"Con la guerra aumentan las propiedades de los hacendados, aumenta la miseria de los miserables, aumentan los discursos del general, y crece el silencio de los hombres". Bertolt Brecht
El gobierno de los Estados Unidos
sigue mirando al continente del que forma parte como su patio trasero y eso es
intolerable e inadmisible en el Siglo XXI. Colocándose por encima de las normas
que rigen la convivencia pacífica entre los pueblos y menospreciando las
organizaciones internacionales hacen y deshacen en todo el mundo. Pretenden
asumir el papel de “policía mundial” para imponer sus caprichos.
América Latina y El Caribe ha
sido víctima de agresiones constantes por parte de los Estados Unidos desde que surgió el Estado USA. Sus pretensiones neocolonialistas han constado muchas
vidas latinoamericanas y caribeñas. La lucha y la resistencia han sido sistemática contra esas pretensiones. El movimiento progresista y revolucionario
han sabido marcar la pauta y exigir respeto a la dignidad, y el decoro de los
pueblos latinoamericano.
Basta mirar la historia
política de América Latina para entender las características perversas de la
política exterior de los Estados Unidos de Norteamérica. Durante los siglos XIX
y XX impusieron dictaduras, derrocaron gobiernos, se apoderaron de territorios
y corrompieron las nacientes instituciones. Invadieron, ocuparon, saquearon,
derrocaron y mataron presidentes torturaron e impusieron su voluntad con las
excepciones heroicas que bien relata la historia. Sembraron el continente de
guerras y violencia política.
Estado Unidos entra al Siglo
XXI tan desgastado y corrompido como concluyó el Siglo XX. Utilizando las
manidas excusas de combate al comunismo primero y luego el narcotráfico ha
sembrado al continente de bases militares. Esa historia está ahí y no hay que dar muchas explicaciones. Solo agregar que la bestialidad del imperialismo
yanqui y sus socios en América Latina y el mundo sigue siendo una amenaza para
la paz y la estabilidad social.
La política exterior de USA,
ejercida desde sus embajadas y ejecutada a través de las agencias que
patrocinan, incluidas fundaciones que se declaran intenciones altruistas, son
reforzadas con las visitas periódicas de funcionarios de primer nivel. Es el
caso del vicepresidente del gobierno de Donald Trump y Mr. Mike Pence, quien con frecuencia realiza periplos injerencistas
por la región. No bastan las decenas de
bases militares, los centenares de asesorías de sus agencias ni el intercambio
de información con agencias nacionales. Hay que garantizar que las voces estadounidenses se dejen sentir.
Este señor y su gobierno
están promoviendo abierta y descaradamente la desestabilización y el golpismo
en América para imponer su estrategia de "América para los Americanos". Es
decir, América para los yanquis. Si Mr.
Mike Pence no respeta a los gobiernos democráticos y legítimos, la
soberanía y la autodeterminación de los pueblos debiera ser declarado persona
no grata en América Latina y El Caribe. Esa tarea le toca al liderazgo
progresista y revolucionario. Ser indiferente no es opción.
Unas veces presionan a las
autoridades para que persigan al liderazgo progresistas para deslegitimar
cualquier acción política que choque con sus intereses geoestratégicos, políticos y económicos. Otras
operan directamente con y desde sus bases militares en acciones de espionaje y sabotaje.
Desarrollan un activismo mediático que se traduce en “guerrilla mediática” para
socavar las bases de los gobiernos progresistas.
Esas fuerzas antinacionales y
entreguistas accionan sus recursos para perseguir políticamente, desestabilizar
gobiernos, desacreditar y deslegitimar para generar las condiciones que
indispongan a los gobiernos progresistas con los pueblos y bajo ese clima de
agitación activar el golpismo siempre latente. Ahí entran en acción los
recursos del imperialismo yanqui dentro de la llamada comunidad internacional.
