miércoles, 17 de marzo de 2010

RECORDANDO A ORLANDO.

"Soy hombre nada de lo que es humano me es indiferente". Terencio.

Aquella tarde del 17 de marzo de 1975, cuando el crepúsculo entregaba el día, Orlando Martínez Howley avanzaba hacia su muerte. Una celada había sido tendida por las fuerzas del balaguerato que no soportaba el poder de fuego exhibido por este insigne patriota. Cuando transitaba en su auto por la avenida José Contreras, frente a la Universidad Autónoma de Santo Domingo, donde el periodista forjó su perfil e hizo sus votos de compromiso con la justicia social, la honestidad y el ejercicio ético del periodismo sonaron los disparos.

Calló herido para morir luego ante el asombro de la sociedad que le vio crecer como hombre y como profesional. Esa sociedad a cuya transformación e institucionalización Orlando consagró su vida ¿Cómo olvidar el valor de aquel adalid del periodismo dominicano? ¿Dónde encontrar un ejemplar de esta estirpe? ¿De qué estaba hecho ese muchacho? ¿Por qué molestaban tanto sus escritos? Lo eliminaron físicamente, pero su legado, sus ideas, su ejemplo y sus principios siguen viviendo en la memoria de quienes transitan el camino que él construyó.

Cuánta falta hace hoy su pluma justiciera siempre lista para descubrir las complicidades de las cúpulas corruptas que han controlado y controlan la dirección del Estado. Hoy a 35 años de su partida el pueblo dominicano en general y el periodismo honesto hacen de su ejemplo una bandera para continuar su lucha por construir la sociedad que Orlando soñó. Integridad ética, dignidad, honestidad, entereza y compromiso eran sus divisas.

Cómo olvidar su lucha contra las mineras, "los 3 vampiros”, Falconbridge, Alcoa y la Gulf and Western. Hoy que un monstruo insaciable hace grandes daños a la ecología y a la conciencia nacional con la complicidad de sectores poderosos. Ahora que la Barrick Gold se impone, utilizando cualquier método para lograr sus perversos objetivos. Esta empresa mediante un contrato cuestionado, que violenta aspectos constitucionales y derechos fundamentales del pueblo ha logrado iniciar el saqueo de las entrañas de nuestro subsuelo.

Aunque parte de sus asesinos están "presos", cumpliendo condenas, el dolor y la impotencia nos agobian cuando recordamos la famosa página en blanco, inserta en el libro "Memorias de un Cortesano en la Era de Trujillo", escrito por el Dr. Joaquín Balaguer, quien como presidente de la República impulsó y propició siempre la violencia de Estado. Esas fueron las aberraciones que enfrentó y combatió el bizarro periodista hasta el último aliento.

El despotismo ilustrado balaguerista se encargó de acallarlo, arrancándole la vida. Sólo así lo doblegaron. Su entereza insobornable e incorruptible no dejaba margen a los gendarmes del régimen. Eliminarlo físicamente era la salida que los esbirros entrenados en el perverso arte de matar a mansalva y de torturar a los que optan por enfrentarlos sin reparos. Orlando era uno de esos hombres que no escatimaba esfuerzos ni medía riesgos para denunciar las injusticias, la corrupción, la complicidad general, la connivencia, el soborno y cohecho en cualquier estamento de la sociedad. Por eso lo eliminan.

Hoy su ejemplo surge como un emblema ético para el periodismo nacional. Un referente obligado para los nóveles comunicadores. Conocer su herencia plasmada en sus escritos, especialmente en su columna "Microscopio" es la mejor forma de recordarlo. Ahí está su invaluable aporte a las luchas sociales del pueblo dominicano.

Periodista y militante revolucionario, digno representante del periodismo comprometido con las mejores causas. Consagrado ciudadano, hijo ejemplar, compañero, amigo, militante revolucionario comprometido. Vocero de su conciencia, de quienes no tienen voz o coraje para expresar lo piensan.

Como sentenció el insigne patriota cubano José Martí, honrar honra; honremos, reverenciemos e imitemos a Orlando Martínez Howley coloso e insignia del periodismo dominicano. Mártir de la libertad de expresión, las luchas revolucionarias y la solidaridad internacional. Un monumento a su memoria.

39 años después y sus ideas resplandecen para iluminar el sinuoso sendero del trabajo periodístico. Se anteponen a la oscuridad que promueven los sectores que planearon y ejecutaron su asesinato. Las ideas progresistas y revolucionarias que defendió con fervor patriótico han florecido en el continente, aunque en el país falta un largo camino por recorrer. Su sacrificio no fue, no ha sido ni será en vano.

El puño justiciero del pueblo se levanta para acusar a quienes con su indiferencia pretenden borrar la memoria de los caídos defendiendo la noble causa de la liberación nacional. Orlando se une a quienes con su ejemplo guiarán al pueblo hacia la consumación del ideal libertario, aquellos hombres y mujeres que han dejado un valioso legado heroico de luchas al servicio de los mejores intereses del país y del mundo.

Loor a la memoria de quien supo defender con su sangre lo que pensaba, lo que decía y lo que escribió. Continuar orientando a la ciudadanía en la defensa de sus intereses, sus derechos y sus principios es parte del compromiso a renovar hoy al recordar la muerte física del íntegro periodista.

¡Otro país es posible! ¡Por Orlando siempre, por siempre y para siempre!

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