jueves, 1 de febrero de 2024

COMPAÑEROS Y FAMILIARES RECUERDADN A MANFREDO CASADO VILLAR Y PROPONEN QUE EL PARQUE DE EL PINAR LLEVE SU NOMBRE.


"El pueblo que desconoce su historia, que ignora las hazañas y sacrificios de sus hijos e hijas o que es indiferente al legado que ha heredado, pasa de ser traidor a convertirse en vasallo".

El pasado viernes compartimos interesantes reflexiones en El Pinar sobre la lucha revolucionaria de Manfredo Casado Villar. Loable intento por rescatar la rica historia política de San José de Ocoa.

Cabe destacar la participación del Dr. Alexis Ortiz Read, Wilson Casado, los hermanos César y Miguel Peña Guerrero y Darío Tejeda, quienes en presencia de familiares, estudiantes, comunitarios y compañeros de lucha hicieron un recuento de las vivencias y testimonios de esa época de gloria en la lucha por la tierra, la libertad, la justicia social y la soberanía nacional.

Entre el selecto público que se dio cita al evento realizado en el salón principal de la Junta Municipal de El Pinar estuvo Magnolia Casado Villar, hermana de Los Casado Villar, quien sirvió de apoyo a Manfredo durante su asilo en la embajada mejicana.

La actividad fue organizada por el Colectivo Caracoles, la Fundación Caamaño y el Ateneo Ocoeño liderados por Nerys Soto Féliz Darío Tejeda, Luis Pujols y Luis Eduardo Diaz  como parte de la agenda de esas entidades por dar a conocer los aportes de quienes nos precedieron y rescatar la memoria histórica de la comunidad ocoeña.

San José de Ocoa es un pueblo con una rica historia política, ya que fue escenario de luchas por la tierra, la libertad, la justicia social y la soberanía nacional y eso hay que contarlo para que permanezca en la memoria colectiva de la gente. Desde tiempos remotos, Ocoa ha sido refugio de rebeldes, revolucionarios y patriotas que encuentran en sus montañas protección y apoyo para desarrollar acciones revolucionarias.

La lucha liderada por Manfredo Casado Villar es una página gloriosa en la historia política de San José de Ocoa que hay que rescatar, sistematizar y difundir. Honrado de haber participado en tan significativo acto, sobre todo, en tiempos donde la distracción politiquera impone su dinámica.

San José de Ocoa es un pueblo con sentido de la historia, que a pesar de la involución en que ha caído, conserva intacto el recuerdo y el sacrificio de sus hijos e hijas en la búsqueda de mejores condiciones de vida para su gente.

Manfredo Casado Villar, junto a su padre Porfirio y sus hermanos Manuel, Julio y Roberto, fue defensor de la soberanía nacional y la justicia social. El principal, entre los tantos ocoeños que consagraron su vida a luchar por el derecho a la tierra y la libertad del campesinado ocoeño. Es el referente, dado que su legado trascendió a su vida.

Fue perseguido durante décadas por organizar y participar activamente en la lucha por la tierra en Los Martinez y otras comunidades de San José de Ocoa. Combatió en la Guerra de Abril de 1965 por el retorno a la constitucionalidad sin elecciones y defendiendo la soberanía contra los invasores yanquis.

Logró asilo en la embajada de México en 1973, donde conoció al veterano guerrillero Claudio Caamaño Grullón, luego de que éste se asilara tras el fracaso militar de la Expedición de Playa Caracoles. Juntos hicieron planes para retomar la lucha armada, aprovechando la plataforma social construida por Manfredo en comunidades de San José de Ocoa.

Claudio logró un salvoconducto para salir del país, pero a Manfredo Casado Villar se le negó. Un año duró en la embajada mejicana asistido por su abnegada hermana Magnolia. Para obtener el salvoconducto tuvo que simular el secuestro de un hijo del embajador. Tras arduas negociaciones, una comisión de notables logró su salida del país con destino a Europa.