Es toda una trama perversa que debe ser contrarrestada con la acción popular y
la renovación del compromiso ético con formas eficientes y transparentes de
accionar política.
Promover la desestabilización
política y la alteración de la paz social, violenta el sentido común y el marco
normativo. Tanto la ONU como la OEA tienen en sus cartas la promoción de la paz y la prevención de la violencia como principios. USA y sus socios hacen uso
antojadizo y selectivo de estos dispositivos. Igual sucedes con aspectos tan
importante como los principios de no injerencia en los asuntos internos de otros
Estados, el de autodeterminación de los pueblos y el derecho a defender la soberanía.
Quienes prestan sus
territorios para instalar bases militares y sirven de pivote al injerencismo
yanqui se colocan a espalda de sus pueblos. Se pone del lado equivocado de la historia.
Es tiempo de revisar la historia y la gente joven debe abrir los ojos porque
USA pretende robarle la esperanza y el derecho a vivir en paz. América ha
sabido enfrentar y superar imperios y esta no será la excepción.
Largo e ilegal bloqueo a
Cuba, desestabilizan a Nicaragua, Agreden a Bolivia, derrocan gobierno en Brasil,
Honduras, Paraguay, Haití y acosan a Venezuela, persiguen, manipulan y
corrompen. La guerra económica y mediática junto al chantaje descarado de
exigir a otros países lo que ellos no cumplen raya en la paranoia
¿Qué hace
falta para que la gente entienda que los EE.UU son la peor amenaza para la paz
mundial?¿No bastan las muestras de
Oriente Medio y África, si es que no recuerdan la larga lista de agresiones del
USA en América Latina y El Caribe?
Es tiempo de que los maestros
y maestras, especialmente los de las Ciencias Sociales, en Latinoamérica y El
Caribe, asuman su rol de explicar la historia política de la región a la luz de
los hechos. Más de un siglo de agresiones debieran ser suficientes para
entender las “intenciones de USA” para con América y El Caribe. El relato
histórico muestra la saña con que el imperialismo ha impuesto su política a la
región. Con puro garrote y un poco de zanahoria han condicionado a la gente para que valide sus políticas y es tiempo de superar el conformismo y la indiferencia.
Desde el Destino Manifiesto
pasando por la Doctrina Monrroe hasta llegar a la Doctrina de Seguridad Nacional
USA América y el Mundo han pagado un alto precio por las migajas que
reciben del imperio yanqui y sus socios. Millones de muertos, desaparecidos y
mutilados; decenas países destruidos, cientos de pueblos saqueados y agresiones
y vejámenes de todo tipo.
¿Es ésto lo que queremos para
nuestra América? Es tiempo de reflexión, de crítica y autocrítica. USA debe ver
en la región a su aliada natural y aprovechar sus avances para promover
alianzas ganar-ganar en base a respeto, cooperación y solidaridad. USA debe
tratar de buscar formas productivas y respetuosas para gestionar las relaciones
con otros estados. Nadie les da órdenes a ellos y por tanto, no puede imponer
leyes extraterritoriales.
El intercambio debe ser
natural dado la gran cantidad de latinoamericanos que viven en territorios
norteamericanos y la cadena de relaciones comerciales que entretejen las
relaciones de Estados Unidos con América Latina y El Caribe. Fortalecer y
transparentar esos vínculos debiera ser la base de la política exterior USA, no
la injerencia, la agresión, el chantaje y la conspiración contra gobiernos
legal y legitimado con el voto popular.
Tras el derribo de las Torres
Gemelas, el 11 de septiembre del 2001, las estrategia ha tomado un giro pero
sobre el mismo eje injerencista y agresivo. Ya no es el comunismo o el
narcotráfico; ahora recurren a la lucha contra el terrorismo para justificar
sus acciones injerencistas. Bajo esa lógica corrompen la institucionalidad
política, pervierten y manipulan al empresariado, adoctrinan y corrompen las
instituciones armadas, debilitan las entidades financieras públicas, cooptan
las organizaciones sociales y medios de comunicación. El objetivo es debilitar
para controlar.
