“La Universidad
Autónoma de Santo Domingo es una institución de educación superior, que a pesar
de ser la Primada de América, cuenta con más prestigio que recursos económicos
para hacer valer su bien ganado nombre”. FDC/2017.
La Universidad Autónoma de
Santo Domingo, UASD, es la academia más vieja y democrática del nuevo mundo.
Fundada en 1538, mediante Bula Papal In Apostolatus culmine ha sido, es y será un centro de vida
espiritual y un espacio abierto, democrático y público para el cultivo de saberes
y producción de conocimientos.
Es un patrimonio del pueblo
dominicano, fruto de largas luchas, que va rumbo a 500 años, en cuyo seno se han forjado los sueños de
miles de hombres y mujeres que han dado grandes beneficios al país. De ahí la
obligación de defenderlo, cuidarlo y amarla críticamente. Ser uasdiano es un
gran mérito, tanto como ser dominicano o dominicana. Es un sentimiento que
compromete moralmente e inspira respeto.
Es la primera opción y a veces la única, cuando
dominicanos y dominicanas buscan espacio para llevar a sus hijos e hijas a
cultivarse intelectual, científica y socialmente. En sus aulas, la UASD, acoge
a quienes optan por desarrollar sus capacidades en un ambiente crítico y
creativo. Es una escuela de liderazgo integral, donde la juventud dominicana se
forma y forja los principios y valores que le regirán en el futuro.
Tanto en su misión como en su
visión se recogen los aspectos fundamentales sobre los que deben regirse todos
los miembros de la familia uasdiana. Tiene principios claramente establecido y
acciona en base a 3 ejes básicos: la docencia, la
investigación y la extensión. Articulada así, los planes estratégicos y las
prácticas gerenciales deben colocar al estudiantado en el centro de su
accionar, ya que es el componente esencial y la razón de ser de la UASD.
Muchas veces se asume que la
UASD, es una universidad para pobres y eso es una vulgar falacia, asociada a
prejuicios y complejos de superioridad de las clases dominante. La Primada de
América es abierta y ella acuden quienes saben diferenciar una empresa de un
centro educativo comprometido con la justicia social, con la igualdad, la
equidad, lo tolerancia y el fomento del pensamiento crítico.
Ese perfil de institución
pública, autónoma y democrática hace que la UASD choque con intereses creados o
pretensiones encubiertas de grupos interesados en dañar o menguar la imagen
bien ganada de la universidad estatal. Eso obliga a las autoridades que dirigen
o gestionan la academia a mantener activa una línea de defensa que se refuerza
con los innegables resultados que se exhiben en cada graduación, sea ésta de
grado o de posgrado.
La
Universidad Autónoma de Santo Domingo es una institución de educación superior,
que a pesar de ser la Primada de América, cuenta con más prestigio y
legitimidad que recursos para hacer valer su buen nombre. Eso
debiera llenar de orgullo, no sólo al gobierno y al país; sino también, a la
familia uasdiana, integrada por centenares de egresados y estudiantes; miles de
docentes, activos, jubilados y pensionados, así como miles de servidores
públicos aportan a la sociedad desde la Primada de América.
Cabe recordar, que la UASD, es
una red compleja compuesta por una sede central y 18 entidades menores,
categorizadas como recintos, centros y subcentros diseminados por todo el país.
Tiene una estructura de gobierno centralizado pero con direcciones en cada una
de las entidades antes mencionadas. Esto la acerca a un modelo de gestión
desconcentrado y en algunos casos, delegado. Esto solo para dejar en
perspectiva, la complejidad gerencial.
Recientemente, "el rector destacó entre los aportes de la UASD a la sociedad dominicana la
entrega al mercado laboral de más de 100 mil graduandos desde el año 1961; más
de 12,000 egresados por año, en el grado y postgrado. De 2014 al 2016 se han
graduado unos 6,700 especialistas. Solo en el 2016 fueron investidos 10,362,
siendo el 75.2 por ciento mujeres y el 24.8% hombres".
Cíclicamente, como es de esperarse
en una institución donde confluyen tantos intereses, surgen reclamos, tensiones
y roces que ponen a prueba los fundamentos institucionales y las capacidades
del liderazgo uasdiano. Hay veces que
se llega a la irracionalidad, se superan los muros de la prudencia y se colocan
en riesgo los intereses de la familia universitaria. Unas veces por incomprensión
de los sectores internos otras por la intransigencia y negativa del gobierno a
darle el presupuesto que requiere la academia para funcionar adecuadamente.
El gobierno alega que hay
dispendio, baja calidad del gasto y falta de transparencia. Esto es reciprocado
por grupos de interés que operan al interno de la UASD. Unos y otros reclaman SANEAMIENTO, mientras que las
autoridades reclamas que se asigne el 5% del Presupuesto Nacional, a pesar de
la Ley 139-01 que rige la educación superior en el país modifica, en esa parte
a la Ley 5778 de Autonomía de la UASD.
