Gustavo Petro y Gabriel Boris
llamaron a consulta al embajador israelí en sus respectivos países y
seguramente se unirán otros gobernantes. Ojalá que los demás gobiernos de la
región sigan sus pasos. Es alentador que Latinoamérica asuma la vanguardia de
una "embestida diplomática" contra Israel por el genocidio
perpetrado en Palestina. La arrogancia, la saña, la alevosía el odio, con que
actúa debe ser condenada. La impunidad incentivaría acciones similares. ¡Basta
de tibiezas e indiferencia!
La diplomacia, bien aplicada,
es una arma poderosa contra la impunidad. La ruptura de relaciones y los llamados
a consulta de embajadores de Israel, demuestra que no todos los gobiernos
carecen de dignidad y que están interpretando el anhelo de sus pueblos que
asumen la solidaridad, la paz y el derecho a la vida como principios
fundamentales de la convivencia humana.
Por el momento, algunos
gobiernos progresistas y socialistas han levantado la bandera de la dignidad y emplazado
a Israel a detener la masacre. Los demás están silenciados y la historia los
condenará por complicidad. Indiferencia es complicidad. Hay que esperar que México,
Brasil, Argentina, Cuba, Nicaragua, entre otros se unan cuanto antes a los
esfuerzos de Bolivia, Colombia y Chile. Que se coloquen del lado correcto de la
historia y rompan relaciones con Israel y que sean coherentes: América es zona
de paz.
Imágenes desgarradoras de personas
asesinados por Israel en Palestina inundan medios y redes sociales, pero muchos
gobiernos intentan vender a los halcones sionistas como víctimas sabiendo que
son verdugos. Aislar y sancionar a Israel es ético y políticamente correcto.
Colocarse del lado correcto de la historia, deja ver visos de esperanzas en un
mundo que ha perdido la capacidad de asombro y se ha insensibilizado ante la
barbarie
Israel, que alega defenderse
de los ataques de Hamás y otros grupos de la resistencia palestina, no tardó en
cuestionar a los gobiernos que le ha emplazados y los acusó de apoyar al
terrorismo de Hamás. Chantajear y manipular son acciones empleadas por Israel
para intimidar a quienes no apoyan sus políticas genocidas y expansionistas.
Bolivia hizo lo que deben hacer todos los gobiernos sensatos. Cómplices serán
quienes validen el genocidio sionistas sobre Palestina y el asedio premeditado
contra sus vecinos. Rechazar el genocidio no es apoyar el terrorismo. El mundo
presencia una alevosa masacre en Palestina.
Las atrocidades cometidas por
Benjamín Netanyahu y sus socios compiten con matanzas anteriores. Algunos dicen
que Israel ejecuta un etnocidio, ya que se ha propuesto eliminar un pueblo con
su cultura. Ni sus cómplices estadounidenses ni los genuflexos europeos intentan
pararlos. Son socios y cómplices del exterminio del pueblo palestino. No solo,
los protegen militarmente, sino que los sostienen financieramente. EE. UU es el
real escudo de Israel, no la cúpula de hierro como creen muchos. Sin ese apoyo,
no cometerían los crímenes que cometen. Al contrario, incentivan la masacre a
Palestina y el asedio a países vecinos. Solo los pueblos pueden detener la
locura de sus gobernantes.
Tras los miles de muertos
dejados por los intensos y sistemáticos bombardeos sobre Palestina, el mundo ha
reaccionado contra el genocidio planificado; primero en redes sociales y medios
comprometidos con la paz y la solidaridad; luego los pueblos han desarrollado
intensas y masivas protestas, ahora entra la diplomacia para parar la
bestialidad del sionismo en tierra palestina. Israel ha intentado chantajear,
censurar y desacreditar, pero no han logrado revertir la andanada de críticas y
cuestionamientos a su conducta genocida.
Israel está fuera de control y
actúa bajo el manto protector de EE.UU y sus socios europeos que tienen
intereses no confesos en la región. Crearon un monstruo que no
controlan, más bien los controla a ellos. Que se busque los orígenes de los
principales funcionarios estadounidenses y son tan israelí como el que más. No solo
brindan apoyo económico, han establecido una alianza geoestratégica para
controlar a Medio Oriente. No tienen
límites ni consideración de nada. No cumplen acuerdos ni aceptan pactos. El
mundo debe despertar, antes de que sea tarde.
El gobierno israelí ha
intentado contrarrestar y minimizar las acciones diplomáticas, pero sus
esfuerzos han sido en vano. Sí Netanyahu y a sus matones no los quiere ni su
propio pueblo, bien hacen gobiernos sensatos en romper relaciones diplomáticas
con Israel hasta que cesen la masacre, respeten los derechos humanos y las
normas del Derecho Internacional. La impunidad debe ser sancionada drásticamente
para prevenir conductas semejantes de otros gobiernos.
Estados Unidos, aliado
incondicional de Israel, con serios problemas internos insiste en empaquetar en
una misma envoltura, los apoyos a la guerra otanista contra Rusia en Ucrania y las
acciones genocidas de Israel en Palestina. El pueblo estadounidense debe
levantarse contra quienes toman los impuestos que paga para financiar guerras y
genocidios en otros pueblos. Las guerras son rentables para el Complejo
Industrial Militar, pero no para el pueblo que padece carencias propias de
países del tercer mundo.
El negocio de la guerra y el
juego sucio es doctrina en tierras del Tío Sam. Atascados en Ucrania necesitan
cubrirse y para eso echan manos del fundamentalista Netanyahu. Zelenski,
Netanyahu y sus muchachos juegan para el mismo equipo. La historia del mañana
se escribe hoy. El derecho a vivir en paz y el respeto a la vida son
innegociables, pero el guerrerismo ha impuesto su lógica perversa, criminal y
destructiva.
