domingo, 27 de septiembre de 2015

CONTEXTO Y COYUNTURA POLÍTICA EN REPÚBLICA DOMINICANA (2016-2020)

El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de los frijoles, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales". Bertolt Brecht.
La  República Dominicana está inmersa en un intenso proceso político-electoral de cara a las elecciones del 2016. Es un proceso caracterizado por la confluencia de fuerzas políticas con visiones contrapuestas y hasta antagónicas en algunos casos. Esas particularidades, aunque no son nuevas, marcan un punto interesante en el proceso y generan una diversidad de opciones electorales y de propuestas. Un contexto y una coyuntura que reta al sistema electoral y a los actores políticos vinculados a él.

Es un proceso complejo e interesante que requiere una importante cuota de sacrificio de los recursos del erario. Es complejo porque se trata de la elección de más de 4000 cargos, incluidas la presidencia y la vicepresidencia de la República. Cerca de 30 organizaciones políticas están habilitadas para presentar candidaturas a los cargos sometidos al escrutinio del electorado dominicano.


Las alianzas se han ido concretando, en medio de escarceos y reclamos, ya que muchos cargos han sido “reservados” en un acuerdo entre las tendencias internas que accionan en el gobernante Partido de la Liberación Dominicana, PLD. Ese acuerdo, se incluyen aspectos que van mas allá de la reservación de candidaturas y proviene de la necesidad de conciliar intereses y facilitar la convocatoria a la Asamblea Revisora y abrir la posibilidad de reelección del Presidente de la República en 2 períodos consecutivos.

Las elecciones encuentran al país reclamando mayor eficiencia de la burocracia política y mayor transparencia de la gestión de las políticas que ejecutan los entes públicos. Hay que recordar que en períodos anteriores, las elecciones para Presidente y Vicepresidente de la República se realizaban de forma separada de las Congresuales y Municipales. Ahora se hará la elección de manera conjunta, lo que hace más complejo el proceso.

Cientos de Alcaldías y Juntas de Distritos Municipales con sus respectivas Regidurías y suplentes serán renovados en el país. Esto implica un gran esfuerzo organizativo y una inversión de recursos del erario que deben servir para avanzar en la institucionalización del sistema político y la transformación del formalismo democracia en un modelo de democracia funcional de arraigo popular y progresista.


De igual forma se elegirán representantes al poder legislativos. Se escogerán 32 senadores/as a razón de uno por cada provincia y uno en representación del Distrito Nacional. Diputados en proporción de uno por cada 25 mil habitantes, sin que ninguna provincia tenga menos de 2 representantes a la cámara baja. Cinco diputaciones nacionales, las representaciones legislativas de ultramar, así como los integrantes del Parlamento Centroamericano, PARLACEM.
Visto así el asunto, el desafío de la Junta Central Electoral y de las organizaciones políticas para garantizar transparencia, equidad y tranquilidad durante la campaña electoral y el día de los comicios es clave. Organizar un certamen electoral de esa envergadura requiere recursos, compromisos, apoyos y colaboración tanto de los involucrados como del electorado.

Al renovarse, en parte, la matrícula y el liderazgo político del país, la sociedad espera y reclama que quienes sean electos para desempeñar funciones en cualquiera de los poderes o niveles de gobierno, asuman el compromiso con la ética y la restauración de la confianza en las instituciones políticas y en los políticos mismos. Lo malo es que muchos han asegurado sus puestos en los acuerdos internos e interpartidarios sin habérselo ganado.
Respecto a la coyuntura política actual hay que establecer algunos puntos claves que contextualizan y condicionan el escenario. Entre estos se destaca la Reforma a la Constitución del 26 de enero del año 2010 que prohibía la reelección de los cargos a la presidencia y vicepresidencia de la República. La Reforma del 2014 fue exclusivamente para facilitar la reelección presidencial en 2 períodos consecutivos, lo que despertó duras críticas a sus propiciadores.