Como puede apreciarse, tanto
una consigna como la otra deben ser transformadas en propuestas concretas,
ejecutables y útiles a los procesos de gestión y toma de decisiones. Esto es
válido tanto para el gobierno central como para las autoridades académicas.
Propuestas ha habido, pero su ejecución ha sido baja. De ahí la necesidad de
avanzar en el proceso de fortalecimiento institucional y el saneamiento para
lograr mayor financia cimiento.
Saneamiento, es mayor
transparencia y mejor calidad del gasto. Eso implica, que se deben sanear las
finanzas, reforzar los controles internos, transparentar los procesos de
compras y priorizar las inversiones de los escasos recursos que recibe la
academia. Muchos son los temas y ejes que entran o deben entrar en un proceso
de saneamiento, en el buen sentido de la palabra. Se pueden ver en dos ámbitos:
a nivel interno y a nivel externo.
A lo interno, hay que hablar
de formas para mejorar la calidad del gasto, que implica revisar las áreas
básicas como nóminas, servicios, mantenimiento, seguridad, transporte,
infraestructura, capacitación y plataforma tecnológica. Estos puntos adquieren
una connotación de trascendencia, ya que la UASD tiene sus propios controles y
una estructura de cogobierno donde interactúan representaciones de todos los
sectores que hacen vida en la academia. Es el Consejo Universitario, órgano
responsable de dirigir la UASD y se rige por un Estatuto Orgánico aprobado por
el Cláustro Mayor.
El Consejo Universitario, es
una especie de Poder Ejecutivo, dirigido por el Rector Magnífico y tiene una
dinámica operativa basada en la democracia participativa y el pluralismo. En el
confluyen las fuerzas e intereses que accionan en la Universidad. Legitima y
valida los procesos y decisiones que emanan de los diversos organismos que
conforman las redes de gestión de la entidad.
Visto así, los procesos deben
alinearse y traducirse en programas que serán ejecutados por esas entidades.
Esos programas deben contar con los recursos que garanticen su ejecución y
hagan posible el cumplimiento de las metas y objetivos planteados sin importar
si corresponden a la docencia, a la extensión o la investigación.
Sanear la UASD, implica
también, lograr que la ética y el compromiso sean los rasgos distintivo de la
cultura uasdiana y la transparencia el sello de calidad de las prácticas
gerenciales. Por tanto, ir tras los méritos ganados a lo largo de la historia y aprovechando las
experiencias acumuladas para contrarrestar la malicia y la perversión, es una
senda angosta, que se traduce en vía para alcanzar la anhelada confianza de la
sociedad en la Primada de América.
Evitar que las campañas
internas para la elección de autoridades de la UASD sean financiadas por grupos
externos a cambio de cuotas de poder. La Comisión Electoral de la UASD debe
asumir esa parte para sanear el financiamiento y superar los compromisos que
genera. Los concursos de oposición y el ascenso meritocrático deben imponerse
tal cual manda la normativa.
Se sabe que en cada proceso
electoral de la UASD se generan unas alianzas motivadas muchas veces, no en
acciones programáticas sino más bien; y casi siempre, por intereses ajenos a la
misión y visión. Se sabe que el financiamiento compromete y genera gratitudes
que se traduce en clientelismo y distorsiones que pervierten los procesos de
reclutamiento y selección con base a los criterios científicos de la gestión de
talento humano.
Sanear y cuidar son verbos que
implican acción, que bien gestionada debe impactar positivamente en la calidad
de los procesos de gestión que auspicia la Universidad Autónoma de Santo
Domingo. Trasformar las consignas en propuestas y echar a volar las ideas
transformadoras para que se alimente con el oxígeno de principios éticos y
valores morales que pauten el porvenir y haga del Alma Máter el referente
gerencial que anhela y merece el pueblo dominicano.
Saneamiento, no es una tarea
específica ni es un fin en sí mismo, es un proceso complejo y continuo que debe
llevar al fortalecimiento institucional, la modernización y reforma de la UASD.
Este esfuerzo debe transformar la academia y convertirla no en un reflejo del
desorden que prima en otros espacios, sino en un referente para el resto del
Estado y de la Administración Pública.
Lo anterior no es un sueño, es
una utopía tras la cual deben ir quienes aspiran a vivir en una sociedad con
justicia social, solidaridad, equidad, tolerancia y compromiso cívico. La UASD
es el espacio ideal para cultivo de las capacidades que pongan al país en esa
dirección. De ahí que su accionar deba ser ejemplar, basado siempre en la
necesidad de garantizar el derecho a la educación de quienes escogen sus aulas
para desarrollar y fortalecer sus capacidades intelectuales y científicas.
