martes, 2 de julio de 2013

MANIELADAS OCOEÑAS.

Lo menos que puede hacer una persona agradecida es servirle desinteresadamente al pueblo que le vio nacer. La única recompensa aceptable es la satisfacción del deber cumplido.

Recientemente se ha puesto sobre el tapete, en las redes sociales, comparaciones de personalidades que han realizado aportes significativos al desarrollo de la provincia de San José de Ocoa. La cuestión toma relevancia en unas reflexiones expuestas por David López, un comunicador que compartió por buen tiempo nuestro territorio.

David reflexionó sobre el aporte que hizo el Padre Luís José Quín, el ex senador Pedro Alegría y el actual senador Carlos Castillo Almonte. Según David no está en discusión los aportes que el esforzado sacerdote hizo para la provincia. Sin embargo, con todo derecho, deja ver una rivalidad entre el senador Carlos Castillo y el ex Pedro Alegría.

Seguro que ninguno de ellos aceptaría rivalizar ni compararse con el Padre Quín ¿Qué ganarían? Por tanto, las aclaraciones que se han hecho zanjan parte de las discrepancias generadas tras la publicación aparecida en el periódico digital www.ocoaenred.com. De todos modos es importante reflexionar sobre estas cuestiones para reconstruir nuestra historia.

La motivación que me une a este debate es aportar un poco de información sobres aspectos que pueden contribuir a profundizar en la discusión de estos importantes y necesarios temas. Es sabido que en la tradición ocoeña, el agradecimiento a quienes apoyan el desarrollo y con sus aportes realzan lo que somos, es una constante. Muchos son y serán los que han dejado hasta sus vidas en este empeño, pero no han de reclamar reconocimiento alguno.

De entrada hay que aclarar que los cargos públicos, máxime cuando son de elección popular son para servir al colectivo, para eso se les paga. Las funciones de un legislador implican no sólo legislar sino también representar sus respectivas demarcaciones en el ámbito nacional. Por tanto, las evaluaciones que se hagan deben ser en ese plano, no en el del altruismo. El plano político y el nivel social coinciden, pero no son iguales. Si se fuera a comparar, que no es el caso, al Padre Quín habría que ubicarlo en los ámbitos social y religioso, ya que su labor se desarrolló desde la Asociación para el Desarrollo y la Parroquia.

Los pueblos crecen y se desarrollan en la medida que sus habitantes se integran y se organizan en torno a un objetivo común. En ese punto, Ocoa es referente para otros pueblos. En 12 de julio de 1962 se funda la Asociación para el Desarrollo de San José de Ocoa. En 1965 asumió la dirección de la parroquia San José el Padre Luis José Quín y el resto es la historia que conocemos. En agostos de 1970 se constituye la Asociación de Estudiantes Universitarios, hoy ASEUNO. Ambas instituciones han hecho inmensos aportes a la colectividad ocoeña, cada una en su campo de acción ¿Cuál es el aporte de cada una? Ahí están las huellas de lo que han hecho.

Acueductos, carreteras, dispensarios médicos, sistemas de riego, centros comunales, escuelas, viviendas y decenas de consejos comunitarios en las comunidades rurales ilustran el fructífero trabajo de la ADESJO. Dispuesta siempre para apoyar a los grupos olvidados y contribuir a su organización para avanzar hacia el desarrollo, aprovechando adecuadamente los recursos naturales y protegiendo el medio ambiente. Educación, orientación y organización resumen el accionar de ADESJO.

Organizaciones de convites para apoyar el trabajo comunitario y promover la solidaridad, fomentando la ayuda mutua. Muchos de estos esfuerzos se iniciaron en tiempos del padre canadiense James Arthur McKinnon (Padre Arturo), esforzado líder religioso, asesinado en 1965 en Monte Plata,  por las tropas reaccionarias. El Padre Arturo dirigió la parroquia en tiempos del Consejo de Estado creando las bases para la instauración de la organización social y religiosa del municipio. El principal centro de formación técnica de la provincia llega el nombre de este abnegado y noble sacerdote.