Esa modificación implicó acuerdos entre las tendencias políticas que accionan en el PLD, especialmente entre el presidente de la República Lic. Danilo Medina Sánchez y el expresidente Dr. Leonel Fernández Reyna. Las partes, con el apoyo del Comité Político de esa entidad acordaron reservar candidaturas y eso ha generado disgusto entre aspirantes a cargos electivos porque entienden que se lesiona el derecho a elegir y ser elegido que establece la Constitución de la República.


Procede aclarar, que también se incluyó en esas reservaciones a miembros del Partido Revolucionario Dominicano, que concretó una alianza con el partido gobernante para los comicios 2016-2020 y dieron su apoyo a la reforma constitucional. En esta fuerza política también se ha criticado la modalidad acordada porque lesiona los derechos políticos y ciudadanos. Para el caso del PLD, el Tribunal Superior Electoral emitió una sentencia donde reconoce el derecho de los miembros a elegir y ser elegido como establece la Constitución.


En torno a la participación del Partido Reformista Social Cristiano en las elecciones venideras todo parece indicar que pactarían acuerdo con el PLD, bajo la lógica e reparto de cargos. Aun no se conocen cuestiones concretas. A juzgar por los pronunciamientos de algunos de sus dirigentes las diferencias son de forma más que de fondo. Como telón, está la cuota de poder que se daría esa organización y la cantidad de cargos electivos que está dispuesto a ceder el partido de gobierno.


En el ámbito opositor las cosas también se han ido definiendo. Un grupo ha cerrado filas con la candidatura presidencial del Partido Revolucionario Moderno, PRM, que postula al Lic. Luis Abinader como candidato presidencial. Aquí hay fuerzas vinculadas a un sector de la izquierda dominicana, como el MPD, PCT-MIUCA, Nueva Alternativa y dirigentes reconocidos organizados en Frente Amplio entre los que se destacan Fidel Santana, Rafael Chaljub Mejía, Manuel Salazar, Iginio Báez entre otros.


Otro bloque sería el que pudieran integrar las agrupaciones políticas, Alianza por la Democracia que preside el Dr. Max Puig, Patria para Todos que dirige el Dr. Fulgencio Severino, Alianza País que preside el Dr. Guilllermo Moreno y Opción Democrática que lidera la Dra. Minerva Tabares Mirabal. Aquí participarían algunos movimientos locales que han ido definiendo perfiles de candidaturas que coinciden con las propuestas programáticas de esta plataforma política.


Quedaría por ver, qué pasará con la Fuerza Nacional Progresista que lidera el Dr. Marino Vinicio Castillo Semán y otras fuerzas conservadoras que proponen un “Polo Patriótico”. De cuajar estas alianzas tendríamos cuatro (4)  bloques claramente definidos, accionando en el proceso comicial. Todos irían tras el voto de los electorados en la disputa por el poder político o una cuota de éste. Evidentemente que el  resultado dirá quién o quiénes resultarán beneficiado con la gracia del voto popular.


Quedan sin embargo, fuerzas que no entran ni comulgan con el sistema actual,  una especie de “no alineados”, cuyos planteamientos políticos se ubican cercanos a la izquierda revolucionaria que propugna por una transformación del sistema político, social, económico y cultural de la sociedad dominicana. Por el momento, esas fuerzas tendrán que esperar por oportunidades más favorables y continuar trabajando para articular una propuesta original y genuinamente revolucionaria. Están diseminadas en una amplia base del movimiento social y político que aspiran a concretar una alternativa al sistema vigente al que acusan de perverso, corrupto, excluyente y clientelista.


Para el 2016 se prevé, una polarización entre los bloques que encabezan el Lic. Danilo Medina Sánchez por el gobernante Partido de la Liberación Dominicana, PLD, y Lic. Luis Abinader por el Partido Revolucionario Moderno, PRM. Ambas coaliciones enfrentan problemas para complacer a sus socios con la asignación de candidaturas ganables. Eso ha generado tensiones y roces que de no superarse pueden producir fraccionamientos.