Crear espacios para la
creciente demanda de aulas y servicios en la Primada de América es un desafío y
una responsabilidad compartida entre sus autoridades y el gobierno central ¿Adónde
irían los egresados del sistema educativo dominicano que no pueden comprar la educación?
Sólo en el Semestre 2017-10 se han inscrito unos 17 mil 500 estudiantes.
Proyectando esta cifra tendremos ideas de la magnitud de lo que viene.
Se habla de que hay un déficit
de 3 mil docentes, de miles de asientos y centenares aulas para descongestionar
lo que hoy tenemos. Imagine usted, cómo garantizamos servicios educativos de
calidad a una juventud que quiere estudiar y no cuenta con los recursos o
simplemente opta por la UASD. Es un reto y el gobierno debe saberlo.
Con un presupuesto anual de
7,128 millones de pesos, es difícil suplir la creciente demanda de servicios
académicos que requiere la sociedad. De ahí que el déficit recurrente supere
los 30 millones de pesos mensuales. Gestionar en esas condiciones es un desafío
para las autoridades y un reto para los docentes. De ahí la vigencia de la
consigna “lo justo para la UASD”.
A pesar de existir un Plan
Decenal de Educación Superior 2008-18, un Pacto Educativo del 2016 y
una Estrategia Nacional de Desarrollo (Ley 1-12), acuerdos, pactos y convenios
internacionales para mejorar la inversión y transformar la educación superior,
en la práctica, la inversión sigue siendo baja y la calidad una materia
pendiente. Para el caso de la UASD, la inversión es menos del 2 % del Presupuesto
Nacional.
La UASD fundamenta sus
reclamos en los postulados de la Ley 5778, del 26 de octubre de 1961, la
Universidad Autónoma de Santo Domingo fue dotada de autonomía funcional,
organizacional y presupuestaria. En el artículo 3 de dicha ley se establece que
el Estado dedicará anualmente para su financiamiento un subsidio que no será
inferior al 5% del presupuesto nacional. En el 2010, se votó la Ley 139-01 que
crea la MESCyT y rige la Educación Superior en el país modificó ligeramente el
porcentaje a entregar pero ni siquiera eso se ejecuta.
Conscientes, de la realidad
antes descrita y movidos por la preservación de ese patrimonio, la familia
uasdiana asume el compromiso ético de avanzar en el proceso de saneamiento y
para ello cuenta con el apoyo de amplios sectores de la vida nacional que aman
y respetan a la Primada de América. Acceder a la educación pública de calidad
es un derecho y un deber del Estado garantizarlo.
No será fácil romper el cerco
que le han impuesto pero con inteligencia, disposición, compromiso, cooperación,
colaboración, participación y buena voluntad los uasdianos y uasdianas se
empeñan en superar los escollos y colocarse a la altura de las expectativas de
la sociedad dominicana. Sectores académicos, estudiantiles, empleados y
egresados se constituyen en la piedra angular de este proceso y debe ser
entendido así, tanto por las autoridades de la UASD como del gobierno central.
La
familia uasdiana espera que la sensatez y el buen juicio primen en el proceso
de saneamiento que está en marcha pero sobre todo, que se preserven las
conquistas logradas y que imponga el respeto al Estatuto Orgánico y el Código
de Ética que rigen el funcionamiento de la Universidad Autónoma de Santo
Domingo.
Es tiempo de que la UASD
demuestre a la sociedad y al gobierno que sus logros, aun con los magros
recursos que recibe del Presupuesto Nacional se corresponden con prácticas
apegadas a la ética y la transparencia. Saneada administrativamente, fortalecida institucionalmente y con mayor presupuesto; la
familia universitaria sabrá compensar, con creces, a la sociedad, especialmente a quienes
escogen sus aulas para formarse y cultivar sus saberes.
Casi 500 años forjando y cultivando pensamiento
crítico para plantar en la sociedad dominicana las bases de una nueva cultura
cívica, política y gerencial. Siendo la institución más vieja del nuevo mundo
debe ser un referente de orden, organización, calidad y transparencia. Un ejemplo
a seguir por el resto de las instituciones. No puede ser un reflejo de las
debilidades institucionales y los vicios gerenciales. Debe ser, ante todo un
referente.
La UASD avanza a paso firme hacia el V
Centenario (1538-2038) con energías y
esperanzas renovadas; comprometida con su misión, visión y valores, optimista y elevada conciencia de su responsabilidad social. Contra vientos y mareas hacia la consolidación institucional, la eficiencia,
la calidad y la transparencia ¡Mayor presupuesto, mayor transparencia y mayor compromiso ético!
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