Tocó a Radhamés Gómez Pepín acompañarlo en su viaje al exilio. Luego de un tiempo en Francia y siguiendo lo cordado con Claudio llega a Cuba. En Cuba, Manfredo se prepara política y militarmente para la acción revolucionaria y la lucha armada. Iniciaron los preparativos y las coordinación de acciones para volver al país clandestinamente a enfrentar el balaguerato. Al grupo se unió Toribio Peña Jáquez, connotado combatiente de la Guerra de Abril y expedicionario de Playa Caracoles. De los planes que traían y de los apoyos locales que recibirían se sabe muy poco.

Finalmente llegan al país en los primeros días del mes de junio de 1975. Tras meses en las montañas de San Cristóbal y Ocoa, Claudio y Toribio son apresado. Manfredo siguió en las montañas y en una travesía sufrió una infortunada caída, rompiéndose una costilla y lesiones internas que dificultaban su movilidad.

Eso lo llevó a buscar protección diplomática en la embajada mejicana. En esa búsqueda es asistido por gente vinculada al Partido Revolucionario Dominicano, liderados por el Dr. José Francisco Peña Gómez. Convencido de que su acción revolucionaria comprometía su vida, Manfredo coordinó con su hermano Milcíades Casado Villar la gestión para entrar a la capital de la República.

Se hicieron los preparativos y acordaron traerlo a Santo Domingo y la encomienda recayó en dirigentes choferiles, acompañados de su hermano Milcíades. Los comisionados intentaron cumplir su tarea, pero a decir de muchos, fueron "vendidos" a las fuerzas policiales que comandaba el temible general Neit Rafael Nivar Seijas.

La tarde del 8 de octubre, el carro Chevrolet en que se dirigían a Santo Domingo es interceptado en el Puente Lucas Díaz, son tiroteado por una patrulla policial. Manfredo cae herido, es apresado y sus compañeros muertos. La trágica noticia recorre el país y empiezan las justificaciones del gobierno. Familiares, compañeros de lucha y amigos cuestionan a dirigentes políticos y autoridades por la traicionera emboscada policial.

Luego vino el montaje del fiscal actuante en el caso para justificar la ejecución sumaria de Manfredo Casado Villar en la fortaleza de San Cristóbal. Era el modus operandi de las fuerzas balagueristas: guerrillero apresado, guerrillero asesinado. Eso sucedió con Orlando Mazara, Amin Abel, Amaury Germán y sus compañeros; así como el coronel Caamaño, Lalane José, entre otros.

Muchos testimonios coinciden en que Manfredo Casado Villar fue traicionado y ejecutado, ya que al momento de su captura no portaba armas. Se afirma que fue ejecutado por esbirros del balaguerato luego de ser apresado luego de la emboscada policial próximo al puente Lucas Díaz.

Era cultura en los tenebroso 12 Años de Balaguer que al revolucionario que desafiara al régimen de terror impuesto por la Banda Colorá, la CIA y los servicios secreto fueran silenciado tan pronto se hiciera contacto con ellos. La historia está llena de víctimas del balaguerato.

Queda pendiente que una Comisión de la Verdad exija el esclarecimiento del hecho en que murieron Milcíades y Manfredo Casado Villar junto a sus compañeros de infortunio. De igual forma, se debe trabajar en la ubicación de sus restos y el esclarecimiento de los planes reales que traía el trío de valientes revolucionarios; así como los apoyos nacionales e internacionales conque contaron.

Bueno sería que se bautizara el Parque Central de El Pinar con el nombre Manfredo Casado Villar y se erigiera una estatua suya en el mismo. Esa es una forma de honrar la memoria a Manfredo, su familia y sus compañeros de lucha. Ese reconocimiento se sumaría a otras denominaciones en calles, escuelas, bibliotecas, carreteras, Etc.

Los méritos le sobran y la justeza de su lucha invita a reconocer a quienes sacrificaron sus vidas, seguridad y libertad en aras de la justicia social y la defensa de la soberanía nacional.

La lucha por la tierra y la libertad que encabezaron Los Casado Villar y sus compañeros sentaron precedentes en el país. Las nuevas generaciones tienen que conocer ese legado que hace parte de la memoria histórica de la familia ocoeña.

¡Honrar, honra!

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