No obstante, hay otras fuerzas que buscan obtener el beneficio del electorado en proceso comicial que se avecina. En la orientación ideológica de ambos bloques predomina el conservadurismo y el liberalismo. Evidentemente hay fuerzas de marcada orientación de izquierda y otras revolucionarias. Cuestionan el modelo de democracia existente y orientan sus esfuerzos hacia la búsqueda de un sistema político que coloque a la gente en el centro de las políticas públicas.


Aunque la mayoría propone reformas “suaves” al sistema político, hay un sector que reclama transformaciones profundas de corte revolucionaria. Proponen un modelo, social, político, cultural y económico incluyente, participativo, con justicia social y de amplia base popular. Aspiran a un modelo socialista revolucionario, siguiendo la huellas de los hombres y mujeres que han caído defendiendo el derecho del pueblo a decidir su destino soberana y libremente, alejado de las injerencias foráneas y lejos de las cúpulas oligarcas que se han impuesto en la política dominicana.


Es una coyuntura muy parecida a la que se presentó en 1978, cuando fuerzas vinculadas a la izquierda revolucionaria que había participado heroicamente en la Guerra de Abril de 1965. Concentraron sus esfuerzos en sacar al Dr. Balaguer del poder, quien gobernaba desde 1966. Cerraron filas con el Partido Revolucionario Dominicano y ganaron la elección, luego de una agitada y violenta campaña electoral. El resultado de aquella experiencia debiera servir de referencia al momento de pactar acuerdos con fuerzas de derecha lideradas por la derecha.
El transfuguismos y el clientelismo afloran rápidamente y quienes no han sido beneficiado o complacido con la asignación de candidaturas ganables van y vienen por los partidos en busca de quien le haga ofertas. Ya se han concretado cruces de una fuerza a otra. Es una práctica, donde la militancia orgánica de los partidos lleva todas las de perder. Su militancia y compromiso no es garantía para alcanzar una postulación. Cualquiera que llega con dinero tiene mayores oportunidades. Eso evidencia la necesidad establecer reglas que hagan valer el derecho de los miembros a postularse. Un buena Ley 33-18 de  Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos puede contribuir a ese propósito.


Como se ve, el espectro político dominicano es amplio, complejo y diverso. Habrá que ver como las propuestas programáticas recogen los anhelos y aspiraciones de un pueblo que ha ido madurando política y socialmente. Esos anhelos y aspiraciones, postergados unos y olvidados otros mantienen viva la esperanza de un futuro mejor e incentiva la participación de la gente a participar, ya sea como dirigente, miembro, electores o candidatos en actividades políticas.


Un aspecto interesante de la coyuntura actual es la coincidencia de sectores de tradición conservadora y liberal con sectores que se autoproclamaron y se reconocen a sí mismos como revolucionarios, socialistas o simplemente de izquierda. El éxito de las alianzas será en función no solo de los resultados electorales sino también de las prácticas de gobierno de quienes resulten electo en el torneo electoral del 2016. . El proceso de elección se realizará de manera simultánea, lo que implica un gran reto para la Junta Central Electoral y las fuerzas políticas que presentarán candidaturas  ¡Ver para creer!


Como es natural, las fuerzas de oposición tienen el firme propósito de desplazar al  bloque liderado por el PLD del poder y tomar el control del gobierno. De su lado, el PLD y sus aliados insistirán en mantener el control del Estado y ganar las elecciones. Gane quien gane deben saber que existe una amplia franja que cuestiona al modelo existente y no está de acuerdo con las prácticas que contravienen la ética política y que pervierten, corrompen y debilitan la práctica política.


El sistema electoral en particular y el sistema político en general serán puestos a prueba una vez más. Lograr un buen montaje, una gestión eficiente, transparente y un resultado confiable debe ser  la prioridad del organismo de comicios. Al ser unas elecciones generales, conjunta para tanto para los 2 niveles de gobierno como para el congreso nacional requiere mayores esfuerzos organizativos y una logística operativa exigente. La experiencia acumulada por la JCE electoral puede facilitar el montaje y gestión del certamen comicial.

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