Eran tiempos de la implementación de la estrategia diseñada por los Estados Unidos para la cuenca caribeña denominado Alianza para el Progreso, cuyo propósito era contrarrestar el avance del socialismo, evitando el surgimiento de otra Cuba en el Caribe. Se preveían acciones de ayuda que mitigaran las difíciles condiciones de vida que padecían los pueblos tras el derrocamiento de las dictaduras militares. Era una forma de mantener control mediante mecanismos blando de injerencia disfrazados de solidaridad.

Por el lado de la ASEUNO (1970-2013) 43 años apoyando a las familias que no tienen hospedajes para sus hijos/as. Cientos de profesionales debemos a esta prestigiosa organización los logros que hoy exhibimos. El lema; Estudio, Trabajo y Solidaridad fue la consigna que aglutinó a los estudiantes universitarios, sin importar el centro que estudie, militancia política, la condición social, preferencia sexual, el credo religioso o el lugar de residencia. Ambas instituciones fungen como una escuela de liderazgo que orienta la articulación social en la provincia 13-30.

Solo he puesto una referencia mínima, ya que listar la cantidad de organizaciones e instituciones gestadas en la provincia requeriría un libro. Esta muestra solo sirve para dejar claro, que la historia es larga y los actores diversos. Agradecer a cada uno, en su contexto, los aportes que ha realizado es una muestra de reconocer su trabajo. No es alabar ni menospreciar el aporte de nadie. De lo que se trata es de ubicar en su contexto los aportes que cada quien realiza o ha realizado por el engrandecimiento de nuestra Patria Chica.

Cuando se habla de sacrificio en San José de Ocoa no se puede dejar fuera a quienes desde el ámbito de la resistencia popular han estado presentes levantando con orgullo el nombre de nuestra tierra. Desde la epopéyica resistencia de nuestros ancestros más remotos, los aborígenes y los negros alzados que resistieron los embates del imperialismo español hasta quienes dignamente realizan el duro trabajo de hacer parir la tierra.

Estuvieron presentes en las Guerras de Independencia contra los haitianos (1844-55) en la Restauración de la República, contra España 1863-65). Ocoa, como se sabe, ha sido un punto estratégico para la organización de la resistencia a la opresión y su población nunca ha estado al margen de los acontecimientos. Así en cada episodio se les encuentra decididos a luchar solidariamente por la justicia social.

Los hijos de San José de Ocoa serían independentistas, restauradores, baecistas, jimenistas, lilisistas, en el Siglo XIX. Velazquistas, Horacistas, perredeístas, socialistas, comunistas, reformistas, peledeistas en Siglo XX pero siempre valientes y decididos a luchar por la justicia social, la dignidad y el decoro, unos más que otros claro. El Siglo XXI hace el Ocoa que hay que construir,  partiendo de ese rico legado histórico que nos viene desde el tiempo de los manieles.

Derrocado el gobierno constitucional del Profesor Juan Bosch, la efervescencia revolucionario encontró cobijo y apoyo en San José de Ocoa. El Dr. Hipólito Rodríguez (Polo), instaló en zona de La Horma su unidad guerrillera como parte de la sublevación de Manuel Aurelio (Manolo) Tabares Justo en 1964. Ocoa fue parte entonces, de las “Escarpadas Montañas de Quisqueya”. Allí cayó asesinado Polo Rodríguez y parte de sus compañeros.

Mas reciente, durante la Guerra de Abril de 1965, los hijos de Ocoa dijeron presente a esta gran cita con la historia para rescatar a la Patria de las Garras del Triunvirato, corrupto y entreguista y luego contra el imperialismo norteamericano. Integrados a las unidades de combate levantaron el honor y el orgullo de su compueblanos.