Las operaciones militares
desarrolladas por sionismo apuntan a la destrucción total. Es cuestionable hablar
de combates, ya que como se sabe, Israel es una potencia militar y tecnológica.
Aun así, la resistencia palestina ha dado muestras de coraje. Claro, para Israel
y Occidente toda acción contraria a sus intereses es tildada de terrorista.
Muchas de las incursiones de
Israel parecen una destrucción controlada. Muelen con bombardeos y entran con
los tanques a moler lo que queda. Pocos se comen el cuento de que el genocidio
en Palestina es contra los "terroristas de Hamás". Para Israel todo
palestino vivo es visto como terrorista, y por tanto un blanco militar.
Bajo la lógica de los halcones
israelíes y sus socios, todo Palestina es objetivo militar y hay que molerlos a
bombazos. Israel comete genocidio que los colocará en el mismo plano que
Hitler, Truman... Asesinar y masacrar a gente indefensa, especialmente a niños,
mujeres, jóvenes y ancianos es genocidio. Son homicidas, infanticidas y
feminicidas, entre otras tipologías delictivas. Tal atrocidad debe ser sancionada
ejemplarmente por la Corte Penal Internacional, pero toca a los pueblos
rechazar el comportamiento del sionismo criminal.
El odio que han
sembrado entre el pueblo palestino e israelí tiene que ser superado,
independientemente de la actitud arrogante y alevosa de las clases gobernantes.
El mundo tiene que reaccionar ante la masacre ejecutada por Netanyahu y sus
matones que vive el pueblo palestino. Israel, pueblo que sufrió en carne propia
el peso del terror, se ha ensañado con Palestina y sus vecinos. Israel apoyado
por Estados Unidos y sus socios hacen impunemente lo que quieren.
Socios de Israel, como Estados Unidos hablan de campañas de odio y antisemitismo para justificar su apoyo al genocidio y confundir a la poblaicón. No es antisemitismo, son protestas contra el genocidio sistemático perpetrado contra el pueblo palestino y muchos de sus vecinos. Israel tiene que trabajar para recomponer su imagen tras haber asesinado a cientos de miles de palestinos, especialmente a niños. No es odio, es solidaridad.
La gente sensata no protesta
en apoyo al terrorismo de Hamás, ni de ningún otro grupo, protesta contra el
genocidio y el terrorismo de Estado de Israel y USA. Protesta contra el odio la
arrogancia y la alevosía de un régimen genocida decidido a aplicar la Solución
Final para Palestina. Que lo diga la Biblia, el Papá, la ONU o quién sea, da
igual, Benjamin Netanyahu y sus socios buscan empujar el proyecto sionista y
convertirse en "patriotas". No cederán a menos que se aíslen y
bloqueen diplomáticamente.
Tal es la bestialidad del
sionismo que han sido capaces de bombardear a caravanas de ambulancias que
trasportaban heridos bajo la coordinación de la Cruz Roja Internacional. Han
asesinado a decenas de periodistas y personal médico. Las imágenes que circulan
en redes sociales y medios de comunicación muestran la magnitud del genocidio.
Allí se utiliza todo tipo de armas y pertrechos para descargar el odio sembrado
por década de adoctrinamiento a unas tropas formadas y asesorado por Estados
Unidos e Inglaterra.
La campaña de exterminio que
ejecuta sionismo israelí en Palestina ha puesto en escena imágenes
perturbadoras. Duele ver a personas molidas por las bombas sionistas. Esas de
niños y niñas masacrados marcarán las próximas generaciones. El
genocidio que presenciamos es propio de otras épocas. La alevosía y arrogancia
con que actúa Israel es insultante. Es tiempo de que el progresismo, el
socialismo, los liberales y hasta los conservadores sensatos unan sus voces
contra el contra los crímenes de lesa humanidad que comete Israel en Palestina.
¡Que la historia le condene!
Cabe preguntarse, tras el
genocidio en Palestina ¿Seguirá Israel siendo el pueblo de Dios? Que aclare el
Papá Francisco y sus purpurados o quiénes tengan algún grado de entendimiento
en asuntos religiosos. Está claro, que, en Tierra Santa, Israel y sus socios
han desatado los demonios. Están exterminando a un pueblo con su cultura. Por
eso, asesinan a mujeres, jóvenes y niños. Por eso destruyen residenciales,
escuelas, hospitales, iglesias y mezquitas.
La acción diplomática exige
que los gobiernos sensatos del mundo, especialmente los de América Latina y El
Caribe. Que lo hagan individualmente como Bolivia, Chile y Colombia o que lo
hagan en bloques. A este esfuerzo deben unirse las organizaciones progresistas
de todo el mundo. Permitir la impunidad es dar patente de corso a quienes hacen
de la guerra y el terrorismo un lucrativo negocio.
Que se escuchen las voces de
los pueblos, los llamados de los gobiernos progresistas y el grito del pueblo
palestino que reclama respeto a la vida, justicia y libertad. Nada justifica la
matanza que presenciamos. Basta de indiferencia, manipulación y chantaje. El
mundo tiene derecho a vivir y lucrar por la paz. Es la única acción
justificada. La guerra mata, destruye, contamina y siembra odios.
¡Si a la paz, no a la guerra!
¡Sí al amor, no al odio!
¡Sí a la vida!
¡NO A LA GUERRA, NO AL TERRORISMO!
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