El abordaje de los temas
vinculados a la protección del medio ambiente y los recursos naturales son de
vital importancia para República Dominicana y tienen un vasto marco normativo.
Sin embargo, el incumplimiento y la falta de seguimiento a la aplicación de
éstas, impide el cumplimiento de los objetivos y fines para los que fueron
creadas.
A pesar de los grandes retos
del país y del alto impacto de la contaminación generada por la creciente
cantidad de residuos sólidos que produce la sociedad, las estrategias de
gestión son débiles y poco articuladas. Reorientar esos esfuerzos, implica
diseñar e implementar acciones que fortalezcan la cultura cívica y refuercen
los mecanismos de gestión de residuos sólidos en el país, partiendo de los
mandatos normativos y las necesidades de la gente.
Para el caso específico de la
gestión de residuos sólidos, la Ley 225-20 establece en su artículo 50 que “Las
instituciones educativas, a nivel primario y secundario, propiciarán la
educación sobre reciclaje, aprovechamiento y valorización de los residuos desde
las escuelas, para lo cual realizarán jornadas de acopio y aprovechamiento de
cualquiera de los residuos valorizables que en su momento tengan mercado en el
país”.
Partiendo de ese mandato y
aprovechando los apoyos y coordinaciones que se pueden establecer desde los
centros educativos, se procura desarrollar acciones para incorporar a
estudiantes, docentes y autoridades en la gestión integral de los residuos
sólidos inorgánicos (plástico, goma, madera tela, cartón o vidrio), que se
producen en los centros educativos mediante jornadas y actividades cíclicas de
sensibilización y motivación sobre el tema.
Conceptualizar es importante
cuando de Gestión Integral de Residuos Sólidos Inorgánicos se trata. Eso ayuda
a ubicar formas de fundamentar las características de las acciones que implican
los procesos de gestión. Así podemos definir la cuestión como el conjunto de
estrategias, políticas, acciones y actividades orientadas a facilitar la
reducción, reúso y/o reciclaje de envases plásticos, cartón, vidrios, telas,
madera o gomas utilizados para transportar o embalar productos de uso
cotidiano.
Se define como residuo a todo
material sólido, semisólido, líquido, cuyo generador o poseedor debe o requiere
deshacerse de él, y que puede o debe ser valorizado y tratado responsablemente
o, en su defecto, ser manejado o por sistemas de disposición final autorizados
y operados conforme a lo dispuesto en esta ley y los instrumentos jurídicos que
de la misma emanen.
En esta reflexión asumiremos
los criterios instituidos en la Ley de 225-20 para clasificar los residuos
sólidos que establece dos tipos: Residuos no Valorizables y Residuos
Orgánicos, estableciendo características específicas para cada uno. Además,
señala otras subclasificaciones, atendiendo a criterios técnicos y al tipo de
residuos.
Una buena parte de los residuos no se pueden aprovechar, ya sea porque pueden poner en riesgo la seguridad y la salud de las personas o afectar ecosistemas y no contamos con herramientas para un manejo adecuados de los mismos, o se desconocen las formas de aprovecharlos.
El ser humano produce residuos que requieren un tratamiento especial, como son los desechos hospitalarios e industriales, baterías u otros agentes contaminantes que mal gestionado representan serios peligros para la humanidad. Es necesario crear conciencia entre productores y generadores; así como crear infraestructura que garantice un tratamiento apropiados.
Los residuos que no provienen
de la materia orgánica, sino que ha sido fabricada por el hombre reciben el
nombre de residuos sólidos inorgánicos. En este grupo se incluyen el vidrio,
metales, plásticos, neumáticos. Además, se puede incluir residuos de cosechas,
borra de café, entre otros.
Hay residuos sólidos orgánicos
que agrupan los biodegradables; tales como cáscaras de frutas o verduras,
restos de comida, madera, cascarones de huevo, pan entre otros. El manejo y
aprovechamiento para producir abonos adquiere relevancia para reducir el uso de
agroquímicos y plaguicidas.