Tras la invasión al país el 28 de abril de 1965 el patriotismo dominicano alcanzó su mayor nivel y el comando constitucionalista encabezado por el Coronel Francisco Alberto Caamaño enfrentó a 42 mil marines haciéndole saber que la soberanía nacional no estaba en discusión. Alto fue el costo en bajas pero el honor y la dignidad de los combatientes mantuvo vivo el ideal de libertad. Levantando esas banderas y empuñando esos fusiles estuvo nuestra gente.

Concluyó la guerra en julio de 1965 pero no el servicio a la Patria. El 1 de julio de 1966 el Dr. Balaguer, estratega del tirano, Trujillo, había sido instalado en el poder y certificado por el imperio norteamericano con la encomienda de reprimir y matar para evitar otra Cuba en el Caribe. Vino la represión y el descabezamiento del liderazgo progresista. La resistencia no cesa y Ocoa vuelve a servir de centro para refugio de revolucionarios y base para la organización de acciones guerrillera.

Orlando Mazara fue una muestra del sacrificio que pagó la juventud dominicana de la época. Intentando establecer su base apoyo para la organización de acciones de guerrillas rurales es sorprendido y asesinado en la zona de Arabia en 1967. Allí están los testimonios de quienes compartieron con tan digno visitante. Esa estrategia del liderazgo político, especialmente del Movimiento Revolucionario 14 de Junio y el Movimiento Popular Dominicano llevó a muchos cuadros a nuestras montañas. Mazara es solo una muestra de los cuadros políticos que desarrollaron actividades en Ocoa.

El pueblo presente y consciente de su papel histórico desde que se instaló allí el primer comité del Partido Revolucionario Dominicano a su llegada al país tras el ajusticiamiento de Trujillo en 1961 no ha renunciado a ese compromiso. En cada escenario y en cada época está presente el aporte de generaciones de ocoeños que desde sus espacios hacen lo que el momento histórico les exige.

Cuando en 1973, se produce la incursión en el país de la Guerrilla de Caracoles, encabezadas por el Coronel de Abril, junto a 8 compañeros, escogen como centro de acción la parte norte de nuestro territorio. Allí combaten y cae mortalmente herido el bizarro coronel. El liderazgo político y social de San José de Ocoa recibió el bautizo represivo conjuntamente con la incursión de Caamaño y sus compañeros a nuestro territorio.

San José de Ocoa se transformó de la noche a la mañana en una gran fortaleza donde el ruido de las aeronaves de combate, los vehículos militares y las bombas alteraban la tranquilidad que usualmente prima en nuestra tierra. Aunque tenía sólo 7 años recuerdo el fuego y  el estruendo de los disparos allá en la loma de La Chorriosa, cerca de Arabia. Mi comunidad,  el paraje de Los Palos Grandes estaba llena de soldados, había que convivir con aquel ambiente, desagradable e inseguro.

Concluida las operaciones militares en Ocoa, tras la derrota militar de la acción guerrillera y liberados los presos, el trabajo político siguió. Se conocen las acciones desarrolladas por los hermanos Casado Villar, Manuel y Julio en las zonas de El Pinar y luego Manfredo en la zona de los Martinez. Este es un capítulo de nuestra historia que merece una atención especial.

Manfredo trabajó con los campesinos y formó parte de las unidades de resistencia armada que se desarrollaron en las comunidades de San José de Ocoa. Se radicó en la zona de los Martínez, un lugar de difícil acceso donde desarrolló una intensa labor de orientación política y trabajo comunitario. Los Martínez se han caracterizado por ser conjuntamente con la comunidad de Parra como referentes en la lucha por la distribución de la tierra y la organización social de los comunitarios.

Salió del país con destino a Cuba y se integró a los grupos en exilio. La tierra de Martí le cobijó y en ella se integró a la unidad guerrillera que dirigió Claudio Caamaño Grullón con quien llegó al país en 1975, conjuntamente con Toribio Peña Jáquez. Este destacamento guerrillero se internó en las montañas y tras una tenaz persecución de las fuerza balagueristas, dos de los expedicionarios fueron apresados sin oponer resistencia en la zona de San Cristóbal.