Ese es el juego en el que
caen quienes aceptan financiamiento o favores de entidades vinculadas a lo que
John Perkins llama gásteres económicos. En su lógica, el capitalismo funciona
como salvaguarda a los derechos de la gente pero en la práctica es una forma
despiadada de explotación. Unas veces promoviendo el endeudamientos externo que
en República Dominicana supera el 50% del PIB en otros actuando a través de sus agencias. Cuando
una ni la otra funcionan, recurren a los chacales. Usan la tasa del dólar y los
precios del petróleo para manipular a otra economía.
Imaginemos un futuro desde
nosotros y para nosotros, donde USA sea un socio, no un patrón. La
autodeterminación de los pueblos, el respeto a la soberanía y el derecho a vivir en paz deben colocarse
por encima de los intereses de personas, grupos o corporaciones transnacionales.
No es una cuestión de real política, es una cuestión de derecho.
La manipulación, la
injerencia, el saqueo, el acoso constante a los gobiernos que se colocan al
lado del pueblo se ha vuelto normal en los primeros años del siglo que
transcurre. La estrategia de “Golpe Suave” diseñada por Gene Sharp se ha puesto
de moda y ha logrado sembrar violencia social, crisis política, desesperanza e
incertidumbre en toda la región. Ante esta realidad hay que recurrir a la
historia para encarar con la experiencia acumulada las perversas pretensiones del
imperio yanqui.
Ante ese desafío se impone:
Los esfuerzos por crear un proyecto político alternativo que
recoja las enseñanzas de las mejores prácticas de gobiernos progresista,
socialistas o revolucionarios, evitando repetir errores y potenciando los
atributos de un liderazgo comprometido éticamente con la implantación de un
sistema de justicia social que supere el pesimismo y despierten la esperanza.
Trabajar en el diseño de una institución política que
sirva de sustento a un proyecto orientado a crear las condiciones para lograr el
desplazamientos de las fuerzas que han sembrado desesperanza.
Establecer un programa político auténtico
fundamentado teórica e ideológicamente en las doctrinas del socialismo
revolucionario que coloque a la gente en el centro de su accionar.
Fomentar un liderazgo con solvencia moral probada y legitimado socialmente,
comprometido con los principios y valores que sustentan la justicia social.
El Proyecto Político Alternativo debe definir su ruta hacia el
poder, mostrando una clara vocación de servicio y marcada visión de poder. La
cuestión de la toma del poder se define una estrategia específica dependiendo de
los cambios en el contexto político y cultural.
Crear un proyecto político propio que sirva de base al proceso de
formación política, orientado a reforzar las capacidades de la juventud para
tomar decisiones acertadas sobre el futuro que se construye.
Desarrollar una estructura política flexible donde se pueda integrar a todos los sectores que requieren orientación y formación para desarrollar sus habilidades y fortalecer sus capacidades.
Desarrollar una estructura política flexible donde se pueda integrar a todos los sectores que requieren orientación y formación para desarrollar sus habilidades y fortalecer sus capacidades.
Generar un cuerpo doctrinario centrado en el compromiso ético y la
justicia social para avanzar en la construcción de una nueva cultura política,
donde la democracia socialista sirva de base para la actuación del liderazgo
emergente.
De igual forma se deben potenciar la incorporación de sectores
sociales y sujetos políticos que apuesten a la transformación de la
sociedad y potenciando sus capacidades para concretar los sueños de justicia
social.
Esto debe complementarse con una estrategia de vinculaciones efectivas
con sectores sociales vinculados al quehacer político.
Superar el analfabetismo político como forma de avanzar en el proceso de
descolonización mental para generar las capacidades que permitan a la gente
asumir un enfoque crítico reflexivo para abordar la realidad cotidiana y trasformar la sociedad.
¡Levantemos la frente para exigir respeto y reciprocidad!
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