lunes, 5 de julio de 2010

LAS LECCIONES DE NOEL

"Por aquí pasó David arrazando como un toro/Por aquí pasó de un modo que nos dejó sin ambiente/No se llevó la gente por que Díos metió su mano/Los enemigos por capricho se abrazaban como hermano". Esmérido Macea.

La República Dominicana, por su ubicación en el mismo centro del Continente Americano tiene una posición privilegiada, no sólo para el comercio o como punto estratégico de la geopolítica mundial, sino también para el paso de las Tormentas, Ciclones Tropicales y los Huracanes, que trae la Temporada Ciclónica, que se inicia en Junio y concluye en Noviembre, de cada año.

Es difícil entender, como en pleno Siglo XXI, el Estado no disponga de planes que se activen automáticamente en el período antes mencionados, como única forma de mitigar la estela de muerte y destrucción que generan los fenómenos naturales en la empobrecida Quisqueya.

Es evidente, que no estamos preparados para enfrentarnos a situaciones como la generada por la Tormenta Tropical Noel y que carecemos de los planes preventivos y contingencia, incluyendo un moderno sistema de alerta temprana, aprovechando el cacareado desarrollo de las tecnologías de la comunicación y la información.

Hay que crear la infraestructura necesaria para adherirse a los sistemas orbitales de radares y satélites así como las capacidades humanas que garanticen el derecho a la vida, a todos los ciudadanos en igualdad de condiciones, esto tiene que estar asociado obligatoriamente a un amplio programa habitacional, que haga realidad el derecho a una vivienda digna y segura.

Igualmente el Estado y sus funcionarios, ya sean los del gobierno central o los municipales tienen que ir mas allá del discurso y trabajar para regular las construcción en las márgenes de los ríos, los arroyos y las cañadas o cualquier otro lugar que ponga el peligro la seguridad y la vida de la gente.

El Sistema de de Información Prevención y Alerta Temprana tiene que estar acompañado, además de los aspecto antes mencionados, de un amplio programa de orientación para sensibilizar a la población sobre las amenazas que nos acechan en cada temporada ciclónica o ante cualquier otro evento, tal y como establece el artículo 19 de la Ley 147-02 sobre Gestión de Riesgos.

Cabe destacar que la referida Ley contempla una serie de instancias que ameritan su instauración inmediata, ya que es uno de los instrumentos que nos permitiría enfrentarnos planificadamente a cualquier emergencia, ya que ella prevé mucho de los mecanismos de prevención, mitigación y gestión de riesgo pero sobre, establece las funciones, coordinación de los y niveles de los organismos, ya sean nacionales, regionales, provinciales o municipales.

Los municipios como entes territoriales y los ayuntamientos como sus instituciones tienen que asumir con responsabilidad y decisión las labores de protección civil. Se deben preparar para tales eventualidades e incluir en los presupuestos los recursos necesarios para enfrentarse a las inclemencias. Además de aplicar las regulaciones necesarias para evitar la urbanización de de las zonas de riegos. Esto sumado a las acciones del gobierno central y la sociedad civil pueden disminuir las devastaciones que causan los fenómenos naturales.

El Estado y el gobierno deben esforzarse por elevar la eficiencia de los organismos preventivos y de seguridad civil y acabar con la cultura clientelista en esas entidades, ya que son las responsables de proteger y socorrer a la población en estas contingencias. Prevenir siempre es menos doloroso y costoso que construir, hagamos de esta una consigna para garantizar los derechos mínimos consignados en el artículo 8 de la Constitución de la República.

Los fenómenos naturales no discriminan para matar y destruir, pero evidentemente que los pobres y excluidos son quienes llevan la peor parte, pagan con su vida el castigo a que los someten quienes les obligan a vivir en la marginalidad, conformando los denominados cinturones de miserias, en las afueras de las ciudades.

No podemos asumir una actitud indiferente ante la desgracia que nos afecta en estos momentos pero tenemos que prepararnos para enfrentar situaciones peores sino nos preparamos adecuadamente para enfrentarnos a las inclemencias, ya que las políticas excluyentes de los modelos económicos impuesto los países desarrollados generan e incrementan la pobreza.

Hoy las poblaciones rurales padecen grandes penurias en la República Dominicana, ya que no cuentan vías de acceso adecuada, vivienda o protección para desarrollarse adecuadamente, lo que los lleva emigrar a los centros urbanos, donde en el mejor de los casos pasan de productores agrícolas a motoconchos a jornaleros, incrementando la demanda de servicios básicos.

Los esfuerzos realizados no son suficientes y se requiere de un cambio de visión, tanto del sector estatal como del empresariado para prevenir y enfrentar las contingencias. Evitemos que agarren asando batatas, como nos tomaron, David, Federico, Georges, Dean, Olga o Noel por sólo poner algunos ejemplos.

Es tiempo de reflexión y análisis. Debemos aprender de los errores para poder estructurar un sistema de respuesta adecuadas a las adversidades que nos depara la vida, especialmente a quienes estamos ubicados en el mismo trayecto del Sol como dijo el Poeta Nacional.

Gobernantes y gobernados, funcionarios y gerentes, administradores y personal de apoyo tienen que hacer de la vocación una virtud y del compromiso social una consigna. No podemos desaprovechar la oportunidad de superarnos a nosotros mismos.

Asumamos con valentía el reto que nos ha impuesto Noel y trabajemos para recuperar las confianzas individuales y en nuestras instituciones, sin perder la capacidad crítica y autocrítica que debe ser el norte de quienes aspiran a vivir en una sociedad ecológicamente habitable, donde la justicia sea la norma y no la excepción.

Fabián Díaz Casado.
13 de Diciembre del año 2007.

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