sábado, 12 de junio de 2010

GRITEMOS QUE GRITAR LIBERA.

"No hay noche que no amanezca ni plazo que no se cumpla". FDC.

De los desperdicios del consumismo se puede obtener el abono que alimente las cosechas y regenere el deteriorado entorno natural. Sólo falta tiempo y ambiente propicio para que la acción de las lombrices y los demás microorganismo descomponedores hagan su trabajo. Así de la descomposición social y de la falta de esperanzas saldrán los insumos para transformara la sociedad. De ahí saldrán los hombres y mujeres que se requiere para avanzar. Sólo falta el grito rebelde contra la injusticia y el engaño que nos arropa.

John Holloway nos invita a gritar sin temor en su obra “Cambiar el Mundo sin Tomar el Poder”. El grito liberador vendrá y entonces hay de aquellos que tuvieron oídos para oir y no oyeron. Hay que gritar y gritar con fuerzas para que el eco llegue al corazón mismo de los pueblos y cortar las amarras que le atan al conformismo. Se grita de júbilo, de impotencia, de dolor; se grita por cualquier cosa pero el grito del pueblo es un grito de indignación, de rabia, de furia contenida, es un grito que clama justicia, es un grito por la libertad es un grito por la justicia.

Es un grito de optimismo y esperanza. Es un grito patriótico. Es un grito de parto difícil. De parto doloroso pero de parto. Es un llamado a la acción contra un mundo ficticio, contra la mentira, la corrupción, la impunidad, la complicidad general, el borrón y cuenta nueva. Un grito por la respeto a la vida y la dignidad humana.

Hemos gritado y gritaremos siempre contra la exclusión, la marginación social, la manipulación y la desinformación. Gritamos contra el consumismo, contra “genocidio medioambiental”, gritemos contra el analfabetismo educativo, cívico, político y social. Gritemos contra la explotación, el saqueo el entreguismo y la falta de honestidad de nuestros gobiernos. Gritamos contra el desinterés y la inversión de valores, contra el doble discurso, contra la irresponsabilidad de gobernantes y gobernados.

Gritemos fuerte contra los delitos de cuello blanco, el crimen organizado, el narcotráfico, el tráfico de personas y la violación a los derechos fundamentales. Gritemos con rabia contra el entreguismo de nuestros gobernantes, contra el irrespeto a la dignidad humana, contra el clientelismo, el asistencialismo y patrimonialismo.

“El grito es bidimensional: no es sólo un grito de rabia sino también un grito de esperanza. Y no la esperanza en la salvación divina. Es una esperanza activa, la esperanza de que podemos cambiar las cosas, es un grito de rechazo activo, un grito que apertura al hacer”, (J. Holloway 2002).

Gritemos como gritaron nuestros heroicos aborígenes Canoabo, Tupac Amaru, Enrriquillo, Guarionex, Anacaona. Gritemos como Lemba, Montoro y Diego de Ocampo, Los Trinitarios, Andrés Sánchez, como Luperón y los Restauradores, Duvergé, etc. etc. en Quisqueya. Gritemos como Tiradentes en Brasil como Bolívar en América. Continuemos gritando como el Ché como Tanía y sigamos gritando con Sandino, Fonseca, Massetti, Salvador Allende, Víctor Jara y Lovertoure.

Gritemos como gritaron siempre Maximiliano Gómez, Gregorio García Castro, Orlando y Edmundo Martínez, Amín Abel, Oto Morales, Henry Segarra Guido y Sagrario Díaz, Frorinda Soriano, las hermanas Mirabal, Manolo Tabares, Polo Rodríguez, Juan Miguel Román, Orlando Mazara y Manfredo Casado Villar, Narciso y Lalito González, Rafael Ortiz y Salvador Then y otros tantos.

Unamos nuestros gritos para recordar las “Estrellas de las Fuerzas Armadas Dominicanas”: Coronel Rafael Tomás Fernández, Domínguez, Juan María Lora Hernández, Juan Ramón Montes Arache, Peña Taveraz, Hernando Ramírez y Héctor Lachapell Díaz apoyado por una larga listas de oficiales medios y alistados. ¡Que se escuche fuerte el grito de Independencia, de Capotillo, de Manaclas, de Abril y Caracoles!

Gritemos enérgicamente e invitemos a otros a gritar contra la guerra, los abusos de las cúpulas, el racismo, la tortura que degrada la condición humana, la represión, la intolerancia y la violencia. Hagamos del grito una herramienta para combatir el adormecimiento y la inercia de la sociedad “moderna”. Una palanca para mover la pesada roca del individualismo que neutraliza el progreso colectivo.

Levantemos nuestros gritos a favor de la solidaridad, la fraternidad, la igualdad y la hermandad de los pueblos. Gritemos para que se imponga el imperio del amor sobre el egoísmo. Transformemos nuestros gritos en un himno popular que reivindique la fuerza trasformadora de la verdad, la capacidad liberadora de educación.

Gritemos en suma contra la pobreza y sus perversas consecuencias. Anunciemos con nuestros gritos el nacimiento de mundo nuevo como lo hace el recién nacido. Necesitamos muchos gritos. Unamos nuestros gritos en coro de voces que remueva los cimientos de la injusticia social, la indiferencia, la irresponsabilidad y contra la explotación de la niñez.

Gritemos por un mundo verdaderamente humano, éticamente responsable y ecológicamente habitable. Gritemos contra el dogmatismo, el fanatismo y la degradación de condición humana. Construyamos con nuestros gritos una canción hacedores de personas de sujetos consientes, comprometidos y honestos.

¡Bienvenidos al concierto del grito! Gritar es posible y necesario. Unámonos en un gran grito. Sólo los pueblos que gritan se liberan del yugo de la opresión y la ignorancia. Gritemos como si los demás fueran sordos por que con nuestros gritos destaparemos sus oídos y haremos que escuchen el gritar desentonado de sus semejantes.

Fabián Díaz Casado.
11 de junio de 2010.

2 comentarios:

  1. Excelente grito..Lamento de verdad no haberlo escuchado cuando salio de tus gargantas -pluma. pues desde entonces usted y yo habriamos gritados con mas fuerzas. GRITEMOS CON TODO EL PULMON PARA QUE NUESTRO LLAMAR LLEGUE AL PUEBLO Y EL PUEBLO GRITE Y RECLAME LO QUE LE PERTENECE.
    Demetrio Wazar wazar09@hotmail.com

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  2. Identificación plena con su grito, y quien le habla vive en el corazón del imperialismo pero no con la ceguera hostil ni la garganta seca, yo voy a gritar siempre que vea las causas con fuerza moral, siempre qué, quién me llame a gritar, me enseñe con el ejemplo y siempre qué, los que estén dispuestos a gritar encuentren que mi grito también es necesario! Un abrazo camarada, y un honor leer y aprender de ud, maestro! Hasta la victoria siempre!

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