Reducir es minimizar el consumo
de residuos conscientes del impacto de la cantidad de residuos que se producen
se hace necesario la búsqueda de estrategias de gestión, que permitan una
modificación en los hábitos o necesidades de consumo e impacten directamente en
una reducción en la producción de residuos.
Reusar es volver a emplear o
utilizar un recipiente o producto. En este sentido si un objeto es
reutilizable, significa que después de haber sido empleado existe la
posibilidad de aprovecharlo nuevamente. Dar nuevos usos y alargar la vida útil
de un envase evita que aumente la contaminación.
Reciclar es el proceso de
recolección y transformación de materiales para convertirlos en nuevos
productos, y que de otro modo serian desechados como basura. evitando así su
incorrecta gestión la cual provoca contaminación por residuos.
Desarrollar una cultura de
gestión de residuos es fundamental para contrarrestar la creciente producción
de desperdicios en los centros urbanos. Reducir, reusar y reciclar constituyen
una trilogía virtuosa que, sumada a otras Rs, sirven de fundamento a políticas
que desarrollan entidades responsables de la recolección, reciclaje y
disposición final de los residuos sólidos en el país.
Urge diseñar e implementar
campañas de orientación sobre el impacto de los residuos sólidos, especialmente
en los centros urbanos, industrias, clínicas y hospitales, agricultura e
instituciones públicas. Elevar la cultura cívica es fundamental para evitar la
contaminación de océanos, ríos, lagunas y cañadas.
Los males generados por la disposición
inapropiada de residuos sólidos se agravan cada día por el incremento y
proliferación de envases plásticos, desechos informáticos y las chatarras de
vehículos. Los ayuntamientos deben trabajar, no solo para recoger los residuos
y llevarlos a los denominados vertederos, sino en la orientación de la gente
para que aprenda a reciclar y clasificar los desperdicios que produce.
Desarrollar una infraestructura para recolectar, reciclar y clasificar la basura implica cambiar el enfoque que la tradición ha impuesto y el concepto de basura por residuos. Generar recursos desde los residuos puede contribuir a trasformar la vida de mucha gente.
La gestión apropiada y
responsable de residuos sólidos no solo genera empleos y disminuye la
contaminación ambiental, sino que evita inundaciones por la obstrucción de
imbornales y el desborde de cañadas en tiempos de lluvias.
Desde las instancias
municipales y el ministerio de medio ambiente se pueden impulsar políticas
articuladas y sostenibles de gestión de residuos sólidos y coordinar acciones para
contrarrestar la cultura “del usa y tira”. La normativa vigente ofrece
mecanismos que facilitan el proceso.
Que cada uno haga su parte:
las autoridades orientando y planificando, y la población cumpliendo su deber
gestionar apropiadamente los residuos que gestiona. Esa unidad debe
complementarse con la reducción del consumo y la búsqueda de alternativas que
permitan sustituir los plásticos y otros agentes contaminantes.
Es fundamental desarrollar
capacidades entre los estudiantes que les permitan interactuar responsablemente
con su entorno, cuidando de no alterar los ecosistemas con residuos sólidos
inorgánicos y fortalecer las destrezas y habilidades de los estudiantes para
generar una cultura de gestión de residuos sólidos inorgánicos consecuente con
el medio ambiente y los recursos naturales.
Involucrar a estudiantes en la
organización y desarrollo de actividades que familiaricen con los efectos
nocivos de la disposición inapropiada de residuos sólidos que se generan en la
escuela y su entorno e incentivar las capacidades creativas del estudiante,
haciéndole partícipe de la transformación del entorno donde vive, partiendo de
las actividades dirigidas y coordinadas desde la escuela.
En resumen, hay grandes desafíos
generar políticas funcionales de gestión de residuos sólidos en el país. Se
pueden coordinar e impulsar acciones desde diversos ámbitos, especialmente
desde ayuntamientos, juntas de vecinos, medios de comunicación y centros educativos
como espacios ideales para promover un cambio significativo en la cultura de
gestión de residuos sólidos.
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