miércoles, 2 de noviembre de 2022

ODA A LA MUJER.

Amar es comprender, respetar, tolerar, apoyar y reconocer; no atropellar, maltratar o humillar.

El respeto a la mujer es derecho y no regalo, aunque unos hayan creído que es un mero decreto, que imponiendo sus caprichos y actuando como villano se ganarán el respeto de amigo, compañero, abuelo, tío, padre hijo o hermano.

Si el amor no te basta ni la felicidad es suficiente, no pierdas por desamor lo que con amor conquistaste. No insistas en retener la voluntad femenina, que ellas tienen derecho a escoger lo que quieran en la vida. Acompañadlas en su lucha obstinada, y con ellas con ellas superar la violencia cotidiana.

El hombre debe entender sea plebeyo o caballero, que con dinero no se compra el amor de una mujer, porque ella sabe muy bien a quién escoger. Conquistar su corazón es un acto sublime que más  que fuerza exige una nobleza sin nombre, poniendo a prueba la capacidad de cada hombre.

Por que insistir en retener por la fuerza al amor que se libera; si esa figura excelsa, trabaja, ama y lidera. No es tendencia tuitera, ni una novela trágica, es la mujer en su práctica de acción liberadora, canta, ríe; y llora cuando su alma se arruga tras una agresión burda.

Cobarde es quien maltrata al ser que le dio vida, creando con su actuación odio y mucha desidia; sin detenerse a pensar el malestar que genera con esa cobardía, computándose como zorro en un patio de gallina, atropellando a l mujer por celos y pura envidia.

Ellas que verdad y alevosa valentía, muestran su rebeldía con arrogante pasión para enfrentar la adversidad, superando los escollos del miedo y de la ansiedad, poniendo su corazón y toda su bondad a las acciones que emprende, en bien de la humanidad.

Con su trabajo va construyendo un entorno favorable, y cultivan la relación para la patria engrandecer, que el coraje de mujer es un acto de altura que el hombre con su cordura puede complementar, siempre y cuando no se escoja la violencia como opción y se prefiere la conciliación para juntos crear las bases de un mundo mejor, donde la mujer se desarrolle con igualdad, respeto y comprensión.

Alimentando su alma con trabajo y emoción, hacen ellas de la vida un monumento a la razón. Capaz de arder cual llama en la cresta de una ola, moviendo al mundo con ideas e imaginación exigiendo sus derechos con arrojo y determinación.

Son la expresión incandescente de la vida que claman por comprensión, que no tolera el irrespeto ni acepta imposición. En su vida van reflejando en sus ojos un brillo reluciente. Ellas esperan el respeto y la pasión que siempre han merecido y eso incluye al marido, a familiares y amigos.

Si la vida ha demostrado que cansa hasta la belleza, por qué empeñarse en mantener una relación por la fuerza.  Una relación de pareja, bien llevada nos da envidia, ya que saben resolver sus conflictos  cotidianos dialogando en la familia, mostrando que valen mucho tanto abuelas como niñas.

Monta tu corcel de la sensatez, galopa por los senderos de tu imaginación y entre nubes de recuerdo imagina que a la vida le hace falta pasión. No creas que bajar es una opción cuando se tenga enfrente la subida, no te esclavices amigo, maltratando al ser sublime que ha compartido contigo.

La violencia no es salida para conflictos de amor, sea sensato, alce vuelo hasta controlar su emoción. Piense mucho y piense bien a antes de recurrir a insultos o bofetones, porque maltratar a una mujer es machista cobardía que coloca a feministas en línea de rebeldía.

No pretendas sostener por la fuerza una relación, cuando el trunca el amor, se pierde hasta la pasión y no hagas de la apariencia una amarga vocación; trata de complementar tu hombría con respeto, amor, tolerancia, respeto y comprensión.

Con qué derecho te atreves a golpear a una mujer, cuando a respetarlas te imponen las reglas del deber. Eres hijo, padre, hermano, tío, abuelo, esposo, compañero, amigo, ya que a cualquier lugar que vayas te acompañaría una valiente mujer.

Por tu madre habrás sabido que la mujer se respeta aunque no esté contigo, y la hermana le ha mostrado como tratar a las damas y sus hijas contarán, que su vida de mujer, sabrán valorar a quienes aman.

Si usted no lo ha entendido recuerde bien, que su abuelita sentada en su mecedora, quien con su ternura enamora, le dijo al oído un día que sepa escoger la esposa con la que pasarás la vida y que al tratarla pensara en el valor de la familia.

Fuerte ha sido la mujer que usted por madre ha tenido, aquella siempre lucha por los derechos perdidos, no menos mérito tiene esa mujer abnegada que trabajando a conquistado el espacio que disfruta y se amilana ante nada para dar la pelea, moviendo con sus ideas, la conciencia sana y pura de quienes comparten con ellas las labores cotidianas.

La mujer no es un objeto ni una máquina de hacer gente, es un ser aguerrido que sabe levantar la frente. Yerra en su percepción quien por menos le ha tenido, el repudio es merecido y sus causas ha de tener porque el respeto se pierde al maltratar a una mujer.

La mujer es una flor que a la sociedad engalana tanto con su belleza como su capacidad humana, no es la cosa ni artilugios para apetencias saciar, es la heroína que lucha para la sociedad transformar, armada con la esperanza de su vida cambiar.

Ningún atropello merece ese ser que es tan valiente, que además de compañera, tienen que probar ser fuerte. No pienses en llorar con lágrimas de cocodrilo, mientras con actos insolentes la sometes al martirio.

Admirable es la mujer que de su trabajo vive, haciendo de sus esfuerzos sus armas predilectas, sin desperdiciar ocasión para demostrar su potencial. Con su fuerza y rebeldía acompañada del candor, es ella la guerrera transformará la nación, cambiando el patrón de odio por la pista del amor.

Piensa, que ellas con su andar; marcan y abren camino para tus huellas. Trabajar con ellas, pensar con ellas, actuar con ellas porque sin ellas la vida pierde sentido como el vino su aroma al sacarlo de la botella porque agredirla e irrespetarlas implica mucho más que una simple querella.

Entrando por la puerta de sus ojos, descubre con su enojo, que su orgullo ha sido herido por el hombre que una vez escogió como marido, no crean que con un ladrido lograrás doblegarlas, y sin importar la carga, de odio que usted le imponga, usando la resiliencia resisten cada descarga.

Tras el odioso estrujón, el puñetazo humillante o la patada alevosa, no es falta de formación, sino producto de la torpeza, en ese momento piensa, que la mujer es humana no importa si es abuela, madre amiga, amiga, compañera o hermana,

Bastaría con que el espejo mostrara la rara huella, que con torpeza machista, y con mucha gallardía se enojan las feministas,  para que la acción colectiva se haga norma, en nuestra amada Quisqueya, haciendo valer el derecho previo presentar una querella. 

Trabajo y deseos les sobran a las mujeres valientes, porque ellas son la fuente que inspira generaciones presentes, sin esperar otro premio que una sociedad consiente, y es por eso concluimos que viva la mujer valiente, esa que con su excelsa rebeldía hará al mundo diferente.

Si crees que tienes derecho a la mujer agredir, pregunte a madre que se siente al parir. Si la respuesta no le llena, empiece a buscar respuestas, para compartir con la mujer la vida que disfrutas, permitiendo que en su andar seas solución y no excusas.

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