¡San José de Ocoa tiene que dar muestras contundentes del orgullo, solidaridad y capacidad de trabajo que exhibe su gente!
La República Dominicana ha
ido cambiando aceleradamente, movido por el desarrollo científico-técnico de
los últimos 25 años, especialmente en el sector servicio, con énfasis en la
telecomunicaciones y la provincia de San José de Ocoa no es ni puede ser la
excepción, a pesar de las falencias y rezagos que se aprecian.
El impacto del modernismo se
aprecia tímidamente en ya que no se ha traducido en la superación de los
problemas de marginalidad y exclusión social que caracterizó a la sociedad
dominicana de finales de Siglo XX. Claro, el pueblo no es el mismo de antes y
tiene amplias oportunidades de afianzarse como potencia turística y productiva.
Lógicamente, eso depende de la capacidad de su liderazgo para asumir los retos
e imponerse a los desafíos del Siglo XXI.
De lo que fue una pujante
economía rural basada en la producción de café, papas y hortalizas hemos pasado
al cultivo bajo ambientes controlados (invernadero), una modalidad altamente
rentable pero inalcanzable para los pequeños y medianos productores. Se
requiere un equilibrio entre ambas modalidades para evitar el ensanchamiento de
la pobreza.
El expolio continuo de la
pobreza y la exclusión social, sumado al deterioro de las condiciones de vida
en las zonas rurales, empujan la emigración a los centros urbanos, impactando
fuertemente en la calidad de los servicios y aumentando la vulnerabilidad en
las zonas periféricas. La gente sufre y se deprime por falta de oportunidades
para echar a caminar sus sueños y explotar sus capacidades.
Causas diversas explican y
fundamentan esa realidad y obligan al liderazgo, político, social, religioso y
cultural a buscar estrategias de desarrollo integral que se traduzcan en una
estrategia articulada e inclusiva. Superar esos rezagos implica una esfuerzo
coordinado y un compromiso sustentado en la participación de la gente en los
espacios de toma de decisiones.
San
José de Ocoa necesita con urgencia recomponer su
entramado institucional para enfrentar el deterioro progresivo de los recursos
naturales, el desempleo, el incremento de la delincuencia, el abandono del
campo, la baja calidad de los servicios, la violencia, la inseguridad ciudadana,
la degradación moral y cívica, así como la debilidad institucional y el
debilitamiento del capital social.
Basta mirar los cauces
ruinosos de los ríos Ocoa y Nizao para tener una muestra de la magnitud del
reto en materia medioambiental que tiene la provincia. En menos de 30 años, esas
preciadas fuentes de riquezas y belleza natural han sido degradadas a su mínima
expresión. Tanto las causas como los causantes son conocidos. Preocupa la falta
de políticas de protección a los afluentes que nutren esos ríos. Ser
indiferentes, ante esta triste realidad y ver como desaparecen las aguas no
hace cómplices de este crimen atroz.
Conformarse con los escasos
avances que se aprecian en materia tecnológica, urbanística, transporte o
telecomunicaciones y no mirar el abismo que nos espera no se corresponde con
las expectativas de un pueblo que siempre aspira a más. Hay superar los
escollos y plantear las perspectivas de cara a los retos que se encaran.
Habrá que superar muchas
debilidades, incluyendo al clientelismo y el paternalismo para imponerse a los
retos y desafíos que exigen las circunstancias, así como para instaurar una
cultura política basada en respeto a la dignidad de la gente y que potencie las
capacidades creativas de la comunidad ocoeña, tanto dentro como fuera de la
provincia.
No basta con discursos
politiqueros y de autobombo, cuando la realidad deja ver los andrajos y jirones
desgastados que ha dejado la rutina politiquera. Dicho con la expresión del
pueblo: "tamo hecho leña y
recomendao pa carbón; tamo hecho tiras". ¡San José de Ocoa tiene que dar muestras contundentes del orgullo, solidaridad y capacidad de trabajo que exhibe su gente!
Es tiempo de repensar las
prácticas políticas y culturales que han traído los males anteriormente
descritos. Cómo enfrentarlo debiera ser la prioridad, tanto de las autoridades
como del resto del liderazgo. No hay espacio para excusas y no actuar; tampoco para
la indiferencia y la politiquería barata ¡Es tiempo de actuar crítica y positivamente
a favor del desarrollo integral de la gran familia ocoeña!
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