La oficialización de la noticia por parte de las Fuerzas Armadas a principios de junio sobre la presencia en suelo patrio de Claudio Caamaño, Toribio Peña Jáquez y Manfredo Casado Villar activó los cuerpos represivos. Se agudizó la represión y se inició la cacería de los expedicionarios. Tanto Claudio como Peña Jáquez eran veteranos de la Guerra de Abril de 1965 y de la Guerrilla de Caracoles de 1973, comandada por el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó. Manfredo era un experimentado dirigente revolucionario de San José de Ocoa.

Los revolucionarios fueron transportados al país por tres puertorriqueños que fueron apresados y condenados a 5 años de trabajo público. Balaguer los indultó en noviembre del mismo año, (Listín Diario 18-12-1975). Queda pendiente aclarar los vínculos de los guerrilleros en el país, así como las fuerzas políticas que los apoyaron. Cabe aclarar que ninguna fuerza se atribuyó el patrocinio de la expedición y los principales líderes negaron cualquier vinculación con los guerrilleros. Una vez más.

Fernando Infante citando a la prensa de la época, refiere que el 3 de octubre Claudio y Toribio fueron capturados en forma pacífica en un campo de San Cristóbal, luego de movilizarse en esos lugares desde su desembarco.

Este último se ve forzado a pedir asilo e irse a Cuba. Allá se juntó con los grupos que continuaban accionando para derrocar la dictadura ilustrada que impuso Balaguer. Regresó clandestinamente al país en 1975 acompañado del veterano guerrillero, Claudio Caamaño y Toribio Peña Jáquez ambos sobrevivientes de la expedición de Playa Caracoles.

De los planes y articulación de este grupo se conoce poco pero eso no quita méritos a la entrega y sacrificio de sus protagonistas. Todos eran experimentados combatientes de la Guerra de Abril y estaban identificados con la necesidad de derrocar al balaguerato que había dado continuidad al trijillato.

El legado de estas gestas y el sacrificio de estos hombres y sus familias es razón más que suficiente como para respetar su memoria. Familias, muchas de las cuales desconocer el lugar donde descansan los restos de sus deudos. Las adversas circunstancias que les tocó enfrentar los colocan en un sitial especial en la historia.

Cuando se habla de aportes y de sacrificios hay que tener siempre presente que la historia es el camino de los pueblos y sus hechos las enseñanzas de los hombres. A cada quien hay que ubicarle en su contexto y reconocer el aporte que cada uno hace en sus respectivas áreas. Tampoco es digno de admiración quien reclama recompensas por los aportes hechos a su tierra.

Los auténticos hijos de la provincia 13-30 sabrán agradecer a quienes por la vía que sea y de buena fe contribuyan al desarrollo de los pueblos, ya que Ocoa recibe con agrado a quienes buscan un espacio para establecerse. Esto no se discute ni tiene por qué ser tema de discordia. Lo que no podemos perder de vista es el elevado sacrificio que hemos pagado para conseguir lo que somos. Ningún esfuerzo sobra cuando de agradecer se trata pero sin menoscabo del sacrificio de la comunidad ocoeña.

El trabajo tesonero de las mujeres y los hombres ocoeños han abierto el camino que han recorrido quienes han tenido la dicha de encontrarse con nuestra tierra y su gente. El orgullo y el sentido de pertenencia a ese terruño es una fuerza que sirve para remover la acción colectiva y solidaria, así como sepultar cualquier diferencia. El aprovechamiento de ese potencial es lo que hará la diferencia en el Siglo XXI.

Queda una larga y compleja historia por contar pero dejo estas ideas para ampliar el debate sobre el asunto. Sabemos que nuestra gente se destaca en todos los campos de la interacción social pero he colocado aquí el planto social y político solo como muestra. Concluyo con esta reflexión diciendo lo siguiente: Por grande que sean nuestros aportes y por elevado que sean nuestros méritos no compensamos el gran honor de haber nacido en este hermoso  y productivo territorio que se llama San José de Ocoa, de ser y sentir como ocoeños/as.

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