conservadores, la iglesia católica, los jerarcas militares, los tutumpotes y el imperialismo yanqui  temerosos de perder sus privilegios se aventuraron al derrocamiento del gobierno constitucional. Con sus acciones estos grupos escriben su peor página en la historia patria.

Una Junta Cívico Militar se conforma para dirigir el gobierno de facto hasta constituirse en el Triunvirato que gobernó hasta el 24 de Abril de 1965 cuando el levantamiento popular de esa fecha lo echó del poder. La acción bélica que siguió al levantamiento popular se transformó en una guerra patria a partir del 28 de abril de 1965 cuando tropas de los Estados Unidos desembarcaron para tratar de imponer un gobierno títere.

La Guerra se extendió hasta julio cuando se firma el acuerdo que puso fin al conflicto. El patriotismo y el coraje de nuestro pueblo se puso de manifiesto una vez más, cuando enfrentó y resistió  el poderío militar del imperialismo yanqui. Cientos de muertos y heridos y una sociedad dividida políticamente. En los acuerdos se estableció un gobierno provisional que encabezó el Lic. Héctor García Godoy, veterano diplomático del trujillato. Tenía por encomienda organizar “elecciones”.

La treta electoral se celebró el 1 de junio del 1966 bajo el tutelaje yanqui y con pocas garantías para que la oposición desarrollara su campaña. Era entendible, dado que el principal contendor de la propuesta yanqui que encabezaba el Dr. Joaquín Balaguer era el derrocado presidente Juan Bosch. No lo iban a dejar llegar al poder y utilizarían todos los recursos que le sirvieran para impedir su participación en la contienda.

Se da el proceso y Balaguer es impuesto y se juramenta el 1 de julio de 1966. Ahí se inicia el tenebroso periodo conocido en la historia como “Los Doce Años de Balaguer”, ya que se extendió hasta 1978. Son tiempos de represión, desaparición, exilio, tortura y muerte. La encomienda yanqui de descabezar el movimiento revolucionario que había resistido a sus fuerzas y defendido la soberanía nacional fue cumplida con creces por “Don Elito” y sus pupilos.

Al mirar hoy, esos acontecimientos y reflexionar sobre ellos podemos encontrar las causas del escaso desarrollo político e institucional que se observa en el país, así como explicaciones al comportamiento conservador y conformista de amplias capas de la sociedad dominicana.

El Siglo XXI es una oportunidad para avanzar hacia la concreción de los sueños de los hombres y mujeres que ofrendaron sus vidas tras la búsqueda y construcción de sociedad más justa, solidaria y progresista. Ciertos visos de avances se observan, pero queda un largo trecho por recorrer para alcanzar un estadio acorde con las aspiraciones de la sociedad de la información y el conocimiento.

Los actores deben provechar esa oportunidad, para esto se requerirá de una organización debidamente articulada, compromiso social, definición ideológica diferenciadora, estrategia de alianzas, una propuesta programática concreta y táctica de lucha definida.  Esos aspectos sumados a la construcción de un liderazgo colectivo que defienda los principios éticos que deben regir el accionar político en el siglo que transcurre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario